Vida Sana
Uno de los 10 estrenos principales del Festival de Cine de Cannes, presentado del 17 al 28 de mayo, fue Elvis, la muy anticipada película de Baz Luhrmann (enlace en inglés), protagonizada por Austin Butler como el cantante que introdujo el rocanrol y Tom Hanks, de 65 años, como el coronel Tom Parker, su mánager. Parker, quien era holandés y cuyo nombre en la vida real era Andreas van Kuijk, nunca se convirtió en ciudadano de Estados Unidos ni tuvo un pasaporte para poder acompañar a Elvis de gira por el exterior. Por eso, tuvo que idear maneras creativas para llegar al público mundial de Presley. La película se estrenará en las salas de cine el 24 de junio.
Luhrmann, de 59 años, conocido por sus películas vistosas, de ritmo rápido y repletas de música (Moulin Rouge! y The Great Gatsby), nos contó cómo percibió la interacción entre el cantante de copete y el mánager que promocionó al rey del rocanrol y luego le robó la corona.
Como australiano, ¿qué fue lo que te atrajo a la saga de Elvis?
En la década de 1970, durante mi niñez en un pueblito rural [Herons Creek, Nueva Gales del Sur], no muy distinto de Tupelo, en el cine pequeño que manejaba mi familia, la matiné de domingo siempre era una película de Elvis. El famoso enterizo blanco de Elvis sirvió de inspiración para los trajes estilo latino que me cosía mi abuela para los bailes de salón. Siempre me ha fascinado la manera en la que Shakespeare se basaba en una vida y la usaba como lienzo para explorar un tema más amplio; Elvis fue el lienzo perfecto para explorar al Estados Unidos de los años 50, 60 y 70. Él formó parte del foco de la cultura.
¿Cuál fue el dramatismo intrínseco de la relación entre Presley y Parker?
Mi conclusión, como el máximo forastero, es que la relación entre Presley y Parker probablemente fue una verdadera historia de amor. No es que Elvis y Priscilla [su primera esposa] no hayan tenido un gran amor que fue genuino, pero la historia de amor que se eleva magníficamente y que se acerca demasiado al sol y se desploma es la de Elvis y el coronel. Es casi como si hubiera sido un matrimonio codependiente que, si bien fue tóxico y destructivo, no se pudo deshacer.
¿Representas al coronel como villano?
Quizás como el malo de la película; él también fue un genio creativo. Inventó tantas cosas, desde el uso increíblemente intenso de productos con el logo de un músico hasta los conciertos transmitidos vía satélite [Aloha from Hawaii, 1973]. Esa fue una idea brillante, impulsada por supuesto, por la necesidad de que Elvis permaneciera dentro del país.
¿Por qué Tom Hanks tiene un acento mucho más fuerte del que tuvo Parker en la vida real?
Me pareció interesante que Parker se obsesionara con las grabadoras y empezara a grabarse. Pasé muchas horas en Graceland escuchando esos casetes poco conocidos. Su acento cambiaba de forma drástica según la situación en la que estuviera. Él fue una personalidad gigantesca; cuando entraba a un lugar, todos se quedaban callados, y él usaba el sentido del humor para manipular y controlar. Los demás no podían alejarse de la inmensidad de ese personaje. Por eso se me ocurrió que era muy importante que Hanks le presentara al público algo desconocido que lo hiciera preguntarse: “¿Qué está pasando con este tipo?”.
En el avance de la película, Parker le dice a Elvis: “Somos iguales, tú y yo. Somos dos niños raros y solitarios que intentan alcanzar la eternidad”. ¿Así fueron?
Sí. Ambos nacieron con un don, una imaginación prodigiosa y la capacidad de asimilar lo que los rodeaba e inventar. Andreas van Kuijk definitivamente era solitario y raro, y siempre andaba buscando algo. Y sin duda Elvis de niño era solitario y, basado en la forma en que lo trataban los demás niños, raro. Quienquiera que conociera a Elvis sabía que él andaba buscando algo —en sentido espiritual, físico y creativo— y que no dejó de hacerlo hasta el final de su vida.
¿Cuánto de la narración gira en torno a 1968, con los asesinatos de Robert Kennedy y Martin Luther King?
Siempre digo que si el tema de la raza no hubiera existido en Estados Unidos, Elvis tampoco habría aparecido. Debido a que él creció en uno de los pocos hogares blancos en una comunidad negra, tuvo contacto con un grupo de chicos afroamericanos y con su gran amor, la música góspel espiritual. Ubiqué a Sam Bell, un afroamericano que fue amigo de Elvis cuando eran niños. Además, Jerry Schilling [integrante del equipo de acompañantes de Elvis] me contó que habían estado filmando cuando a King le dispararon. Elvis se desplomó, abrazado a su guitarra, meciéndose de un lado al otro. Dijo lo mismo que se cita en la película: “El Dr. King, él siempre decía la verdad”.
1968 también fue el año del concierto “Comeback Special” de Elvis. ¿Por qué fue tan importante ese espectáculo?
Parker hizo un gran esfuerzo para desconectar a Elvis de la música negra, para reinvertarlo como una estrella de cine íntegra. En 1968, el coronel decidió realizar un gran concierto de despedida a Hollywood; en pocas palabras, la idea era convertir a Elvis en una especie de Bing Crosby con un especial de Navidad. Quienes amaban a Elvis expresaron discretamente su preocupación, y él —a su manera tan interna, discreta y típica de Elvis— insistió que el director Steve Binder y sus colegas Bones Howe y el director musical William Goldenberg debían crear el espectáculo. Delante de las narices del coronel, lograron hacer una buena movida subversiva e inventaron el primer concierto “Unplugged” (desconectado o acústico). Fue así como Elvis volvió a presentarse ante el público. Y lo más importante fue que Elvis tuvo la oportunidad de explorar su amor hondo y profundo por la música que más adoraba.
Tus películas muchas veces terminan con una tragedia. ¿Cómo es el desenlace de la historia de Elvis?
Elvis no fue un santo, pero sí una persona profundamente espiritual y creativa. Hacia el final de su vida, Elvis no sabía que su mánager estaba tramando mantenerlo en Las Vegas, en parte porque el coronel era adicto a los juegos de azar. El coronel representaba la monetización, la comercialización, la conversión de Elvis en una marca. Las ventas —el mercadeo, el dinero— predominaron sobre lo nuevo y lo auténtico. Y eso siempre causa tragedias. De hecho, eso fue lo que me hizo comprometerme a hacer esta película.
¿Consideraba el coronel que Elvis era una prolongación de sí mismo?
Elvis encarna de verdad el espíritu de la cultura popular estadounidense. Pero si mencionamos al coronel Tom Parker, nadie sabe quién era. Y es posible que eso fuera lo más doloroso para el coronel. Le preguntaban: “¿Qué porcentaje del dinero de Elvis recibes?”. Y él respondía: “¿Lo que quieres decir es cuánto recibe él del mío?”. Me imagino que desde el punto de vista del coronel, la pregunta debió ser: “¿En qué medida crees que Tom Parker logró que Elvis tuviera éxito?”. No hay respuesta para esa pregunta. Pero no cabe duda de que esos dos niños raros y solitarios que intentaban alcanzar la eternidad y sintieron necesidad de unirse en los años 50, ya sea por bien o por mal, terminaron cambiando la cultura popular y dejando su huella imborrable en la historia.
Alanna Nash es autora de cuatro libros sobre Elvis, entre ellos The Colonel: The Extraordinary Story of Colonel Tom Parker y Elvis Presley (Simon & Schuster), actualizado en el 2022 con un nuevo epílogo.
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