‘The Lovers’: Doble engaño
Comedia ligera con mensaje profundo.
DIRECTOR: Azazel Jacobs
GUION: Azazel Jacobs
ELENCO: Tracy Letts, Debra Winger, Aidan Gillen, Melora Walters, Tyler Ross y Jessica Sula
DURACIÓN: 94 minutos
The Lovers logra ser original tratando un subgénero de la comedia romántica en el que prácticamente todo se ha dicho: la infidelidad. Desde que existen los celulares, en el cine se han usado como recurso dramático para narrar el momento en el que la pareja descubre la infidelidad viendo el nombre de la persona con quien es engañada. El protagonista de The Lovers utiliza un excelente truco para evitar que eso le ocurra identificando a su amante en el teléfono con el genérico “work”. Y sí que cuesta trabajo mantener una doble vida: ese es el punto central de The Lovers, sobre todo cuando descubrimos que las agonías por las que pasa el marido para que la esposa no se entere, son las mismas que ella sufre para ocultar su propia relación ilícita.
Michael (Tracy Letts) y Mary (Debra Winger), un matrimonio de muchos años, lleva una apasionada vida amorosa… con otras personas. Aunque la pareja en cuestión es de cincuentones, nunca se menciona la edad como parte una crisis de edad media. (En la vida real, de hecho, Winger es diez años mayor que Letts). Por otro lado, los amantes de ambos no son jovencitos a los que se aferren tratando de recuperar su juventud; todos los involucrados son adultos mayores. Es en esto y otras cosas en las que The Lovers toma un camino insospechado para una película del género. Por otra parte, la presión más fuerte para definir la situación viene de los respectivos amantes; tanto Lucy (Melora Walters) como Robert (Aidan Gillen) insisten en que Michael y Mary consoliden su relación con ellos y le digan la verdad a sus cónyuges. Ambos están dispuestos a hacerlo, pero sólo después de la visita programada de su hijo Joel (Tyler Ross), quien está en la universidad.
Ese tiempo límite que secretamente se da la pareja es el escenario principal donde se desenvuelve la historia. El director Azazel Jacobs logra con maestría que la “tregua” entre Michael y Mary esté cargada de angustiosas escenas en las que hasta los menores detalles de la rutinaria existencia que han compartido por décadas, tengan un significado diferente. Cada pequeño acto cotidiano, cada mirada, cada sonrisa adquiere una carga especial sabiendo que nada de lo que se está diciendo y haciendo es real. Ese es el doble engaño al que apunta The Lovers. Además, como público, Jacobs nos hace cómplices del secreto del matrimonio.
Lo que sí es que, a diferencia de Michael y Mary, el sentimiento de culpa y la pena por el sufrimiento que creen van a infligir en el otro, en la audiencia adquiere su dimensión real y se torna en comedia donde nosotros sí vemos el absurdo. Sin necesidad de “escuchar” los pensamientos de la pareja como hace Woody Allen en Annie Hall, el público sabe que los involucrados se podrían ahorrar todos sus extenuantes malabares para ocultar la falta de amor si supieran que en lugar de dolor la revelación solo causaría alivio en el otro.
La historia da otra vuelta de tuerca cuando la noción de que el matrimonio está a punto de terminar, le añade una nueva dimensión a la relación: un toque de riesgo y de lo prohibido que fue quizás desde el principio el fuego que hacía falta para volver a prender la llama de la pasión. Jacobs desdeña los caminos convencionales para conducir la historia, excepto por la inclusión del episodio donde el hijo finalmente se aparece en casa de sus padres con su novia en el fin de semana acordado. Adelantándole que la relación entre sus progenitores es pésima, la novia (y Joel mismo) se sorprende al descubrir que Michael y Mary ahora se tratan como dos tórtolos enamorados. The Lovers pierde solo en esta instancia el difícil equilibrio de comedia ligera que había podido sostener desde el principio, al dejar que se infiltre la moralina y permitir que el hijo se alce como juez implacable de una relación que finalmente no es su papel condenar. Con la llegada de Joel, salen a la luz esas frustraciones personales, esos sueños profesionales no cumplidos, que son también indirectamente culpables de que el matrimonio haya zozobrado.
The Lovers habla del adulterio como un engaño que opera a más de un nivel. Son más de dos personas las que tienen que ver con que una relación llegue a buen puerto. Tal como la presenta Jacobs, el adulterio comienza con esa primera traición a nosotros mismos cuando claudicamos ante nuestros sueños y nos convertimos en personas diferentes a las que le habíamos apostado en un principio. ¿Cómo serle fiel a una pareja cuando hemos dejado de ser fieles a nosotros mismos?
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