Aumentan las recetas médicas
Los investigadores y los organismos reguladores llevan décadas preocupados por los riesgos de los medicamentos antipsicóticos para los pacientes con demencia, sobre todo después de que algunos estudios descubrieran que los fármacos antipsicóticos aumentan el riesgo de muerte.
El uso de estos fármacos por personas con demencia se redujo después de que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) emitiera múltiples advertencias de "recuadro negro" —su advertencia de seguridad más estricta— sobre los antipsicóticos debido al mayor riesgo de derrame cerebral y muerte. Pero su uso se incrementó durante la fase inicial de la pandemia de COVID-19 (en inglés), cuando el confinamiento interrumpió las rutinas diarias y muchas personas con demencia, incluidas las que se encontraban en hogares de ancianos, no podían ver a sus seres queridos.
Según un estudio publicado el 24 de abril en JAMA Network Open, el uso de estos fármacos es especialmente elevado en hogares de ancianos situados en vecindarios con altos índices de pobreza donde el personal es escaso. Los hogares ancianos de zonas de bajos ingresos con un número de empleados que cumplía las directrices gubernamentales de dotación de personal no mostraron diferencias significativas en el nivel de uso de antipsicóticos con respecto a las zonas de ingresos más altos. "Abordar las deficiencias de personal, sobre todo en los hogares de ancianos de barrios desfavorecidos, será fundamental para reducir el uso excesivo de los antipsicóticos", afirmó en un comunicado de prensa Jasmine Travers, autora del estudio y profesora adjunta de la Facultad de Enfermería Rory Meyers de la NYU.
Los antipsicóticos aumentan los riesgos para las personas con demencia
- Neumonía: 219%
- Daño renal: 72%
- Coágulos sanguíneos: 62%
- Derrame cerebral: 61%
- Fractura ósea: 43%
- Ataque cardiaco: 28%
- Insuficiencia cardiaca: 27%
Fuente:: The BMJ
Los medicamentos antipsicóticos se diseñaron para personas con esquizofrenia y otras enfermedades mentales graves, pero los médicos pueden recetarlos a personas con demencia "que presentan síntomas conductuales y psicológicos graves que podrían suponer un riesgo para ellos mismos o para los demás", como pacientes agresivos o violentos, o que experimentan alucinaciones o delirios, afirma la Dra. Raya Elfadel Kheirbek, jefa de Gerontología, Geriatría y Medicina Paliativa de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland, quien coescribió un editorial que acompaña al nuevo estudio.
Los pacientes con demencia a veces "se vuelven paranoicos, que es una forma de compensar la falta de información", escribió en un correo electrónico el Dr. Gary Small, director de Psiquiatría del Hackensack University Medical Center. "Si el paciente olvida constantemente dónde pone las cosas, puede empezar a creer que los demás se las roban".
Aunque a veces los antipsicóticos pueden reducir estos síntomas, "deben utilizarse con extrema precaución", afirma Small. "Cuando se usan antipsicóticos, lo mejor es utilizar la dosis mínima durante periodos cortos".
Los médicos deben vigilar de cerca a las personas con demencia que toman antipsicóticos y estar atentos a los síntomas de neumonía, sobre todo en los pacientes de más edad y en quienes fuman o tienen enfermedades respiratorias crónicas, antecedentes de derrame cerebral y problemas para tragar, dijo Kheirbek. Small enumeró otras afecciones subyacentes que impedirían que una persona con demencia tomara antipsicóticos, entre ellas, enfermedades hepáticas o renales, enfermedades cardiovasculares, diabetes, mal de Parkinson, epilepsia y derrame cerebral.
Otras opciones para tratar la agitación
Los médicos deben buscar el origen subyacente de los problemas psicológicos o de conducta de un paciente, escribió en un correo electrónico la Dra. Manisha Parulekar, codirectora del Centro de Pérdida de Memoria y Salud Cerebral del Hackensack University Medical Center. Los cambios de comportamiento en las personas mayores pueden deberse a deshidratación, infección, hospitalización, traslado a una nueva residencia o interacciones farmacológicas. Las personas con demencia corren un mayor riesgo de sufrir alucinaciones y agitación si tienen hambre, sed o dolor; si padecen trastornos del sueño; o si sienten demasiado frío o calor, según demuestra la investigación.
Las personas con demencia tienen menos probabilidades de sentirse agitadas si están en un entorno conocido con familiares y cuidadores de confianza, si tienen un plan de cuidados personalizado y si sus cuidadores reciben apoyo. Cosas sencillas pero importantes como asegurarse de que el paciente lleve sus gafas y audífonos pueden ayudar a prevenir la agitación.
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