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En el 2000, cuando tenía 55 años, Rod Stewart comenzó a trazar una nueva carrera, esta vez como jardinero paisajista. Un examen de rutina había encontrado un tumor canceroso en su glándula tiroides, lo que requería que un cirujano cortara la garganta dorada de Stewart. La operación puede causar una variedad de trastornos de voz temporales o incluso permanentes, incluyendo ronquera y pérdida total de la voz. "No me dijeron eso antes de la operación", dice Stewart ahora y pone los ojos en blanco. "Solo cuando me desperté".
Después de la intervención quirúrgica, uno de los cantantes más famosos del mundo no podía cantar. Stewart siempre había podido contar con dos cosas: su voz y su cabello rubio puntiagudo. Ahora una de esas cosas estaba en peligro. (La otra, gracias a Dios, estaba bien). Así que consideró seriamente dedicarse a cuidar plantas y árboles. Una actividad no tan gratificante como su primera carrera, pero una buena manera de mantenerse activo.

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Mientras tanto, comenzó a reaprender cómo cantar con mucho esfuerzo. "Primero podía cantar un verso de 'Maggie May'. Luego dos versos. Era aterrador". Tomó nueve meses de rehabilitación, pero finalmente su voz regresó. No todas las voces de canto envejecen con gracia y conservan su potencia, pero Stewart piensa que la operación le ayudó: "Le dio a mi voz una cualidad adicional de calidez".
Esa calidez ha dado a Stewart, ahora de 80 años, una brillante trayectoria musical que incluyó desde el principio periodos como el líder del Jeff Beck Group y los Faces, y culminó en su gloriosa carrera en solitario, que ha generado 33 deslumbrantes sencillos en los primeros 40 puestos del Billboard, entre ellos "Tonight’s the Night", "You’re in My Heart", "Passion", "Hot Legs", "Have I Told You Lately", "The First Cut Is the Deepest", "Forever Young" y el notorio "Da Ya Think I’m Sexy?", que, como escribió en su libro de memorias del 2012, lo convirtió en "El señor de los pantalones de disco".
Stewart creció entre la generación de británicos que veneraban el blues estadounidense, pero también cambió de estilos para explorar a donde lo llevase el viento. A principios de los años 70, sus canciones tenían mandolinas y violines y ayudaron a definir la música que ahora se conoce como "americana". Para finales de los años 70, incluso las cantantes femeninas, notablemente Bonnie Tyler y Kim Carnes, parecían estar canalizando su voz suave. Se aventuró en el rock duro, la música de baile, y a principios de los años 80 utilizó sintetizadores y máquinas de percusión. Desde el 2002 hasta el 2010, tuvo un renacimiento en su carrera con cinco álbumes que cubren a los compositores del gran cancionero estadounidense, como Cole Porter y George Gershwin. Ha vendido más de 100 millones de álbumes en todo el mundo y ha tenido ventas millonarias en seis décadas consecutivas.
Grabó su álbum de estudio número 30, Blood Red Roses, mientras nuevamente recibía tratamiento contra el cáncer, esta vez de próstata. Diagnosticado en el 2016, había mantenido la noticia un secreto de sus hijos, antes de ser declarado libre de cáncer en el 2019. "No quería preocuparlos", dice. "Y ya estoy bien ahora".
La estatua de Stewart en el panteón de vocalistas está asegurada. Rolling Stone lo incluyó en su lista de los 50 mejores cantantes de todos los tiempos. La biblia británica de la música, MOJO, lo colocó en el puesto 51 de su lista y elogió su voz "áspera y dulce". "Sin duda, él tiene la mejor voz en el rock", dijo Elton John a MOJO.
Yo había entrevistado a Stewart antes, en una enorme suite de hotel en Manhattan donde bebimos (y terminamos) una maravillosa botella de vino blanco perfectamente frío en la media tarde. Era afable, sencillo, y admitía fácilmente que no siempre había aprovechado al máximo su talento. "Hubo un mal periodo a mediados de la década de 1980 cuando yo decía: 'Oh, ese es un disco exitoso. No me preocuparé de que sea superficial'", me dijo en aquel entonces. "Pero puedo cantar cualquier cosa y hacer que suene medianamente decente".
Y nunca ha habido una estrella de rock más descaradamente cómoda con el estilo de vida adinerado que Stewart, un verdadero amante del buen vivir ampliamente conocido no solo por su música, sino por su gasto extravagante en automóviles y ropa, por sus múltiples casas y, en el pasado, por hermosas compañeras, a veces en relaciones simultaneas. Él tiene un don para hacer que la fama parezca fácil y siempre ha sido refrescantemente franco sobre su éxito. "Vengo de la nada", dijo una vez. "Entonces, de repente, me encuentro con un montón de mujeres glamorosas. ¿Qué voy a hacer?". Ahora sir Rod (fue nombrado caballero en el 2016) parece estar más ocupado que nunca, con su residencia en Las Vegas, más de 40 espectáculos en vivo programados para este año (incluyendo dos fechas compartiendo escenario con Billy Joel) y, como me reveló en una entrevista relajada en abril, varios álbumes nuevos en proceso.

Aunque el cantante de "Da Ya Think I’m Sexy?" y "Hot Legs" es de hecho un abuelo, también está claro que no ha madurado del todo. Para mantenerse en forma y alimentar su espíritu competitivo, recientemente comenzó a correr carreras de 100 metros en su pista privada. "Lo reduje a 19 segundos aprendiendo cómo impulsarme", explica entusiasmado. "Voy a intentar hacer 17 segundos, que creo que es un récord mundial para alguien de 80 años". No tardas mucho en darte cuenta de que su vida consiste principalmente en diversión, con muy pocas preocupaciones, razón por la cual su esposa, Penny Lancaster, de 54 años, lo ha llamado "mi hijo mayor".
Su hijo Alastair, un imponente modelo de 19 años, uno de los dos hijos que tiene con Lancaster, pasa por la habitación mientras estamos charlando y pregunta por qué su papá no respondió a una llamada reciente. "Sí te escuché gritar", replica el padre Stewart con una sonrisa. Hoy, y con frecuencia, lleva la camiseta verde y blanca del Celtic FC de Glasgow, el equipo de fútbol escocés que adora. Hace una pausa en la entrevista para presumir su opulenta casa de 10 habitaciones —llena de pinturas prerrafaelitas— en 46 acres en Essex, Inglaterra. "Es como el palacio de Buckingham, ¿no?", pregunta él. El encanto se le sale por los poros, al igual que la autocrítica, la sinceridad, la sensación de no tomarse demasiado en serio y algunas expresiones animadas mientras habla de trabajo, familia, amigos y diversión.
Tu familia parece ser el arquetipo de una que no tenía mucho dinero pero era unida y cariñosa.
Éramos una familia de clase trabajadora —todo trabajo y nada de clase—. [Sonríe] Yo era el más joven por 10 años, y me daban mucha atención, además de un chocolate de vez en cuando. No tenía mucho dinero, pero en ese momento no parecía ser un problema.
Tenías 26 años cuando salió "Maggie May" y ya habías tenido varios fracasos antes de eso, en términos de éxito en las listas. ¿Qué te dio la confianza para seguir adelante?
Mi familia, sin duda. Muchos de mis amigos que intentaban entrar en la industria musical tenían padres que decían: "Consigue un trabajo de verdad". Nadie en mi familia dijo eso.
Tenía 19 años cuando convertí la música en mi profesión. Sientes una ardiente ambición en el pecho: Quiero cantar. Era cantar o jugar al fútbol, y no jugaba al fútbol tan bien como podría haberlo hecho, porque ya me estaba enamorando de la música.
Yo era un bohemio, tocando música en las playas de Brighton y cantando bajo la Torre Eiffel en París. Conseguí mi gran oportunidad con Long John Baldry, quien ayudó a traer el blues estadounidense a las islas británicas. Me encontró tocando la armónica en una estación de tren mientras iba de camino a casa, después de haber asistido a su concierto. Dijo que parecía "un montón de trapos con una nariz enorme que sobresale". Me pidió que tocara la armónica en su banda, y yo le dije: "También puedo cantar un poco".
Y lo haces muy bien. ¿El apoyo de tu familia hizo que tu éxito fuera más dulce?
La primera vez que escuché "Maggie May" en la radio, estaba conduciendo en Londres. Di la vuelta y conduje todo el camino hasta la casa de mi mamá y papá para contárselo. Por supuesto, comenzaron a llorar. Ese fue un momento mágico.
Cuando recibí un cheque de $1 millón de Mercury Records, se los mostré. Y los llevé a todos lados conmigo. Llevé a mi papá en el avión Concorde. Y él era escocés, ¿sabes? Entonces, mientras estábamos aterrizando, le pidió la cuenta a la azafata. Mi pobre padre.
¿Qué se necesita, física y mentalmente, para cumplir con la ocupada agenda de presentaciones que tienes?
Muchas mujeres, drogas y vino. [Risas] No, me mantengo muy en forma. Jugué al fútbol toda mi vida; ya no juego tanto porque me reemplazaron la rodilla. Y siempre he tenido un entrenador, el mismo durante 38 años. Tengo una piscina cubierta, un gimnasio enorme, un campo de golf, de todo. Hacemos mucho entrenamiento bajo el agua; el entrenador lanza un ladrillo a la piscina y yo tengo que sumergirme, empujar el ladrillo hasta el final de la piscina y salir a flote. Frank Sinatra una vez me dijo: "Rod, el secreto para ser un gran cantante es tener pulmones poderosos. Haz mucha natación submarina, en la que aguantas la respiración".
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