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¿La pérdida de audición te hace sentir solo? Consíguete un perro

Una mascota puede disminuir el tan peligroso aislamiento y sus consecuencias.

Mujer madura caminando con su perro

Getty Images

Tener un perro puede reducir el estrés y ayudarte a hacer nuevas amistades.

In English | Uno de los efectos secundarios más peligrosos de la pérdida de audición es el aislamiento. Tienes problemas para escuchar durante las reuniones sociales y, por ende, te quedas en casa. El aislamiento puede llevar a la depresión, y la depresión se relaciona con el deterioro cognitivo. El deterioro cognitivo puede terminar en demencia.

La pérdida de audición no se cura, pero puede tratarse. La manera más directa son los audífonos, pero en ocasiones estos no son suficientes para facilitar la socialización y, por consecuencia, el riesgo de aislamiento, depresión, deterioro cognitivo y demencia sigue presente.

Aquí te presentamos otra manera de tratar la pérdida de audición: ¡Consíguete un perro! No hablo de un perro de servicio —aunque estos pueden ser muy útiles para las personas con pérdida de audición—. Me refiero a una mascota.

Siempre me han gustado las caminatas largas y por años utilizaba los libros narrados para distraerme durante las caminatas de tres o cuatro millas. Escuché de todo desde Moby-Dick y Anna Karenina hasta las novelas de Carl Hiaasen y Elmore Leonard.

Pero luego me quedé sordo. O, mejor dicho, más sordo. Ya no podía escuchar con los auriculares. En ocasiones caminaba con mis amigos, pero luego dejaron de acompañarme por diferentes razones —quizás por la misma sordera—. A menudo iba a caminar solo con mis pensamientos. Eso no es malo. A veces llevaba una libreta por si se me ocurría algo particularmente genial.

Pero pensar —sean geniales o no los pensamientos— no era suficiente para motivarme todos los días. Así que ahora tengo un perro, un cachorro. Al principio salía cuatro, cinco o seis veces a dar caminatas cortas para que el perro hiciera sus necesidades. Cuando creció, volví a mis largas caminatas mañaneras. Todavía tenía bastante tiempo para pensar, pero ahora tenía una razón para continuar y retomar mis tres o cuatro millas. Es muy poco probable que pueda persuadir a mi cachorro energético que regresemos antes de caminar al menos 1.5 millas.

Un cachorro puede provocar conversaciones con extraños y en muy poco tiempo hice nuevas amistades, a quienes en su mayoría conozco por el nombre de sus perros, y hasta tengo un par de conocidos. Para mí es fácil escuchar en lugares abiertos y comencé a tener conversaciones en el parque de los perros, o en ocasiones me detenía en medio de la caminata para charlar. Primero conversábamos acerca de los perros, pero según pasó el tiempo algunos de mis amigos con perros se convirtieron en amistades verdaderas y, luego, hablábamos de todo.

Además, una mascota trae consigo otros beneficios de salud. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, puede ayudar a reducir el colesterol y la presión arterial y —gracias a su amor infinito e incondicional— ayuda a reducir el estrés. Además, los dueños de perros se ejercitan más que los que no tienen perros, y la actividad física ayuda a los adultos mayores que caminan a sus perros a mejorar su movilidad dentro de la casa, según algunos estudios subvencionados por los Institutos Nacionales de la Salud.

Tengo que admitir que extraño escuchar mis libros narrados, pero por otro lado, las caminatas con mi perro me han ayudado a tener mayor conciencia de mis alrededores —de los cerezos en la primavera, las ramas brillantes llenas de nieve en el invierno, las águilas en el cielo, algún mapache escondido en algún hueco de un árbol— y de los sonidos también, incluso las conversaciones.

Un bebé pudiera tener el mismo efecto —todas las personas conversan con las personas con bebés— pero ya tuve los míos y ellos aún no están listos para tener sus propios hijos. Así que, por ahora, disfruto de los beneficios de tener otro tipo de hijo —uno peludo de cuatro patas—.