Vida Sana
Perder el compañero o compañera de la vida es una experiencia devastadora que muchos tendremos que afrontar. Un 40 % de las mujeres y un 13 % de los hombres mayores de 65 años son viudos, según las últimas cifras del censo. Hasta hace poco, existían muy pocas investigaciones sólidas sobre cómo seguimos viviendo cuando muere un ser querido. Pero en la última década, sociólogos y psicólogos han descubierto cinco verdades sorprendentes sobre el luto, gracias al acceso a grandes grupos de viudas y viudos.
1. Oscilamos
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Hace años que venimos oyendo que la aflicción por la pérdida de un ser querido pasa por cinco etapas: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Si fuéramos a diagramar esas etapas, la trayectoria emocional se asemejaría a una enorme W, con dos puntos bajos que representan la ira y la depresión y el punto final, elevado, que representa la aceptación. Pero cuando la psicóloga Toni Bisconti de la University of Akron pidió a mujeres recién enviudadas que llenaran un cuestionario cada día durante tres meses, se observaron inmensas fluctuaciones de un día a otro. Una viuda pudiera sentirse ansiosa y deprimida un día, y alegre y animada al día siguiente. En otras palabras, no superamos la pérdida en etapas, sino que oscilamos rápidamente. Con el tiempo, esas fluctuaciones disminuyen en frecuencia e intensidad hasta que alcanzamos cierto nivel de ajuste emocional.
2. El dolor no es para siempre
Uno de los descubrimientos más importantes de los últimos años es que para la mayoría de nosotros, el duelo es una aflicción intensa pero de duración limitada, no un estado permanente. En un estudio de hombres y mujeres mayores que habían perdido al cónyuge, George A. Bonanno, psicólogo clínico de Teachers College, Columbia University, halló que los síntomas centrales del duelo —ansiedad, depresión, shock, pensamientos insistentes— habían desaparecido seis meses después del fallecimiento para el 50 % de los encuestados. A grupos más pequeños les tomó hasta 18 meses o tres años reanudar el funcionamiento normal. La pérdida es para siempre, pero no así el duelo.
3. La pérdida del cónyuge es más difícil para los hombres
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