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'Southpaw', la lucha fuera del ring

El melodrama ofrece algunos ‘punches’, pero no un nocaut. Protagonizada por Jake Gyllenhaal, Forest Whitaker y Naomie Harris.

DIRECTOR: Antoine Fuqua
GUIÓN: Kurt Sutter
ELENCO: Jake Gyllenhaal, Forest Whitaker, Naomie Harris, Curtis “50 Cent” Jackson, Oona Laurence, Skylan Brooks, Beau Knapp, Rachel McAdams, Victor Ortiz, Rita Ora, Miguel Gómez, Dominic Colón y Malcolm Mays
DURACIÓN: 123 minutos

“El mejor guerrero es el que se vence a sí mismo” es una máxima del budismo que se trata de expresar nuevamente en cine con el melodrama boxístico Southpaw.  Aunque su director, Antoine Fuqua, trata de combinar los elementos más convencionales del sub-género de acción con excitantes escenas arriba del ring, la verdadera acción se da abajo, en una historia no del todo creíble, pero entretenida, sobre un boxeador vencido por la vida.  

En lugar de la típica historia que comienza con los orígenes humildes del boxeador y va siguiendo las penurias que eventualmente lo llevan a la fama, el argumento de Southpaw comienza cuando Billy Hope (Jake Gyllenhaal) está en la cumbre de carrera. Hope es el campeón invicto de la categoría de peso ligero. Hope es multimillonario; vive en una mansión en Nueva York con su bella esposa, Maureen, (Rachel McAdams) y su hija adolescente, Leila (Oona Laurence). Cuando un incidente fuera del ring con un rival colombiano (Miguel Gomez) se sale de control y una bala acaba con la vida de su adorada Maureen, Hope cae en una espiral autodestructiva. Incapaz de lidiar con la tragedia de esa pérdida irreparable, Hope comienza a tomar y a agredir a sus seres más cercanos. Leila sufre intensamente al ver a su padre tan devastado. Hope se vuelve también irresponsable en su carrera y comienza a perder peleas. Finalmente, ya nadie lo quiere contratar. En poco tiempo, Hope pierde amigos, fortuna y hasta la custodia de su hija. Sin embargo, esto último es lo que ya no puede tolerar. Ver que su hija es puesta en el sistema de orfanatos donde él mismo pasó su dura infancia lo lleva a recapacitar y, para recuperarla, está dispuesto a todo. Sin un centavo y sin todos los “amigos” que lo rodeaban cuando estaba en la cumbre, Hope vuelve a empezar desde abajo, limpiando baños en un gimnasio de tercera categoría. Para su fortuna, el dueño del gimnasio, Tick Willis (Forest Whitaker), es un excelente entrenador que accede a volver a poner a Hope en condiciones de pelear. Tick resulta sobre todo una excelente persona llena de sabiduría que le enseña a Hope el valor de la disciplina y lo ayuda a que recupere el respeto a su profesión.

Forest Whitaker y Jake Gyllenhaal en una escena de la película Southpaw

SCOTT GARFIELD/THE WEINSTEIN COMPANY,SCOTT GARFIELD

Forest Whitaker y Jake Gyllenhaal en una escena de 'Southpaw'.

Fuqua es un director afroamericano cuyas películas más reconocidas han sido cintas policíacas con Denzel Washington como protagonista —Training Day, 2001, y The Equalizer, 2014— y que empieza a incursionar en un género diferente. La combinación de cine de acción y melodrama se le sale de las manos ya para el tercer acto. Tanto la repentina caída de Hope como su trayectoria de regreso a la cumbre se sienten forzadas. La actuación de Gyllenhaal es muy convincente y hace lo que puede por darle el centro moral y de ternura a la relación con su hija, pero las fallas en el guión impiden que esta sea más que un accesorio a la lucha de Hope por volver al cuadrilátero. 

El tema del boxeo en Southpaw que de rigor involucra a un protagonista proveniente de una minoría desventajada atrajo a hispanos y afroamericanos a los cines, dándole a la película un modesto éxito en su semana de estreno. La cinta resultó principalmente atractiva para las audiencias de menores de 30 años de edad, que se vieron atraídas por la presencia de Eminem (a cargo de la banda sonora) y 50 Cent.

Southpaw dista mucho de ser una película como las clásicas del genero de boxeo (Raging Bull, de Martin Scorsese, Million Dollar Baby, de Clint Eastwood ,o The Fighter, de David O. Russell), pero por lo menos en su planteamiento inicial resulta interesante. Es en su desarrollo donde Southpaw pierde la fuerza de sus primeros punches y termina convirtiéndose en una mezcla de los elementos menos afortunados de Rocky, con el sentimentalismo ramplón de The Champ (Franco Zeffirelli, 1979). Si fuera una pelea real, se podría decir que Southpaw queda noqueada en el primer round.

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