
Mientras Stephanie Zuck estaba sentada en una playa de Hawái, su primer lugar de servicio como cónyuge de un militar, distinguió un marcado contraste entre los árboles del área y los de su estado natal. Los robles de Georgia, con sus profundas raíces, le recordaban los fuertes lazos familiares que había dejado atrás. Los árboles banianos de Hawái, cuyas raíces se extienden por la superficie en busca de alimento, representaban la lucha que ella y muchos otros cónyuges de militares tienen que enfrentar en la búsqueda de un sentido de comunidad y de empleo en medio de los frecuentes cambios de lugar de servicio que conlleva la vida militar.
"Pronto me di cuenta de que era una vida muy transitoria. A menudo había que tomar decisiones y mis planes tenían que ser flexibles", dice Zuck, de 52 años. Su esposo, Jesse, de 54 años, se retiró como teniente coronel después de haber servido en el Ejército durante 25 años, mientras Zuck criaba a sus hijos y se dedicaba al voluntariado en la comunidad militar, donde dirigía estudios bíblicos y grupos de mujeres.

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Aunque el 90% de los cónyuges de militares tienen algún grado universitario, un título de postgrado u otro título profesional, con frecuencia luchan contra el desempleo y el subempleo, según una encuesta del 2019 de la Office of People Analytics (OPA) del Departamento de Defensa.
Cuando las condiciones se lo permitían, Zuck sobresalía en sus estudios, pero muchas veces tenía que abandonarlos por otras prioridades.
"Era una cuestión de dinero, de viajar para ver a la familia y la necesidad de ir para ayudar a cuidar de mi padre", dice. "Fue muy difícil para nosotros desde el punto de vista económico. Así que decidí no terminar la escuela. Me desanimé, pero lo hice a un lado y me dije que tenía otras cosas que hacer. No pasa nada, esto es más importante".
Problemas relacionados con el empleo
Uno de los mayores obstáculos para el empleo que encuentran los cónyuges de militares es la siempre presente posibilidad de traslado. Encontrar un nuevo empleo después de una mudanza puede ser difícil y llevar mucho tiempo.
"Estamos en constante movimiento: me mudé 12 veces en unos 13 años. De modo que no podemos crear esa red que otros tienen cuando se quedan en un lugar", señala Karla Langham, asesora especial de la misión del Servicio de Empleo y Capacitación de Veteranos (VETS) del Departamento de Trabajo (en inglés). "Empieza a ser evidente para el empleador que formas parte de la vida militar. Y con ello vienen las suposiciones que ya se hacen sobre las mujeres: ¿Quién va a cuidar de los niños cuando tu cónyuge se vaya como parte de un destacamento? ¿Cuánto tiempo vas a estar aquí? ¿Vamos a invertir en ti para que te vayas en un año o dos?".
En el 2021, el 21% de los cónyuges de militares en activo estaban desempleados, una tasa casi cuatro veces superior a la tasa de desempleo general. Al mismo tiempo, la inmensa mayoría de los cónyuges de militares son mujeres (90.5%), según estimaciones del Departamento de Defensa.
El 81% de los cónyuges de militares han pasado por un cambio permanente de estación, o PCS, durante el servicio activo de su pareja, y más de un tercio de ellos tardan siete meses o más en encontrar trabajo, según la encuesta de la OPA del 2019.
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