14 paradas obligatorias en la carretera Panamericana
De Alaska a Tierra del Fuego, lugares, pueblos y ciudades recomendadas.
por: Ana Carolina González P., AARP
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PHOTO BY: John Coletti/AWL Images/Getty Images
La carretera Panamericana es una red de aproximadamente 30,000 millas de carreteras que une el continente americano, atravesando 14 países, desde Alaska hasta el fin del mundo, en Argentina, lo que la convierte en la carretera más larga del mundo. Si tienes la pasión de recorrer una vasta región en automóvil, esta —sin duda— es la oportunidad para salirse de lo tradicional, pues atraviesa desiertos, ciudades, bosques tropicales, así como distintas formas de vivir. En EE.UU., el gobierno federal considera todas las rutas interestatales como parte de la carretera Panamericana, así es que hay un sinnúmero de paradas que puedes hacer. Estas son algunas paradas recomendadas en diferentes países, de norte a sur.
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Matanuska Scenic Drive, Alaska, EE.UU.
Si bien la carretera Panamericana se inicia muy al norte de Alaska, en Prudhoe Bay —el yacimiento petrolífero más grande de Norteamérica—, es recomendable comenzar el recorrido más al centro del estado, por el paseo panorámico de Matanuska. Tras partir por la autopista 11 (Dalton Highway), hasta la autopista Glenn al sur de Alaska, podrás observar bosques boreales, ríos de agua fresca y abundante vida salvaje. A lo largo de la vía, de 135 millas, hay plataformas de avistamiento con carteles interpretativos. Su mayor atractivo, sin duda, es el enorme glaciar Matanuska. A la altura de la milla 101 encontrarás una confortable zona de campamentos.
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PHOTO BY: Alan Majchrowicz/Getty Images
Dawson City y Tombstone Territorial Park, Yukon, Canada
Tomando la autopista Top of the World Highway, llegarás a Dawson City, famosa por la bonanza de oro que se vivió allí a finales de 1800. Sus conservadas edificaciones —el bar, el banco, la oficina postal— te harán viajar al pasado para darte una idea de la fiebre del oro. A una hora y media, por la North Klondike Highway, llegarás a Tombstone Territorial Park, un parque natural con áreas de senderismo entre paisajes de tundra ártica, donde viven alces, osos grizzly, lobos, y cientos de aves. El invierno es la época ideal para observar la aurora boreal.
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San Blas, México
Ubicado en la costa pacífica mexicana, el pueblo de San Blas es una parada perfecta para recargarse con el calor de sus playas y su gente. El de allí es un turismo sin opulencias, un paraje que llena el alma con sus hoteles pequeños y familiares, sus playas tranquilas y sus exquisitos restaurantes de palma y madera. Entre diciembre y marzo, pueden avistarse ballenas jorobadas que vienen de Canadá en busca de aguas cálidas para tener sus crías. Otro atractivo de esta ciudad histórica es la Contaduría, un antiguo fuerte español.
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Guatemala
Lago Atitlán, Guatemala
Vale la pena que hagas una escala en Guatemala para conocer uno de los lugares más bellos de América Central: el lago Atitlán. Para llegar al lago desde el norte, toma la ruta CA-2, y desde Ciudad de Guatemala, toma la interamericana CA-1. Este hermoso lugar es ideal para descansar y conocer la cultura maya que se vive en pueblos aledaños como Panajachel, Santa Catarina, San Pedro y San Juan de la Laguna. Quienes disfrutan las caminatas y la naturaleza, pueden ascender a los volcanes que rodean el lago: el San Pedro, el Atitlán o el Tolimán.
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El Zonte, El Salvador
Desde el lago Atitlán, parte tomando la CA-2 hacia San Salvador, la capital salvadoreña. De ahí, a solo 45 minutos en el km 53 de la carretera del Litoral, encontrarás El Zonte, un pueblo playero en el que confluyen viajeros en busca de tranquilidad y avezados surfistas en busca de grandes y desafiantes olas. Entre los principales atractivos de este pueblo de aire bohemio, están la desembocadura de su río en el mar, y su oferta de restaurantes con platos típicos como las pupusas o la sopa de mariscada.
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Choluteca, Honduras
Siendo la cuarta ciudad más grande del país, Choluteca es un lugar encantador de clima cálido, por lo que vale la pena detenerse en él unos días. Para llegar desde El Salvador, toma la Ruta CA-2 y luego la CA-1. El alma de Choluteca es su parque central, bordeado por construcciones históricas, como la catedral de 1785 y las casas coloniales mejor conservadas de Honduras. Un lugar ideal para dar paseos a pie y tomar fotografías de sus jardines y arquitectura. Si quieres un poco más de sol y brisa, escápate a la playa de Cedeño, también de fácil acceso desde la Panamericana.
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Popoyo, Nicaragua
Retomando la Panamericana llegarás a Popoyo, un pueblo colorido y tranquilo con playas desiertas, caminos para andar a caballo y calles por las que circulan tanto automóviles como ganado. A una hora al oeste de la Panamericana, se llega a este lugar que parece vivir en el pasado: su belleza natural está intacta, sus habitantes mantienen las tradiciones de sus antepasados, todo transcurre a ritmo lento y los turistas son siempre bien recibidos. Entre julio y diciembre es recomendable visitar la playa Chacocente, 35 minutos al norte, para apreciar las tortugas marinas que llegan a desovar.
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Guanacaste, Costa Rica
Provincia de Guanacaste, Costa Rica
Guanacaste ofrece toda una experiencia ecológica que rompe con la monotonía de horas y horas al volante sobre la CA-1. En esta región, al noroeste de Costa Rica, es posible escuchar sonidos de fondo de cocodrilos, iguanas, tucanes, loros, y monos congo. En Guanacaste están algunas de las playas más visitadas de Costa Rica, como Playa Nubes, una playa virgen de suave oleaje ideal para bañarse, bucear y acampar. Allí también puede hacerse canopy, y vivir esa experiencia increíble de “volar” entre las copas de los árboles.
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Yaviza, Panamá
Esta es casi una parada obligada para quienes están decididos a recorrer la carretera Panamericana de norte a sur, pues en este punto encontrarán el Tapón del Darién, donde termina la carretera y aparece una densa selva que deja atrás toda huella de civilización. Antes, es necesario enviar el automóvil por barco a Cartagena, Colombia, para luego retomar la Panamericana. A Yaviza, un pueblo de 4,000 habitantes, se llega en lanchas de motor que serpentean ríos y canales. El mayor atractivo es el exuberante Parque Nacional del Darién, la reserva natural más grande de Panamá.
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Popayán, Colombia
Esta es una de las ciudades más antiguas de Colombia y goza de atractivo colonial, religioso y cultural. Para llegar, toma la Panamericana hacia el sur desde la ciudad de Cali. Su casco antiguo está lleno de casas blancas, calles adoquinadas y patios florecidos, además de numerosas iglesias, herencia de las comunidades de jesuitas, dominicanos, franciscanos y carmelitas. Sus procesiones de Semana Santa fueron declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2009. No retomes tu camino sin haber comido tamales de pipián y sancocho de plátano.
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Quito, Ecuador
Para llegar a Quito, deja la carretera 25 en Colombia y toma la 35 en Ecuador. Esta ciudad colonial de Ecuador, enmarcada entre los volcanes Cotopaxi, Cotacachi y Pichincha, fue construida sobre las ruinas de una ciudad inca, y su centro histórico es uno de los que están mejor conservados de Latinoamérica. La arquitectura barroca del monasterio de San Francisco es deslumbrante, como también el Museo Guayasamin y La Capilla del Hombre; en los alrededores de Quito, vale la pena visitar el Parque Nacional Cotopaxi, el Mercado Indígena de Otavalo y las aguas termales de Papallacta.
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PHOTO BY: Istvan Kadar Photography/Getty Images
Paracas, Perú
En lengua quechua, paracas significa “lluvia de arena”. Aquí, a donde llegas retomando la Panamericana 1N hasta Lima, y desde allí la 1S, los vientos alcanzan velocidades de hasta 19 millas por hora, levantando por los aires las arenas de sus playas y desérticos territorios. La bahía de Paracas constituye una reserva donde pueden apreciarse aves migratorias como pingüinos Humboldt y pelícanos. Después de recorrer toda la costa peruana hacia el sur, este es uno de los puntos más recomendados para descansar y disfrutar la deliciosa comida del Perú. Su clima promedio es de 71ºF, y está a cuatro horas en auto desde Lima.
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San Pedro de Atacama, Chile
Partiendo desde Arica, Perú, por la carretera Panamericana, ruta 5 hacia el sur y tomando luego las rutas 24 y 23, se llega a uno de los parajes más mágicos de Suramérica: San Pedro de Atacama. El suyo es uno de los cielos más limpios del mundo e ideal para apreciar las estrellas de noche. La calle Caracoles es su colorido epicentro de restaurantes, hoteles y turismo. En el inmenso desierto de Atacama, hay que visitar el Valle de Marte, donde la naturaleza sorprende con sus increíbles esculturas de arena rojiza.
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Ushuaia, Argentina
Tras recorrer 29,825 millas desde Alaska, la carretera Panamericana termina en Ushuaia, en la provincia Tierra del Fuego, Argentina. Conocido como “fin del mundo”, es el pueblo más austral del planeta, donde confluyen bosques, montañas, glaciares y mar; un paisaje que —desde el canal de Beagle o desde un crucero— parece una pintura. Para los amantes de la naturaleza, el plan es subir al glaciar Martial, y para los amantes de la historia, está el Museo Marítimo, antiguo presidio al que llevaban a los presos con la idea de habitar este lugar, donde nadie quería vivir.
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