4 de cada 10 beneficiarios de Medicare tuvieron o probablemente tuvieron COVID-19
Las minorías que residían en hogares de ancianos fueron más afectadas el año pasado, según un nuevo informe federal.
In English | Más de 4 de cada 10 beneficiarios de Medicare que residían en hogares de ancianos el año pasado tuvieron o probablemente tuvieron COVID-19, según un amplio estudio publicado el martes por el inspector general del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU. (HHS). Los residentes de grupos minoritarios que tienen Medicare tuvieron una probabilidad significativamente mayor que los residentes blancos que tienen Medicare de haber contraído o probablemente haber contraído el virus.
El estudio, que analizó las reclamaciones de 3.1 millones de beneficiarios de Medicare que en el 2020 residían en centros de cuidados y centros de enfermería especializada destaca el efecto desproporcionado de la pandemia en los adultos mayores del país que residen en hogares de ancianos, donde hasta ahora han fallecido más de 130,000 residentes a causa del virus (enlace en inglés). El estudio reveló que cerca de 763,000 beneficiarios de Medicare que residían en hogares de ancianos recibieron resultados positivos de COVID-19 en el 2020, y es probable que otros 533,000 hayan tenido la enfermedad. En este último grupo se sospechó el contagio de COVID-19, pero no se confirmó con un resultado positivo, principalmente debido a la escasez de pruebas durante los primeros meses de la pandemia.
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En general, el 42% de los beneficiarios tuvieron o probablemente tuvieron COVID-19, según el estudio. “Para contextualizar, se reportó que para fines de diciembre se había infectado cerca del 6% de la población del país”, según los autores, que citan datos del COVID Tracking Project.
“Son cifras realmente desoladoras”, advierte Nancy Harrison, inspectora general regional adjunta del HHS. “Se trata de madres, padres, tías, tíos, seres queridos y amigos, y la devastadora situación a la que se enfrentan realmente exige que examinemos lo que sucedió”.
Medicare es un programa federal de seguro médico que subsidia la atención médica de las personas de 65 años o más, las personas más jóvenes que tienen derecho a recibirlo debido a una discapacidad, y las personas que padecen una enfermedad renal en etapa terminal. Sus beneficiarios constituyen la mayoría de la población de los hogares de ancianos.
El estudio reveló que el índice de mortalidad general entre los beneficiarios de Medicare que residen en hogares de ancianos —que incluye no solo las muertes por COVID-19, sino todas las muertes— aumentó una tercera parte del 2019 al 2020, el año en que comenzó la pandemia en Estados Unidos, lo que representa un salto del 17 al 22.5%. En cada mes del 2020 hubo un índice de mortalidad más alto que el mes correspondiente del año anterior.
“No hay duda de que la pandemia tuvo repercusiones trascendentales para todos los beneficiarios de los hogares de ancianos, más allá de quienes tuvieron o probablemente tuvieron COVID-19”, señala Harrison. Muchos residentes sufrieron y murieron debido a otras causas ajenas a la COVID-19 a consecuencia de las condiciones creadas por la pandemia, lo que constituye “la historia oculta”, advierte.
Las minorías fueron más afectadas
El estudio analizó datos raciales y étnicos de las reclamaciones de Medicare y reveló que el 51% de los beneficiarios afroamericanos que residían en hogares de ancianos en el 2020 tuvieron o probablemente tuvieron COVID-19 a lo largo del año, frente al 41% de los beneficiarios blancos. Entre los beneficiarios hispanos y asiáticos también hubo más casos de COVID-19 confirmados o sospechados que entre los beneficiarios blancos, y al 49% de los hispanos y al 47% de los asiáticos se les diagnosticó la enfermedad.
Los índices de mortalidad de los grupos minoritarios también aumentaron más que los de los beneficiarios blancos. El porcentaje de beneficiarios asiáticos que fallecieron en hogares de ancianos aumentó 10 puntos porcentuales, del 17% en el 2019 al 27% en el 2020. En el caso de los beneficiarios hispanos y los afroamericanos, los índices de mortalidad aumentaron del 15 al 23% entre el 2019 y el 2020, mientras que el índice de mortalidad de los beneficiarios blancos aumentó del 18 al 24%.
Los resultados coinciden con los de otras investigaciones que demuestran que las minorías raciales y étnicas han registrado índices más altos de infección, hospitalización y muerte por COVID-19 en el país en comparación con las personas blancas que residen en hogares de ancianos y en la sociedad en general.
Las personas que reciben tanto Medicare como Medicaid, un seguro del Gobierno para personas de bajos ingresos, tuvieron muchas más probabilidades de contraer COVID-19 que los beneficiarios que solo reciben Medicare. El 56% de los beneficiarios con doble cobertura —que generalmente son más pobres, están más enfermos y pasan más tiempo en hogares de ancianos que otros beneficiarios de Medicare— tuvieron o probablemente tuvieron COVID-19 en el 2020, en comparación con el 29% de los beneficiarios que solo reciben Medicare.
“Nuestro análisis demuestra que la pandemia no afectó a los residentes de hogares de ancianos por igual”, advierte Harrison.
Recopilación de los datos faltantes
En mayo del 2020, el Gobierno federal comenzó a exigir que todos los hogares de ancianos con certificación federal reportaran sus datos semanales sobre la COVID-19 a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Esos datos constituyen el Nursing Home COVID-19 Public File (archivo público de datos de hogares de ancianos con relación a la COVID-19 - enlace en inglés) que publican los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) y que es un recurso fundamental para conocer los efectos de la pandemia en los hogares de ancianos.
Si bien los hogares de ancianos tenían la opción de reportar datos de forma retrospectiva hasta enero del 2020 cuando presentaron sus primeros informes, no tenían obligación de hacerlo. Por lo tanto, el archivo está incompleto. Para ayudar a completar la información, la Oficina del Inspector General del HHS analizó las reclamaciones de Medicare que datan de enero del 2020. La Oficina descubrió que la cantidad de beneficiarios infectados o probablemente infectados en hogares de ancianos aumentó de forma exponencial en la primavera del 2020, y los diagnósticos de COVID-19 confirmada o sospechada aumentaron casi diez veces de marzo a abril. En promedio, en abril se reportaron más de 4,700 casos nuevos por día, frente a los 492 casos diarios reportados en marzo.
Los índices de infección de abril contribuyeron a la muerte de casi 1,000 beneficiarios más por día en abril del 2020, en comparación con el año anterior. Ese mes fallecieron más de 80,000 beneficiarios.
Harrison advierte que los nuevos datos podrían “consolidar y ampliar” el análisis de los CMS sobre lo que realmente sucedió en los hogares de ancianos durante las primeras etapas de la pandemia: “Realmente no es posible entender el verdadero efecto de la pandemia sin incluir abril”.
Emily Paulin colabora con artículos sobre hogares de ancianos, atención médica, y política federal y estatal. Su trabajo también ha aparecido en la publicación australiana sobre estilo de vida Broadsheet.