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Una conversación con George W. Bush

El expresidente habla de su padre, además de Bill Clinton y una cita a ciegas con Tricia Nixon.

George W. Bush y padre George H.W. Bush

Matt Slocum/AP

Entre las lecciones que George W. aprendió de su padre, George H.W. Bush: la vida es para vivirla al máximo.

In English | El ex presidente habla acerca de su libro nuevo, 41: A Portrait of My Father, (41: un retrato de mi padre) y de las lecciones que aprendió de su padre George H.W. Bush, el 41er presidente.

P: Felicitaciones por su libro nuevo. ¿Cómo está su padre?

R: Envejece de manera muy feliz. Su mente está clara y su ingenio intacto. Físicamente no está como quisiera, pues está confinado a una silla de ruedas, pero está conforme.

P: El libro comienza con una imagen de su padre practicando paracaidismo el día que cumplió 90 años en mayo pasado.

R: Quería que las personas captaran desde el principio cómo es el carácter de este hombre. Estuvo a punto de morir y luego se lanza en paracaídas a los 90 años. Dijo que lo haría, y lo hizo.

P: Compara el paracaidismo de su padre luego de dejar el cargo con su afición por la pintura.

R: No hay comparación entre la naturaleza física de lanzarse de un avión y la pintura, pero el ejemplo de mi papá me recordó que hay mucho por ver y hacer, en particular después de haber cerrado un capítulo en tu vida.

P: ¿Cuáles son las lecciones más importantes que aprendió de su padre?

R: Que el amor incondicional es liberador. Que la vida es para vivirla al máximo. Que el fracaso no  impide la victoria.

P: Cuando era presidente no solía recurrir a la asesoría de su padre.

R: Bueno, primero que nada, el mejor bálsamo para este trabajo es el amor, escucharlo decirme, "Te quiero, hijo”. Sé por lo que estás pasando. Resiste. Estás haciendo un buen trabajo". En segundo lugar, me hubiese dicho, "Envía a tus informadores a Houston o a Maine; me pondré al tanto del asunto y luego te doy mi consejo".

P: En el libro usted describe un momento conmovedor mientras visitaba a su padre en el hospital, con Laura y sus hijas, cuando sufría de neumonía y estaba al borde de la muerte.

R: Les dije que lo íbamos a visitar, pero que no quería que papá nos viera llorando. En esta familia lloramos mucho. Así que entramos a la unidad de cuidado intensivo y Jenna y Bárbara estaban acariciando su cabeza cuando él se inclinó hacia Jenna, acarició su vientre y dijo algo así como, "Existe la muerte, pero también está la belleza de la vida".

Y en ese momento Jenna estaba embarazada y era evidente, y todos lloramos. Fue un momento muy dulce, pero también era muy posible que fuera la última vez que lo viéramos.

P: Sobrellevar la muerte y aprender de los contratiempos son temas recurrentes en el libro.

R: Vas a tener contratiempos. La pregunta es, ¿cómo te afectan? En el caso de papá, me parece que lo fortalecieron y lo hicieron más compasivo y gentil. Me parece muy revelador que luego de las elecciones del 92, que sorprendieron mucho a papá, entabló una relación estrecha con el hombre que le ganó. Fue cortés y estaba dispuesto a ayudar a Bill Clinton. Es un ejemplo de humildad inspirador.

P: No esperaba que tuvieran una relación tan estrecha como la que tienen.

R: No, realmente no lo esperaba. A George H.W. Bush lo han subestimado mucho y yo también lo subestimé. Y, por cierto, Bill Clinton fue muy atento con papá.

P: En una ocasión su padre organizó una cita a ciegas entre Tricia Nixon y usted. Parece que no les fue bien.

R: Estoy seguro que desde la perspectiva de ella, no nos fue muy bien. Yo llegué hasta la Casa Blanca en un Gremlin violeta con asientos en tela de vaqueros Levis.

P: En aquel momento le iba muy bien, ¿no?

R: Por supuesto que sí, era presumido y acababa de salir del entrenamiento para pilotos. En aquel tiempo bebía mucho. Fuimos al Alibi Club y todavía recuerdo cuando volqué una copa y todo el vino tinto se esparció por la mesa de roble. Encendí un cigarrillo y ella me dijo, "Preferiría que no fumaras". Y poco después me dijo, "Llévame a casa" y así lo hice. Cuando regresé a la fiesta, uno de los amigos de papá se acercó y me dijo, "¿La conquistaste?" ¡Nada más lejos de la realidad!

P: "41" es un apodo que le ha dado a su padre. ¿Cree que John Quincy Adams le decía "2" a su papá?

R: ¡Muy gracioso! ¡No! No lo creo. Pero te voy a robar la frase.

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