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Por qué no debes abrir los ojos debajo del agua

Existen peligros para la salud bajo la superficie de piscinas, lagos y océanos.


spinner image Un mujer nadando por debajo del agua
SDOMINICK / GETTY IMAGES

| Es la temporada de salir al sol: toma una toalla playera, ponte protector solar y ordena una buena bebida con una sombrillita. Pero antes de entrar al agua —ya sea en una piscina, un lago o el océano—, ponte gafas para nadar.

¿No tienes un par? Entonces, deberías mantener los ojos cerrados cuando nades bajo el agua.

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Exponer los ojos a la suciedad que puede haber debajo del agua aumenta el riesgo de una variedad de problemas de salud. Algunos son relativamente benignos: por ejemplo, si mantienes los ojos abiertos en la piscina durante demasiado tiempo, pueden enrojecerse e irritarse. Pero también hay efectos más graves, como un mayor riesgo de infecciones transmitidas por el agua, en especial si usas lentes de contacto bajo el agua (¡no lo hagas!) o si has recibido tratamiento por cataratas.

1. Los lagos, ríos y océanos conllevan riesgos de infecciones

“Si nadas en agua que no está tratada con cloro, como un río o un lago, tienes un mayor riesgo de contraer una infección ocular”, dice Robert C. Layman, optometrista de Ohio y presidente de la American Optometric Association.

Signos de una infección ocular

¿Te preocupan los ojos en el agua? Estos son los síntomas típicos de una infección ocular:

  • Enrojecimiento
  • Dolor
  • Descarga amarillenta o con aspecto mucoso
  • Problemas de visión
  • Sensibilidad a la luz
  • Hinchazón
  • Lagrimeo excesivo
  • Sensación de que hay algo en el ojo

Fuente: Cleveland Clinic

Las bacterias pueden infectar un ojo irritado, lo que lleva a “una infección grave que pone en peligro la vista, comúnmente llamada úlcera corneal”, agrega. Se trata de una llaga abierta en la córnea que puede causar dolor intenso y producir ceguera si no se trata.

Un parásito en particular —llamado Acanthamoeba, que se encuentra en lagos, ríos, pantanos y océanos, pero también puede estar en piscinas y jacuzzis— puede causar estragos en los ojos y un tipo raro pero devastador de infección llamada queratitis por Acanthamoeba, explica Layman.

Es clave detectarla temprano, ya que se puede tratar con medicamentos recetados. Sin embargo, los casos más graves pueden requerir un trasplante de córnea; incluso puede causar ceguera o requerir la extirpación quirúrgica del ojo, agrega Layman. Las personas que usan lentes de contacto son las que tienen mayor riesgo de contraer este tipo de infección.

2. Las piscinas también tienen peligros ocultos

Sin embargo, las piscinas —incluso las que están desinfectadas de manera adecuada— también pueden presentar riesgos para los ojos abiertos. Las sustancias químicas mismas —cloro, bromo— pueden causar irritación y enrojecimiento, además de que no eliminan todos los contaminantes.

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“Ten en cuenta que las personas en las piscinas se frotan más los ojos y eso puede causar abrasiones corneales, lo que puede llevar a infecciones”, agrega Layman.

Es como otras cosas que probablemente deberías evitar: cuanto más te expones a ellas —en este caso, las sustancias químicas y los contaminantes presentes en el agua—, peor te sientes.

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Estas son las cosas con las que debes tener cuidado la próxima vez que vayas a nadar:

Piscinas tratadas con cloro y bromo

Desafortunadamente, las mismas cosas que se agregan a nuestras piscinas, spas y jacuzzis para mantenernos seguros pueden dañarnos los ojos. Aunque matan muchas bacterias, virus y parásitos, el cloro y el bromo pueden dañar los ojos, sobre todo después de largos periodos de exposición y cuando se mezclan con el sudor y las bacterias que se desprenden del cuerpo de los nadadores. Esto crea una sustancia irritante conocida como cloramina, que puede causar el enrojecimiento de los ojos.

“Algunos adultos mayores pueden tener más sensibilidad a las sustancias químicas, en especial si ya presentan la enfermedad del ojo seco”, dice Layman. Y las personas de todas las edades son más propensas a sufrir de ojo seco estos días, porque cuando miramos una pantalla —computadora, televisión, teléfono— parpadeamos menos. Un humidificador puede ayudar a combatir esto. También puedes limitar el tiempo frente a la pantalla o probar la estrategia 20/20/20: cada 20 minutos, aleja la vista de la pantalla durante 20 segundos para mirar algo a 20 pies de distancia, según recomiendan los expertos de Mayo Clinic.

El cloro, “una sustancia química irritante”, puede causar ojos rojos, visión borrosa, sensibilidad a la luz, “una sensación arenosa y ojo seco”, advierte Layman. También puede “alterar la película lagrimal”, que es el revestimiento protector de tres capas que mantiene el ojo húmedo y te ayuda a llorar.

Este daño causado por el cloro suele ser temporal. Lo mismo sucede con el bromo, que también puede causar enrojecimiento y ojos llorosos, sobre todo cuando los niveles de sustancias químicas y de pH de una piscina no están correctamente ajustados.

Y recuerda: los desinfectantes como el cloro y el bromo no matan todos los contaminantes. No pueden protegerte completamente de los virus, las bacterias y los parásitos que pueden enfermarte.

Una piscina es “una experiencia de agua compartida”, como explican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), pero muchas personas no lo ven de esa manera. Es por eso que hay quienes entran al agua cuando no deberían, es decir, cuando están enfermos (con diarrea) o tienen heridas abiertas. Varios objetos externos pueden caer en una piscina y ensuciar el agua: insectos, hojas, pañales, etcétera. La conjuntivitis y los adenovirus pueden aparecer incluso en piscinas desinfectadas adecuadamente.

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Piscinas de agua salada

El agua salada también puede irritar los ojos, pero los efectos normalmente no son tan graves como los que podrías experimentar en una piscina, spa o jacuzzi tratado con cloro o bromo.

“En la mayoría de los casos, una piscina de agua salada no tendrá los mismos efectos perjudiciales que una piscina tradicional con cloro”, dice Layman. (El océano es similar, aunque al igual que con todas las masas de agua, puede haber otros contaminantes).

Si sientes los ojos irritados después de nadar en agua salada, debes enjuagarlos con agua fría o una solución salina estéril (sal suave) lo antes posible y durante al menos 15 minutos, sobre el fregadero o en la ducha, recomienda Layman.

3. Abrir los ojos debajo del agua puede causar desequilibrio y desorientación

Más allá de las infecciones, abrir los ojos bajo el agua puede ser desorientador, en especial cuando estás nadando.

“No estamos acostumbrados a movernos mientras estamos en posición horizontal”, dice Jennifer M. Groh, profesora de Psicología, Neurociencia y Neurobiología en la Facultad de Medicina de Duke University, cuyo trabajo se centra en cómo interactúan la visión y la audición. Y nadar puede ser una experiencia única de desequilibrio, agrega.

“Si has estado nadando con los ojos cerrados y los abres, cambia la orientación de los sensores que usamos para saber que nos estamos moviendo”, explica Groh. “Ese puede ser uno de los motivos por los que resulta un poco desorientador”. Es más, si te entra agua fría en el oído, “sobre todo si ocurre de un solo lado”, podrías sentirte mareado, agrega.

Piensa en cómo tu cabeza está orientada debajo del agua, dice Groh. “¿Cómo sabemos que nos estamos moviendo en el espacio? En parte, es el esfuerzo que estamos haciendo para movernos, y en parte es el sistema vestibular, el sentido del equilibrio, lo que mide la velocidad a la que se mueve efectivamente la cabeza”.

Abrir los ojos y esforzarse para ver puede cambiar un poco esa medición: puede alterar la manera en que sientes que te estás moviendo cuando estás nadando. Esa puede ser una transición complicada.

Las gafas para nadar, por supuesto, pueden cambiar todo eso. Pueden ayudarte a mantener los ojos abiertos todo el tiempo.

Las cataratas y las lentes de contacto requieren cuidados adicionales en el agua

Si usas lentes de contacto o has recibido tratamiento para cataratas recientemente, debes tener mucho cuidado y protegerte los ojos debajo del agua, incluso cuando te duchas.

“Si alguien se ha sometido recientemente a una operación de extirpación de cataratas o a cirugía LASIK, los ojos estarán expuestos y serán muy susceptibles a las bacterias”, advierte Layman, “así que es importante tener cuidado de evitar infecciones al menos dos a cuatro semanas después de la operación”. Debes esperar a que tu oftalmólogo te autorice para cualquier actividad relacionada con el agua, dice.

Las lentes de contacto también pueden hacerte vulnerable: básicamente, nunca debes usarlas debajo del agua. Las sustancias irritantes que causan infecciones pueden quedar atrapadas entre las lentes de contacto y el ojo, lo que podría causar mucho dolor.

“Es muy arriesgado usar lentes de contacto en cualquier entorno acuático”, dice Layman, quien agrega que las lentes desechables diarias son la mejor opción para mantener a raya las infecciones oculares.

Debes desechar las lentes de contacto si están expuestas al agua:

  • Lagos, océanos, estanques y otros: el agua sin tratar puede suponer riesgos graves. Las bacterias y la suciedad pueden adherirse a tus lentes de contacto y causar infecciones.
  • Agua de la piscina: el cloro y el bromo matan muchos contaminantes, pero no todos.
  • Jacuzzis: “El mayor peligro para los usuarios de lentes de contacto”, dice Layman.
  • Saunas: el vapor hace que las bacterias, los virus y los hongos se desplacen por el aire en forma de aerosol.

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