Vida Sana

Existe una epidemia silenciosa de drogadicción que está recién siendo conocida por la opinión pública norteamericana. Es una epidemia que está afectando a personas de todas las edades, incluyendo a los adultos mayores. El presidente Barack Obama habló sobre ella en los primeros minutos de su último discurso sobre el Estado de la Unión. Es una epidemia que en muchos casos ha sido desencadenada por miles y miles de bien intencionadas recetas médicas hechas por doctores. Nos estamos refiriendo a la epidemia de adicción a la heroína y a los analgésicos vendidos con receta médica conocidos como opiáceos.
El opio y los opiáceos

Membresía de AARP: $12 por tu primer año cuando te inscribes en la renovación automática.
Obtén acceso inmediato a productos exclusivos para socios y cientos de descuentos, una segunda membresía gratis y una suscripción a AARP The Magazine.
Únete a AARP
Tanto el opio en su forma bruta, como los opiáceos naturales, han sido usados desde tiempos inmemoriales como los más potentes medicamentos contra el dolor, siendo los principales la morfina y la codeína. A comienzos del siglo pasado se fabricaron derivados de los opiáceos, entre ellos la heroína, la oxicodona, la metadona y el fentanilo.
Estoy seguro que has escuchado alguno de esos nombres. Es probable, por ejemplo, que algún familiar o amigo con cáncer terminal haya recibido morfina para aliviar el severo dolor que provoca la enfermedad. Es probable también que tú hayas tomado alguno de esos analgésicos, tales como oxicodona o codeína. El asunto es que tanto el opio puro como los derivados naturales y sintéticos tienen un enorme poder adictivo.
Cómo nos afectan
También te puede interesar