Todos de pie ante Frank Langella
Rumores de un premio Óscar para el veterano actor por su rol en la película ‘The Trial of the Chicago 7’.
In English | Es probable que el experimentado actor de cine y teatro Frank Langella reciba una nominación al premio Óscar por su interpretación del controvertido juez Julius Hoffman en The Trial of the Chicago 7 (en inglés), el nuevo drama de Netflix sobre el famoso juicio de los manifestantes en la Convención del Partido Demócrata de 1968, escrita y dirigida por Aaron Sorkin (The West Wing). Langella le cuenta a AARP sobre su rol profusamente malvado y la gran oportunidad que ve para sí mismo como actor maduro y escritor exitoso.
¿Cómo era el juez Julius Hoffman?
Un tipo maravilloso para investigar. He interpretado a varios personajes de la vida real: Nixon en Frost/Nixon, al terrible senador segregacionista Richard Russell en All the Way. Hoffman quería que esos muchachos terminaran en prisión. Era un racista. Es el mayor de los villanos. Por eso, me interesaba mucho que me odiaran en cada escena, que pudieran estar cada vez más enojados e incluso repugnados con el deseo obvio de este hombre de enviarlos a la cárcel.
Para ser justo, los manifestantes acusados —incluidos Abbie Hoffman, Jerry Rubin y Tom Hayden— convirtieron la sala del tribunal del juez en un circo mediático. Se vestían con togas judiciales, tiraban besos al jurado, y los testigos Judy Collins y Country Joe McDonald comenzaron a cantar sus canciones de protesta como testimonio. “¡Nada de cantar!” insistió Hoffman. No eran modelos de decoro.
No, no lo eran, y Hoffman estaba absolutamente decidido a no dejarse engañar por ellos de ninguna manera. Tenía un gran sentido de, “Soy importante y serio”. Y era un hombre muy pequeño.
Como era bajo, calvo y usaba anteojos grandes, los acusados lo llamaban “Mr. Magoo”.
Me gustó sentarme tras el escritorio del juez, porque no sabrías que mido 6 pies y 3 pulgadas. Un hombre al que disfruté mucho explorar.
La escena más escalofriante de la película, y del juicio, fue cuando el juez hizo que el acusado negro Bobby Seale (Yahya Abdul-Mateen II) estuviera atado y amordazado en el tribunal.
No hay duda de que los momentos más poderosos del personaje son aquellos en los que trata de forma atroz a Bobby Seale. Ver que traían a Yahya con una media en la boca en el Estados Unidos de hoy fue impactante, y muy poderoso.
¿Trataba Hoffman de establecer su propio escenario teatral, para igualar el intento de los acusados de hacer del juicio un circo de payasos?
No creo que puedas decirles a los alguaciles del tribunal que lleven a un joven negro al fondo y lo encadenes y amordaces porque tienes un sentido de lo teatral. Lo haces porque eres absolutamente corrupto. Y porque quieres mantenerlo en silencio. “Voy a dar un ejemplo con esto”.
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Datos importantes sobre Frank
Edad: 82
Ciudad natal: Bayonne, Nueva Jersey
Proyecto actual: The Trial of the Chicago 7 (Netflix)
Mayores éxitos: The Americans; Frost/Nixon; Dracula; Lincoln; Good Night, and Good Luck; Masters of the Universe; Captain Fantastic
Premios: Una nominación al premio Óscar (Frost/Nixon), cuatro premios Tony, dos premios Obie, cuatro nominaciones de Screen Actors Guild
Educación: Syracuse University, Lincoln Center Repertory Company
Libros: Memorias Dropped Names: Famous Men and Woman As I Knew Them (2012)
Al principio, Aaron Sorkin no quería que usted usara prótesis, como lo hizo cuando interpretó a Nixon y Russell, ¿correcto?
Él dijo, “No, no te dejaré hacerlo. Pagué por Frank Langella. Quiero a Frank Langella”. Pero finalmente cedió. Y el primer día llegué con la cabeza rapada y un pequeño bulto en mi nariz y anteojos realmente grandes. Es grandioso, particularmente a mi edad, poder transformarte tanto como puedas.
Muchos actores están aterrados de dejarse cambiar la apariencia, pero a usted parece gustarle los cambios.
Si intentas aferrarte a lo que eras, es absurdo, porque tu carrera no será tan interesante. Varios de mis colegas aún tratan de ser aquello que eran cuando los admiraban inicialmente. Y yo creo que es mejor no luchar contra la naturaleza.
¿Hay ventajas para un actor al envejecer?
Sí, las hay. Sé quiénes son tus lectores y te digo esto con total honestidad: esta ha sido la mejor década de mi vida. Porque puede ser que hace 10 o 15 años estuviera aún tratando de aferrarme, pero el cambio, la actitud relajada ante el paso de los años, es mucho más poderosa que la tensión que se crea al tratar de evitarlo. ¿Entiendes lo que quiero decir?
¿Cuál es su consejo para las personas de su edad?
¡Cuánta energía necesita esta gente para inyectarse Botox por su cuenta y hacerse tratamientos en la cara! Un amigo me dijo, “Estoy comenzando a perder mi 'look', voy a ponerme Botox”. Le dije, “Tienes 65 años y quieres aparentar que tienes 50. Hay tantos actores de 50 años con los que vas a tener que competir. Sé el mejor actor de 65 años que puedas ser”.
Usted interpretó por mucho tiempo roles prestigiosos de teatro y rechazó algunas películas que hicieron millonarios a otros actores.
Siempre fui muy, muy exigente y selectivo. Siempre creí que lo que hiciera tenía que ser de calidad todo el tiempo. Y eso es imposible en la vida de un actor. A los 82, las cosas fundamentales de la vida se han vuelto inmensamente importantes. No se trata de si ganas un premio Óscar o un Tony, que es divertido. Pero, si se convierten en tu 'raison d'être', si eso se convierte en tu razón para vivir, entonces no estás viviendo una vida exitosa. Solo acepta el paso de los años. Gian Carlo Menotti dijo: “El infierno comienza el día en que Dios nos da una visión clara de todo lo que podríamos haber logrado, de todo lo que podríamos haber hecho”.
¿Se lamenta de algo?
De todo de lo que hui por miedo. Cuando eres joven, tienes miedo de esto, tienes miedo de aquello. Ahora, lamento haber huido de todas esas cosas de las que alguna vez me escapé. Por eso, estos años son mejores.
¿Tiene planes de jubilarse?
Ninguno. El aislamiento social [por la pandemia] no me molesta de ninguna manera, porque escribo una novela, y luego mis segundas memorias, porque no escribo sobre las personas hasta después de que hayan muerto y muchas más han muerto desde que escribí mis primeras memorias. Todos los días escribo ocho o diez páginas. Mis amigos llaman y me preguntan si alguna vez voy a volver a actuar. Yo siempre digo, “Sí, seguro. ¡Pero búscame alguna otra cosa para hacer!”.