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Por qué la falta de sueño es peor para las mujeres que para los hombres

No se trata solamente de que ellas duermen menos que ellos, su salud también se ve más afectada por dormir mal.


spinner image Una mujer triste y deprimida recostada de un sofá
GREG801 / GETTY IMAGES

Si bien alrededor de la tercera parte de toda la población adulta no duerme tanto como debería, las mujeres parecen sufrir en forma desproporcionada los efectos de la falta de sueño.

Un nuevo estudio (en inglés) en Diabetes Care revela que la insuficiencia crónica de sueño —incluso dormir unas seis horas en vez de las siete a nueve recomendadas— aumenta la resistencia a la insulina y consecuentemente eleva el riesgo de diabetes en mujeres que, por lo demás, gozan de buena salud. Estas conclusiones se suman a investigaciones anteriores que hallaron que las mujeres son más propensas que los hombres a no dormir la cantidad de horas recomendadas, lo cual eleva el riesgo de trastornos que abarcan desde enfermedades cardíacas hasta depresión.

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Para agravar las cosas, la falta de sueño y los efectos negativos para la salud pueden ser incluso más pronunciados en las mujeres que ya han pasado la menopausia, según hallazgos de los investigadores del estudio de Diabetes Care y de una investigación anterior (en inglés) publicada en la revista Hypertension. Ese estudio halló que retrasar la hora de dormir una hora y media y despertarse a la misma hora generó el aumento de la presión arterial. Aquí también el efecto fue más pronunciado en las mujeres posmenopáusicas.

En general, independientemente de la edad y otros factores, “las mujeres tienden a reportar peor calidad del sueño”, dice Marie-Pierre St-Onge, directora del Centro de Excelencia para la Investigación Circadiana y del Sueño en el Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia. St-Onge, que es coautora de los estudios en Diabetes Care y en Hypertension, explica que los cambios hormonales, como los que experimentan las mujeres durante la menopausia, pueden perturbar aún más el sueño. Pero esa es solo una pieza de un rompecabezas complejo. Los expertos todavía no entienden completamente por qué las mujeres tienen una relación más irregular que los hombres con el sueño, aunque estos últimos, por cierto, también tienen problemas considerables para obtener el descanso que necesitan. Una cosa es cierta: la calidad del sueño se deteriora con la edad en ambos sexos.

Comprender la lucha de las mujeres con el sueño

Llegar a la raíz de la falta de descanso o de un problema de sueño emergente no es fácil. Pero los expertos dicen que es fundamental comprender, al menos parcialmente, qué es lo que contribuye a la pérdida de sueño a fin de poder abordar el problema en forma adecuada antes de que empeore y afecte significativamente la salud.

“Cuando no dormimos bien, empeoran literalmente todos los componentes de nuestra vida y nuestra salud”, dice la Dra. Marjorie Soltis, neuróloga y especialista en medicina del sueño en Duke Health en Durham, Carolina del Norte. “Empeora el dolor, empeora la ansiedad, empeora la depresión”, dice, por dar algunos ejemplos.

Soltis agrega que la falta de sueño también hace que los trastornos médicos avancen con mayor rapidez. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) advierten que no dormir lo suficiente favorece o empeora los problemas de salud mental, los trastornos cerebrales y las enfermedades crónicas.

Las investigaciones revelan que las mujeres son más propensas a sufrir de insomnio, y los CDC reportan (en inglés) que, en encuestas sobre la calidad del sueño en los últimos 30 días, el 17% de las mujeres dicen que tienen problemas para dormirse la mayoría de las noches —o todas las noches—, en comparación con casi el 12% de los hombres.

“Creo que hay muchas razones diferentes por las que las mujeres tienden a dormir menos que los hombres”, dice Soltis. “Mucho de eso puede estar relacionado directamente con las hormonas que nos hacen mujer y nos permiten tener hijos y, por supuesto, tener hijos y cuidarlos también tiene un impacto indudable en cuánta falta de sueño experimentan las mujeres”. Con frecuencia, la falta de sueño continúa también más tarde en la vida, dice Soltis, a medida que las mujeres siguen encargándose en forma desproporcionada de los cuidados familiares.

Las mujeres también tienen una propensión levemente mayor a recibir un diagnóstico de depresión o ansiedad, lo que puede contribuir al insomnio y a no dormir lo suficiente, agrega. Por lo general, las mujeres experimentan problemas para dormir durante la perimenopausia y la menopausia, cuando los niveles hormonales se vuelven irregulares y síntomas como los sofocos —que tienden a ser peores durante la noche— y la sudoración nocturna hacen que sea particularmente difícil dormir bien toda la noche.

La relación entre el sueño y la salud mental es compleja, y la forma en que se afectan mutuamente se extiende en ambas direcciones, lo cual complica el diagnóstico. Por eso, en el ámbito de una consulta breve con un médico de atención primaria, es posible que los problemas relacionados con el sueño se pasen por alto. Más específicamente, cuando “las mujeres procuran atención para varios trastornos, los problemas para dormir pueden descartarse como ansiedad o depresión cuando tal vez no sea ese el caso”, dice Soltis. En las situaciones en las que efectivamente existen esos trastornos, también podría pasarse por alto un problema subyacente de sueño que está contribuyendo a la ansiedad o a la depresión.

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Hallar la raíz de las noches en vela

El primer paso para dormir mejor implica tomar los problemas de sueño con seriedad. A pesar de lo común que puede ser dormir poco, los expertos dicen que las mujeres y los hombres con frecuencia no lo consideran para nada un problema de salud.

Pero un problema como la apnea del sueño —un trastorno común del sueño, potencialmente peligroso, en el que la respiración de una persona se detiene y se reanuda muchas veces durante la noche— puede tener consecuencias cardiovasculares graves y elevar la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Si bien es más común en los hombres con sobrepeso, los especialistas del sueño subrayan que el trastorno afecta también a las mujeres y a personas de todas formas y tamaños.

En el caso de problemas persistentes para dormir, es importante consultar a un profesional de la salud que pueda brindar ayuda.

“Comenzar con el médico de atención primaria está bien, pero no quiero que los pacientes pasen [directamente] a los medicamentos”, dice la Dra. Safia Khan, especialista en medicina del sueño, directora de programa del Sleep Medicine Fellowship Program en UT Southwestern en Dallas y coeditora de A Clinical Casebook of Sleep Disorders in Women. “Si eso es lo que ofrece el médico de atención primaria, el paciente debería solicitar la derivación a un especialista en sueño”.

Khan dice que los médicos de atención primaria son perfectamente capaces de evaluar los problemas de sueño de un paciente. Por lo general, la dificultad surge por una cuestión de tiempo: si la consulta abarca varios problemas de salud del paciente, es poco probable que el médico tenga tiempo suficiente para profundizar en la evaluación de por qué no puede dormir. Khan sugiere que los pacientes hagan una cita médica para consultar específicamente los problemas de sueño, de modo que haya tiempo para hacer algo más que prescribir un medicamento para dormir y se puedan evaluar en profundidad las causas del problema.

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Soluciones para ayudar a las mujeres a dormir mejor

Los tratamientos para los problemas del sueño son tan variados como los problemas o trastornos mismos. Pero para síntomas específicos relacionados con la menopausia o los cambios hormonales, algunas mujeres recurren a la terapia de reemplazo hormonal.

“Se han realizado estudios que muestran mejorías en el sueño y en otros síntomas vasomotores (como la sudoración nocturna) con la terapia de reemplazo hormonal”, dice Soltis. “Dicho esto, algunos estudios indican que la terapia de reemplazo hormonal está asociada con un aumento en el riesgo de enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, ciertos tipos de cánceres y coágulos sanguíneos”.

En definitiva, dice Soltis, la decisión de seguir una terapia de reemplazo hormonal debe tomarse en cada caso individual juntamente con el médico. Durante esa conversación, es importante evaluar los riesgos y los beneficios potenciales de la terapia, los que —señala— pueden variar según la edad, la duración del tratamiento y otros trastornos médicos.

Si los sofocos te causan problemas para dormir, hay algunas estrategias que pueden ser útiles, como limitar el consumo de alcohol, cafeína y comidas picantes. Además, este año la FDA aprobó una nueva píldora, Veozah, para tratar los sofocos, de modo que habla con tu médico para ver si este nuevo medicamento podría serte útil. 

Para temas culturales o sociales más intrincados y profundos, como el hecho de que con frecuencia son las mujeres las que cargan con una mayor parte de los cuidados familiares, los expertos dicen que la ayuda de otros —familiares, amigos, profesionales médicos y grupos de apoyo— es fundamental. Compartir las responsabilidades de los cuidados es esencial para respaldar la salud y el sueño de los cuidadores y de las personas a quienes cuidan.

Soltis subraya que cada situación es diferente y debe abordarse de ese modo. Por ejemplo, en situaciones más complicadas, como cuando un cónyuge tiene demencia u otro problema grave de salud, parte de la solución podría incluir contar con cuidadores externos que vengan al hogar y cumplan turnos durante la noche, dice, a fin de que el cónyuge sano pueda obtener el descanso que tanto necesita.

Cómo elegir un especialista en sueño

Si estás pensando en consultar a un especialista, debes saber que no existe una categoría universal de médico para los problemas del sueño. Cuando se trata de la medicina del sueño, los médicos pueden tener muchas trayectorias diferentes. Un proveedor de medicina del sueño podría ser un neurólogo, como Soltis, o un neumólogo, anestesiólogo o médico de familia, o contar con experiencia en salud conductual, psicología o psiquiatría.

Si una persona sufre de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) u otro problema respiratorio importante, un neumólogo podría ser el profesional adecuado. Si tiene conductas anormales, como patear, dar puñetazos o representar físicamente lo que sueña por la noche, o tiene un problema que piensa que podría ser el síndrome de piernas inquietas o narcolepsia, tal vez un neurólogo sea una buena elección. ¿El paciente tiene una larga historia de ansiedad o depresión difícil de controlar? Un psiquiatra del sueño podría ser el profesional indicado.

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Sara Nowakowski, quien es profesora adjunta en la Facultad de Medicina de Baylor en Houston y ha estudiado el impacto del sueño en la salud de las mujeres (en inglés), y también es psicóloga clínica licenciada con certificación profesional en medicina conductual del sueño, dice que muchas personas ni siquiera saben que existen profesionales del sueño como ella. Nowakowski ayuda a las personas a modificar conductas —por ejemplo, les recomienda que se levanten de la cama cuando no puedan dormir y que establezcan un horario de sueño— y emplea terapia cognitivo-conductual para tratar problemas de insomnio.

Nowakowski observa que aproximadamente la mitad –o más– de todas las mujeres posmenopáusicas reportan problemas para dormir. “Pero no tiene que ser así necesariamente”, dice.

Buscar ayuda puede resolver los problemas para dormir.

Para aquellos que no están seguros de dónde comenzar, más allá de una recomendación del médico de atención primaria, Soltis señala que muchos médicos tienen biografías en línea que detallan sus áreas de interés y los trastornos que atienden con frecuencia.

Cómo mejorar la higiene del sueño

Pero incluso la investigación más inspirada para identificar la causa principal de tus problemas para dormir con la ayuda de un profesional no puede compensar los malos hábitos de sueño. Indefectiblemente, tienes que priorizar el descanso.

Eso incluye hacerte tiempo para dormir... pero no demasiado. No duermas menos de seis horas ni más de diez. Si no puedes conciliar el sueño, haz todo lo que puedas para no estresarte o preocuparte por ello, ya que eso podría empeorar el problema. Levántate, haz algo relajante —como leer— y vuelve a la cama cuando te pesen los párpados.

Asegúrate también de que tu dormitorio sea conducente al sueño, para lo cual debes mantenerlo oscuro y fresco. Atenúa las luces antes de acostarte y haz a un lado el teléfono

“Los teléfonos son una gran distracción”, advierte Khan. Si el teléfono perturba tu sueño y lees mensajes cuando deberías estar durmiéndote, usa un despertador tradicional, dice. Y agrega que con frecuencia les pregunta a sus pacientes cuánto tiempo pasan frente a la pantalla.

Su recomendación para comenzar a reducir el uso del teléfono es alejarse de esa pantalla durante el día y hacer más actividad física. Ambos factores —pasar más tiempo lejos del teléfono y hacer más actividad física durante el día— pueden ayudarte a tener una noche más relajante.

Porque, en definitiva, lo que sucede durante la noche te afectará el resto del día... y tal vez el resto de tu vida.

“La perturbación del sueño nos afecta de muchas formas diferentes y afecta distintos sistemas en el organismo”, dice Soltis, quien reitera la importancia de dormir bien para la salud en general.

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