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Los mejores hábitos son los que heredamos de nuestros padres

La sabiduría realmente se puede pasar de generación en generación.


spinner image La mano de una mujer limpiando una ventana.
CSA-Printstock/Getty Images

Cuando éramos jóvenes, muchos de nosotros prometimos nunca convertirnos en nuestros padres. Considerábamos sus opiniones y hábitos anticuados y desincronizados.

Luego, un día en la edad adulta, nos dimos cuenta de que habíamos heredado hábitos y comportamientos de nuestros padres que no eran tan terribles después de todo.

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Stephanie Golden (en inglés), una autora, hace tareas de limpieza de la manera en que su madre la enseñó. Guarda una bolsa de trapo de sábanas, camisetas y otros paños viejos y cortados que no se pueden usar en su forma original.

“Son buenos para quitar el polvo, aplicar abrillantador de muebles, y todas las demás tareas para las que necesites un trapo”, le dijo a AARP Experience Counts (en inglés). Golden se complace de que no tiene que pagar por costosos paños de limpieza hechos de sintéticos. “Cumple con mi necesidad de no desperdiciar cosas. Me gusta darles a los objetos una segunda vida”.

Su madre también le enseñó a planchar una camisa en un orden específico: el cuello, las mangas, los bolsillos delanteros, el resto de la parte delantera y, por último, la parte de atrás. “Continué haciendo eso con las camisas que llevaba cuando tenía un trabajo a tiempo completo, y funcionó bien”, dijo.

Solía burlarme de la forma en que mi madre estadounidense de primera generación preparaba la mesa del comedor días o incluso una semana antes de las cenas familiares de las fiestas. El mantel y los candelabros estaban listos. Hasta el evento, teníamos que comer de pie.

Como adulta, heredé su hábito. Me dio una sensación de control y preparación, lo que me redujo el nerviosismo sobre si el evento sería un éxito. 

spinner image Una familia multigeneracional disfruta de una barbacoa y actividades al aire libre

Puedes suscribirte aquí (en inglés) a AARP Experience Counts, un boletín electrónico gratuito que se publica dos veces al mes. Si tienes comentarios o una idea para una historia, contáctanos aquí (en inglés).

El Dr. Julian De Silva ha descubierto que las mujeres “comienzan a convertirse en sus madres” alrededor de los 33 años, particularmente después de tener un bebé, y los hombres comienzan a comportarse como sus padres un año después. Estos comportamientos incluyen adoptar los mismos pasatiempos y patrones de habla y compartir las opiniones políticas y los hábitos monetarios de sus padres.

“Todos nos convertimos en nuestros padres en algún momento de nuestra vida, y eso es algo que debemos celebrar”, ha dicho (en inglés).

Liane Kupferberg Carter, escritora en Scarsdale, Nueva York, le dijo a AARP Experience Counts que ella apaga las luces en el dormitorio y el baño de su hijo, lo que podría no ahorrar mucho dinero, pero lo considera un desperdicio si se dejan encendidas.

“Cuando era niña, mi padre se molestaba cuando mi hermano y yo dejábamos las luces encendidas”, dijo. “Decía: '¡La electricidad cuesta dinero!'. Ahora yo lo hago”.

Stan Gornicz, consultor de comunicaciones corporativas en Hartford, Connecticut, aprendió consejos financieros de su padre nacido en Polonia, quien perdió a su familia en la Segunda Guerra Mundial, fue encarcelado durante años en un campo de trabajo forzado en Alemania y se convirtió en ciudadano estadounidense en 1956.

“No creía en las tarjetas de crédito y no tenía ni una”, le dijo a AARP Experience Counts. "Pagó en efectivo por su casa y todos sus autos, pagaba sus facturas en persona el día en que las recibía y ahorró vorazmente para el futuro”.

Hoy en día, Gornicz sabe que es casi imposible pagar en efectivo por artículos grandes, pero intenta administrar el dinero adoptando la filosofía de su padre. “Estoy comprometido a pagar mis cuentas a tiempo e incluso a ahorrar un poco para el futuro”.

Pam Vassil, de 79 años, heredó la devoción de su padre por estar preparado. “Siempre llevaba un paraguas y cualquier otra cosa que necesitáramos dependiendo de a dónde nos dirigíamos”, le dijo a AARP Experience Counts. “Y siempre tenía el periódico debajo del brazo. Me enseñó a doblar el periódico para poder leerlo en el tren”.

Vassil todavía lee las noticias en forma impresa, cuidadosamente dobladas, y siempre está preparada cuando sale, con “bolsas para excrementos de perro adicionales en caso de que alguien necesite una, un paraguas y dinero en efectivo por si acaso”.

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Me encuentro rompiendo papeles y cartas no deseados como mi padre ingeniero, quien veía el mundo en números y geometría: romper las piezas primero a la mitad, luego en cuarto partes, a veces ocho, una trituradora humana, por así decirlo. Mientras hago esto, me imagino nostálgicamente a mi padre trabajando en su escritorio de oficina en casa.

Mi padre también solía recoger centavos en la calle, lo que solía avergonzarme. Ahora, recojo monedas cuando las veo. Estaría orgulloso.

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