Rita Zimmer
Fundadora y directora ejecutiva, HousingPlus.
"Dar tiene un doble beneficio. Ayuda a la otra persona, pero también te hace sentir como que ganaste la lotería. Todavía recuerdo cuando el hijo de siete años de una de nuestras inquilinas se me acercó con entusiasmo para compartir su tarjeta de buenas calificaciones".
Creamos y proporcionamos viviendas permanentes en la ciudad de Nueva York para mujeres con un historial de falta de vivienda y sus familias. Casi todas ellas se han enfrentado a infancias difíciles, violencia doméstica y problemas de salud mental, como el trastorno por estrés postraumático después del servicio militar, problemas con la justicia o el abuso de sustancias. Nuestros demás servicios integrales ayudan a las mujeres a valerse por sí mismas y mejorar su vida. En dos décadas, hemos proporcionado un hogar a casi 500 mujeres y sus hijos.
El problema que estoy intentando solucionar
El año pasado, 123,000 residentes de Nueva York durmieron en algún momento en un refugio, y una cantidad desconocida de personas durmió en casa de amigos o en el auto. Si bien la imagen que tienen la mayoría de las personas de una persona sin hogar es la de un hombre mayor, las familias encabezadas por madres solteras, especialmente mujeres de color, constituyen una gran parte de esta población. No tener un hogar afecta todo: es más difícil conseguir empleo o mantenerse sobrio, y los hijos tienen que cambiar de escuela con frecuencia, lo que reduce su aprendizaje. Las 180 unidades de vivienda que ofrecemos en la ciudad, desde estudios hasta apartamentos de cuatro dormitorios, proporcionan ese hogar junto con una comunidad de otras familias a través de nuestras fiestas, talleres y otros programas. Todas nuestras inquilinas tienen ingresos inferiores al nivel federal de pobreza, y el alquiler que les cobramos equivale a solo el 30% de sus ingresos, sean cuales sean. Poder pagar por su propio hogar les da a nuestras inquilinas la dignidad que se merecen.
El momento que despertó mi pasión por este proyecto
Cuando era más joven, tuve mi propia batalla con el abuso de sustancias y recibí un llamado de alerta muy necesario cuando un colega de trabajo dejó un folleto para Alcohólicos Anónimos en mi escritorio. Me inscribí en un programa de tratamiento para mujeres y me salvé gracias a que otras personas tuvieron fe y confianza en que podía lograrlo. Decidí entonces que dedicaría mi vida a ayudar a otros, especialmente a las mujeres, a superar sus propios desafíos.
En la década de 1980, fundé un refugio para mujeres y niños llamado Women in Need, una experiencia que me mostró que, para transformar vidas, se necesita mucho más que un lugar temporal para dormir. En el 2002, creé HousingPlus. La vivienda y los servicios que brindamos proporcionan a las mujeres y a sus familias asistencia concreta y las herramientas para salir adelante. Es importante destacar que al escuchar sus historias e involucrarlas en la toma de decisiones, también se les hace saber que hay alguien que se preocupa por ellas.
Lo que desearía que otras personas supieran
Estas mujeres son buenas personas. Solo necesitan una casa y la oportunidad de alcanzar su potencial. Cuando las mujeres tienen una vivienda segura y asequible, es menos probable que recaigan en el alcohol o las drogas, o que regresen a la cárcel o a una relación abusiva. Además, dado que con mayor frecuencia son las mujeres las que cuidan de sus hijos, cuando no tienen hogar, sus hijos tampoco lo tienen.
Por qué mi estrategia es única
Para nosotros “la vivienda es primero”, porque una vez que alguien tiene un hogar, se pueden resolver todos los demás problemas. Aceptamos a las personas como son, no como queremos que sean, lo que significa que algunas personas no están sobrias ni empleadas cuando les proporcionamos un hogar. Un pequeño número de mujeres sin hogar que participan en nuestro Women’s Community Justice Project tienen problemas con la justicia; nosotros brindamos una alternativa al encarcelamiento.
Además de saber cómo ser buenos arrendadores, hemos creado programas pioneros para abordar las brechas de servicio en la ciudad. Por ejemplo, brindamos servicios de empleo a nuestras inquilinas —desde ayudarlas a conseguir un empleo hasta asistirlas a obtener capacitación y educación—, así como atención clínica, servicios de trauma y gestión de casos para quienes lo necesitan.
Consejos para los que desean marcar la diferencia
Dar tiene un doble beneficio. Ayuda a la otra persona, pero también te hace sentir como que ganaste la lotería. Todavía recuerdo cuando el hijo de siete años de una de nuestras inquilinas se me acercó con entusiasmo para compartir su tarjeta de buenas calificaciones. Verlo tan orgulloso y decirle que creía en él fue un sentimiento fantástico para mí. Él y sus hermanos, que ahora son adultos, están prosperando. Identifica una necesidad en tu comunidad que sea importante para ti y comienza a dar.