Vida Sana
Ken Potts estaba en Honolulú cuando de pronto la gente comenzó a gritar. Luego, escuchó un altavoz que anunciaba a todo volumen que “todo el personal de la Marina debía volver a sus naves”. El muchacho de 20 años encontró un taxi y se dirigió a toda velocidad a su acorazado, el USS Arizona, y se ubicó rápidamente en su puesto de operador de grúa. Eran las primeras horas de la mañana del 7 de diciembre de 1941.
“No sé cómo es el infierno”, recuerda Potts, quien ahora tiene 100 años, “pero diría que esa mañana se aproximó lo más posible”. A medida que el ataque avanzaba, “toda la bahía estaba en llamas. Salía combustible de los barcos que habían sido alcanzados por los torpedos”.
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Unos quince minutos después de iniciado el ataque, un avión japonés dejó caer una gran bomba sobre el Arizona. Los depósitos de combustible y de municiones explotaron, y el gran acorazado se vio envuelto en llamas. “Yo estaba en la popa de la embarcación. Todo fue caos después de eso. Era como si se estuviera incendiando todo el país. Se corrió la voz de que había que abandonar el barco, y los que pudieron saltaron al agua. Era un desastre”.
Potts sobrevivió saltando a la agitada bahía. Fue uno de solo 334 miembros de la tripulación —1,511 en total— que lograron escapar con vida. Entre los fallecidos estaba el mejor amigo de Potts, un hombre de Minnesota llamado Merritt Cameron Helm. Las muertes del Arizona representaron casi la mitad de todos los estadounidenses que perdieron la vida ese día. Potts logró llegar a una lancha que se dirigía a la cercana isla Ford Island. Relata que él y otros sobrevivientes “sacamos a muchos del agua. Todos hacían lo que podían para ayudar”. Después del ataque, a Potts le tocó la dura tarea de retirar los cuerpos de sus compañeros muertos.
En el 2006, volvió a Pearl Harbor y visitó el Arizona Memorial, que se encuentra sobre el acorazado hundido. El monumento se creó en honor a los 2,390 civiles y militares que murieron en el ataque.
“Cuando estás sobre él”, dice, “hay una sensación que no puedo explicar”.
Más de 900 compañeros de Potts están sepultados en el acorazado hundido. Solo hay otro sobreviviente del Arizona, el teniente comandante retirado Louis “Lou” Conter, también de 100 años.
En cuanto a Potts, todavía considera a los cientos de compañeros que murieron en ese terrible día de diciembre “una gran familia”.
Alex Kershaw es un exitoso escritor, autor de varios libros sobre la Segunda Guerra Mundial, entre estos The Liberator, que se convirtió en miniserie de Netflix en el 2020.
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