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¿Tienes que ir al baño? 9 estrategias para no orinar tanto

Te explicamos por qué orinas tan seguido y las maneras de evitarlo.


spinner image Letrero de un baño donde ambas siluetas, de una mujer y un hombre, cruzan sus piernas aguantando su deseo de orinar
PETER DAZELEY / GETTY IMAGES

¿Te pasas todo el día corriendo al baño? ¿O te despiertas varias veces por la noche para orinar? Si vas más de ocho veces al día y más de una vez por la noche, quizá tengas lo que los médicos llaman micción frecuente.

Se trata de un trastorno común entre los adultos mayores, aunque puede afectar a personas de cualquier edad.

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Muchas personas que orinan con frecuencia también tienen una vejiga hiperactiva, un trastorno que produce una necesidad urgente de orinar que surge de repente y es difícil de controlar. Si no llegas al baño con suficiente rapidez, la orina se puede escapar. Según la Urology Care Foundation, hasta el 30% de los hombres y el 40% de las mujeres tienen este problema al menos en ocasiones.

De por sí, orinar con frecuencia no es perjudicial. Sin embargo, puede ser vergonzoso y molesto, sobre todo si esa sensación de urgencia te impide hacer las actividades que te gustan, como emprender viajes largos o hacer senderismo.

Además, si te despiertas con frecuencia para orinar durante la noche, la alteración del ciclo del sueño se ha vinculado a problemas de salud como diabetes, cardiopatías y demencia.

No es una consecuencia normal del envejecimiento

Muchos adultos mayores suponen que orinar continuamente es una parte normal del envejecimiento, pero no es así, señala Elizabeth Braxton, uroginecóloga del Novant Health Pelvic Health Center en Greensboro, Carolina del Norte.

“Sin duda sucede con más frecuencia con el paso de los años, pero no es normal”, explica. Si sientes que orinas con demasiada frecuencia —o si siempre estás pensando en dónde estará el baño más cercano— deberías hablar con tu médico sobre las posibles causas, aconseja Braxton.

La micción frecuente puede ser un síntoma de un trastorno más grave, como diabetes, infección de las vías urinarias, cistitis intersticial o agrandamiento de la próstata. También puede ser un efecto secundario de ciertos medicamentos, sobre todo de los diuréticos. A veces, el simple hecho de cambiar la forma y el momento de tomar los medicamentos puede producir un gran cambio, indica Braxton.

Aunque no exista una enfermedad subyacente que cause el problema de micción frecuente, eso no significa que tengas que vivir de esa manera. Si tomas las siguientes medidas, puedes reducir la necesidad constante de orinar.

1. Bebe agua con prudencia

Si bebes mucho durante el día, reducir la cantidad de agua puede disminuir notablemente la frecuencia de la micción. Muchas personas beben los ocho vasos de agua diarios que se suelen recomendar, pero esa cantidad carece de fundamento científico, según Karyn Eilber, uróloga certificada del Cedars-Sinai Medical Center en Los Ángeles.

“Si una persona corpulenta trabaja al aire libre y suda, es probable que necesite beber más que esa cantidad”, explica Eilber. “Sin embargo, una persona pequeña que se sienta todo el día frente a un escritorio quizá necesite mucho menos que eso. Me paso la mitad del día diciendo a la gente que bebe demasiado líquido”. Ahora bien, si no bebes suficiente, eso también puede provocar más visitas al baño, advierte Aleece Fosnight, médica adjunta certificada y especializada en urología en Aeroflow Urology, cerca de Asheville, Carolina del Norte. “Parece contradictorio, pero la orina está compuesta por productos de desecho, y es muy irritante para el organismo”, explica Fosnight. “Cuanto más concentrada es la orina, mayor es la irritación, y eso provoca la necesidad de ir al baño”.

Entonces, ¿qué cantidad de líquido debes beber? Lo mejor es que te dejes guiar por la sed, pero intenta beber un mínimo de 40 onzas de líquido por día, es decir, alrededor de cinco vasos. El color de la orina debe ser de amarillo pálido a intermedio.

2. Modifica la dieta

Abandonar los alimentos y las bebidas que causan problemas de vejiga puede ayudarte a orinar con menos frecuencia.

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Tal vez la causa más conocida sea el café. En un estudio, los hombres que bebían dos tazas de café al día tuvieron un 72% más de probabilidades de tener problemas de vejiga que incluían micciones frecuentes y escapes de orina. Existen muchos otros estudios que demuestran el mismo vínculo en las mujeres.

Entre otros irritantes conocidos de la vejiga se incluyen el alcohol, la cafeína, los alimentos picantes, los alimentos muy ácidos como los cítricos y el tomate, el chocolate, los edulcorantes artificiales y las bebidas carbonatadas, como el agua de Seltz sin azúcar.

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Los expertos recomiendan abstenerse de todos esos alimentos durante dos semanas y luego volver a incorporarlos a la dieta uno por uno para determinar cuáles son los que provocan los síntomas.

3. Abandona el hábito de ir al baño “por si acaso”

Ir al baño antes de sentir la necesidad de orinar realmente puede aumentar la frecuencia de la micción, señala Braxton.

Este es el motivo: la mayoría de las personas empiezan a sentir la sensación de que la vejiga está llena entre 10 y 15 minutos antes de necesitar realmente ir al baño, explica Fosnight. Si habitualmente vas al baño antes de que aparezca esa sensación, con el tiempo los nervios de la vejiga se adaptan y comienzan a enviar señales al cerebro de que necesitas ir al baño antes de tiempo.

“Cuando la vejiga está llena hasta la mitad, empiezas a tener la misma sensación que solías tener cuando estaba llena hasta tres cuartas partes”, dice. “Ese límite máximo de capacidad se reduce”.

4. Intenta aguantar las ganas de ir al baño

Cómo hacer ejercicios de Kegel

  1. Pueden beneficiar tanto a hombres como a mujeres.
  2. Para identificar los músculos indicados, intenta detener el flujo de orina a mitad de su recorrido.
  3. Puedes hacer ejercicios de Kegel en cualquier lugar, pero al principio puede ser más fácil al estar acostado.
  4. Practica los ejercicios de Kegel con la vejiga vacía.
  5. Para lograr una contracción muscular breve, tensa rápidamente el músculo durante uno o dos segundos y luego relájalo durante uno o dos segundos.
  6. Para lograr una contracción larga, tensa gradualmente el músculo durante tres segundos, y luego relájalo durante tres segundos.
  7. Practica hasta llegar a contraer el músculo durante cinco segundos, y luego relájalo durante otros cinco segundos. Ve aumentando gradualmente hasta llegar a una contracción de diez segundos seguidos y otros diez segundos de reposo.

Para obtener más información, la National Association for Continence tiene una guía paso a paso (en inglés).

Una de las estrategias más eficaces para disminuir la necesidad de orinar continuamente es aguantar el mayor tiempo posible después de sentir ganas por primera vez. (Nota: los expertos sostienen que aguantar las ganas de orinar durante mucho tiempo —cinco horas o más— con frecuencia tampoco es recomendable, ya que puede aumentar el riesgo de contraer una infección de las vías urinarias o incontinencia, o puede ser una indicación de que estás deshidratado).

Sentarte te puede ayudar a contener las ganas de ir al baño, porque ejerce presión sobre el nervio pudendo, que “produce un reflejo que calma la vejiga”, explica Jill Rabin, uroginecóloga y autora de Mind Over Bladder: A Step-By-Step Guide to Achieving Continence.

Contraer los músculos del suelo pélvico (hacer ejercicios de Kegel) también relaja la vejiga y puede facilitar la espera, señala Braxton. “Les digo a mis pacientes que respiren lenta y profundamente, que cierren los ojos, que contraigan los músculos del suelo pélvico y que le digan expresamente a la vejiga que se relaje”, agrega. “No es un método perfecto, pero se observa una mejoría en una de cada dos o tres mujeres que lo hacen”.

Los hombres también pueden hacer ejercicios de Kegel, y hacerlos varias veces al día fortalece el suelo pélvico y ayuda a potenciar la eficacia del movimiento para controlar la necesidad de ir al baño, dice Rabin. Otro beneficio: los ejercicios de Kegel también son un buen método para controlar la incontinencia.

5. Programa un horario para ir al baño

Para lograr un mayor control, considera la posibilidad de probar una terapia conductual llamada “micción programada”.

Para ello, registra la frecuencia con la que vas al baño y luego programa un horario que agregue 10 o 15 minutos al intervalo entre las veces que vayas al baño. De este modo, por ejemplo, si sueles orinar cada 45 minutos, intenta ir cada hora. Cumple el horario, aunque no sientas que tienes que ir. Al cabo de una semana, agrega otros 15 minutos. Sigue aumentando el intervalo hasta que puedas aguantar al menos dos horas entre las visitas al baño.

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6. Prueba la meditación de conciencia plena

Varios estudios pequeños (en inglés) han descubierto que la conciencia plena y la meditación pueden ayudar con la vejiga hiperactiva. En el sistema de salud de la Universidad de Loyola Chicago, por ejemplo, un pequeño grupo de mujeres que escucharon una meditación guiada de 15 minutos dos veces al día durante dos semanas redujeron su número de episodios de incontinencia de 42 por semana a aproximadamente 16.

El Dr. Aaron Michelfelder, presidente del Departamento de Medicina Familiar de Loyola Medicine y el coautor del estudio que hizo la grabación que escuchan los pacientes, dice que primero los guía a través de una serie de ejercicios de relajación y luego les pide que imaginen la conexión física entre la vejiga y el cerebro. “Les digo que visualicen la parte del cerebro que controla que la vejiga volviéndose más y más fuerte”, explica.

7. Acupuntura

La acupuntura puede ayudar a algunos pacientes a minimizar esas visitas urgentes al baño, dice Michelfelder. La acupuntura estimula puntos estratégicos en el cuerpo con agujas superfinas. Las nuevas técnicas también envían una corriente eléctrica a través de las agujas. Un análisis (en inglés) de 15 estudios con 1,395 pacientes, realizada por la revista Cochrane en el 2022, determinó que la acupuntura era un poco más eficaz que los medicamentos para mejorar los síntomas de la vejiga hiperactiva, aunque los investigadores señalaron que se necesitaban más investigaciones de alta calidad. La acupuntura también tuvo menos efectos secundarios en comparación con los medicamentos, según el análisis.  

8. Consume líquidos más temprano en el día

Si vas al baño más de una vez por la noche, intenta minimizar la cantidad de líquido que bebes después de las 6 p.m.

Según los estudios, hasta el 60% de los adultos mayores de 70 años se despiertan dos veces o más durante la noche para orinar. Además de hacerte sentir cansado al día siguiente, despertarse con frecuencia por la noche se ha relacionado con una menor calidad de vida, depresión y un mayor riesgo de caídas.

Tomar un diurético, o una píldora de agua, para la presión arterial alta o una enfermedad cardíaca justo antes de acostarse puede exacerbar el problema, dice Braxton. Ella recomienda preguntarle a tu médico si puedes tomarlo más temprano en el día.

9. Recurre a la intervención médica

Si sigues teniendo problemas con la frecuencia de la micción después de hacer los cambios en el estilo de vida que acabamos de explicar, habla con tu médico sobre las opciones terapéuticas.

Si tienes una vejiga hiperactiva, el médico puede recetarte medicamentos para ayudar a atenuar las ganas de orinar. Otros tratamientos incluyen la estimulación nerviosa, las inyecciones de bótox o, si tu caso es grave, una intervención quirúrgica para implantar un “marcapasos vesical” que puede ayudar a controlar la actividad de la vejiga.

“En definitiva, si orinas demasiado y es un motivo de preocupación, debes acudir al médico”, sugiere Eilber. “Algunas personas consideran que realmente deteriora su calidad de vida. Si te impide hacer lo que deseas, deberías recibir tratamiento”.

Nota de redacción: Este artículo, que originalmente se publicó el 25 de mayo del 2022, se ha actualizado para incluir información nueva. 

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