La vida después del cuidado: Miguel Fernández
Durante años, el cuidado de su madre fue su mayor prioridad, pero ahora este estilista de celebridades está decidido a reconstruir su carrera.
Miguel Fernández, conocido como “Migue”, tenía una exitosa carrera como gurú del glamur para celebridades de primera categoría. Los créditos profesionales de este inmigrante cubano incluyen cientos de videos musicales, cadenas de televisión, telenovelas, portadas de álbumes y desfiles de moda. El equipo de Jennifer Lopez lo había seleccionado para formar parte de su séquito durante las presentaciones de la artista en Las Vegas en el 2016.
Pero en el 2014, Migue — reconocido estilista top de las celebridades—prácticamente desapareció del ojo público, lo que dejó a muchos en la industria especulando que su carrera había terminado.
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La madre de Migue, Juana María Delgado, estaba luchando contra la enfermedad de Parkinson y había llegado a un punto en el que necesitaba cuidados a tiempo completo. Migue decidió dedicarse a cuidarla; aceptaba a pocos clientes —aquellos que podían llegar a su hogar— para permanecer algo conectado con la industria y tener al menos algunos ingresos.
Miguel Fernández, que tenía una exitosa carrera como estilista de celebridades, estuvo al lado de su madre hasta que falleció en el 2019.
El regreso
Hoy en día, Migue, de 58 años, está reconstruyendo su carrera.
Está ocupado con clientes que acuden a su estación de trabajo en el Peace Love Hair Salon de sus dos amigas en Miami, donde regresó a trabajar en el 2019. Contribuye artículos a People en español con regularidad, y la revista ha publicado varios artículos sobre él. Y está trabajando en una autobiografía.
“Muchas personas no sabían si regresaría a la vida que tenía”, dice, y agrega que ha sido un camino metódico para volver al radar de la industria de belleza y entretenimiento que lo había colocado en un pedestal hacía apenas varios años. “Tengo trabajo todos los días, cada hora. Pasé por la pandemia y no me faltó el empleo, lo que es una bendición. Por ser, en realidad, tan poco tiempo, me he recuperado bien profesionalmente”, dice de los últimos dos años.
Antes de que la enfermedad de Parkinson de su madre alcanzara un punto crítico en el 2014, Migue pudo continuar trabajando mientras los cuidadores profesionales la atendían. En un momento dado se mudó con su madre a un centro de cuidados a largo plazo que estaba al frente del salón donde era dueño.
“Ella siempre estaba arreglada; su cabello siempre estaba peinado. Era como Marilyn Monroe, siempre era muy hermosa. Incluso a medida que se deterioraba, le prometí que cada vez que se mirara en el espejo, se vería maravillosa”.
Pero una combinación de factores dificultó que Migue continuara con las responsabilidades de su trabajo y del cuidado de su madre. Descubrió que su madre tenía úlceras por estar en la cama, y él empezó a desconfiar de dejarla en manos de otros. La salud de su madre estaba empeorando hasta el punto de necesitar cuidados constantes.
“Tres años después de que ella empezó a enfermarse, no pude mantener un horario de trabajo”, dice Migue. “Me dediqué el 100% a su cuidado”.
Migue se centró en nutrir el espíritu de su madre tanto como en cuidar su salud física y mental. Muchos artistas venían a visitar a su madre a su casa y algunos hasta cantaban para ella. Él siempre la maquillaba, la peinaba, la vestía con ropa elegante y luego la ponía frente a un espejo. “Para que siguiera presumiendo hasta el último día de su vida”, dice. “La mayoría de las personas que tienen Parkinson’s siguen siendo lúcidas”.
“Estaba perdiendo el control de su cuerpo, su articulación muscular, pero la llevaba a la playa y a fiestas para que ella no perdiera su ánimo”, recuerda. “Ella siempre estaba arreglada; su cabello siempre estaba peinado. Era como Marilyn Monroe, siempre era muy hermosa. Incluso a medida que se deterioraba, le prometí que cada vez que se mirara en el espejo, se vería maravillosa”.
Migue admite que no todas las puertas se han reabierto desde su regreso profesional. Algunos salones importantes, escépticos de que pudiera atraer a la gran clientela de su apogeo, lo rechazaron cuando se acercó a ellos para volver a trabajar.
Pero se siente afortunado de que sus amigos cercanos se mantuvieran leales, y de que las oportunidades siguen surgiendo cada vez más. Y nunca lamenta haberse alejado de su carrera para cuidar de su madre.
“Si tuviera que hacerlo de nuevo, lo haría. Solo tienes una madre”, dice.