Con la pandemia en su cuarto año, sigue siendo especialmente importante que los adultos mayores que corren mayor riesgo de enfermar gravemente y morir a causa de la COVID-19 se mantengan informados sobre los últimos acontecimientos relacionados con la enfermedad, incluidos nuevas variantes y tratamientos.
Este es un resumen de las noticias recientes sobre el coronavirus que son particularmente relevantes para las personas de 50 años o más, seguido de respuestas a algunas de las preguntas más frecuentes sobre la COVID-19.
Respuestas a las preguntas más frecuentes sobre la COVID-19
¿Cómo puedes contraer la COVID-19?
La COVID-19 es el nombre de la enfermedad causada por un coronavirus llamado SARS-CoV-2. Puedes contraer la COVID-19 tras inhalar, si estás cerca de una persona infectada que exhala pequeñas gotitas y partículas que contienen el virus. También puedes contagiarte si esas pequeñas gotitas y partículas caen en los ojos, la nariz o la boca (probablemente al toser o estornudar), o si tienes partículas de virus en las manos y luego te tocas los ojos, la nariz o la boca.
¿Quién corre riesgo de contraer COVID-19?
Toda persona puede contraer COVID-19, pero algunas corren un mayor riesgo de sufrir lo que los expertos llaman “enfermedad grave”, cuando es posible que se requiera hospitalización o cuidados intensivos. Los adultos mayores son más propensos que las personas más jóvenes y saludables a padecer una enfermedad grave a causa de la COVID-19. La gran mayoría de las muertes por COVID-19 en Estados Unidos han ocurrido entre personas de 50 años o más, y el riesgo aumenta con la edad.
Los adultos de cualquier edad con una enfermedad subyacente corren un mayor riesgo de complicaciones por una infección de coronavirus. Entre los factores:
- Cáncer
- Enfermedad renal crónica
- Enfermedades pulmonares crónicas, entre ellas la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), asma (moderada a grave), enfermedad pulmonar intersticial, fibrosis quística e hipertensión pulmonar
- Demencia u otros trastornos neurológicos
- Diabetes (tipo 1 o tipo 2)
- Síndrome de Down
- Trastornos cardíacos (como insuficiencia cardíaca, enfermedad arterial coronaria, cardiomiopatías o hipertensión)
- Infección por VIH
- Un estado inmunodeprimido (sistema inmunitario debilitado)
- Enfermedad hepática
- Trastornos de salud mental, incluidos depresión y trastornos del espectro de esquizofrenia
- Sobrepeso y obesidad (definido como un índice de masa corporal de 25 o más)
- Embarazo
- Enfermedad de células falciformes o talasemia
- Tabaquismo, en el pasado o en la actualidad
- Trasplante de un órgano sólido o de células madre sanguíneas (incluidos los trasplantes de médula ósea)
- Derrame cerebral o enfermedad cerebrovascular, que afecta el flujo sanguíneo al cerebro
- Trastorno por consumo de sustancias (como alcohol, opioides o cocaína)
- Tuberculosis
¿Qué puedes hacer para reducir tu riesgo?
Hay varias maneras de reducir el riesgo de enfermarse de COVID-19. La más importante: vacunarse. La FDA ha aprobado oficialmente dos vacunas —de Pfizer-BioNTech y Moderna— y ambas se han actualizado para tratar las versiones actuales del virus.
Las tres vacunas son eficaces para prevenir la hospitalización y la muerte a causa de la COVID-19. Las autoridades de salud están alentando a todas las personas de 6 meses o más a vacunarse contra la COVID-19 antes de la temporada de virus de otoño e invierno.
Otras maneras de reducir la probabilidad de enfermarse por COVID-19: usa una mascarilla facial de alta calidad cuando estés en espacios cerrados públicos, evita las multitudes y los espacios mal ventilados, y lávate las manos con frecuencia.
¿Las vacunas tienen efectos secundarios?
Es común experimentar efectos secundarios leves a moderados después de vacunarse, como dolor en el brazo, dolor de cabeza, fatiga, dolor muscular y en las articulaciones, náuseas, fiebre o escalofríos, pero estas son “señales temporales y normales de que tu cuerpo está creando protección”, dicen los CDC.
Un pequeño número de personas que recibieron la vacuna han experimentado reacciones adversas a los fármacos. Estos eventos graves después de la vacunación contra la COVID-19 “son poco comunes, pero pueden ocurrir”, dicen los CDC. La anafilaxia, una reacción alérgica, ha ocurrido en una pequeña parte de la población vacunada, aproximadamente cinco casos por cada millón de dosis administradas. Por eso es posible que te pidan que esperes unos 15 minutos después de la inyección o el refuerzo para poder monitorear tus síntomas. Los proveedores de las vacunas están equipados con medicamentos para tratar rápidamente la reacción.
Los funcionarios de salud están monitoreando los informes de miocarditis o pericarditis en algunos adolescentes y adultos más jóvenes después de la vacunación con los productos de Pfizer, Moderna y Novavax. La mayoría de estos pacientes que recibieron cuidados respondieron bien a los medicamentos y se sintieron mejor rápidamente, dicen los CDC. También están monitoreando informes poco comunes del síndrome de Guillain-Barre, que se asoció más comúnmente con la vacuna contra la COVID-19 de Johnson & Johnson, que ya no está disponible.
¿Puedes contraer COVID-19 incluso si estás completamente vacunado?
Ninguna vacuna es un 100% eficaz, por lo que si bien las vacunas contra la COVID-19 pueden reducir el riesgo de contraer una infección por coronavirus, todavía es posible contraer COVID-19. A estos casos se los conoce como infecciones posvacunación. Sin embargo, las personas con una infección posvacunación tienen menos probabilidades de enfermarse gravemente o morir a causa de la COVID, según varios estudios de investigación.
¿Cuáles son los síntomas de la COVID-19?
Las personas con COVID-19 han reportado una amplia variedad de síntomas que típicamente aparecen de 2 a 14 días luego de la exposición al virus, incluidos los siguientes:
- Fiebre o escalofríos
- Tos
- Falta de aire o dificultad para respirar
- Fatiga
- Dolor corporal o muscular
- Dolor de cabeza
- Pérdida del gusto o el olfato
- Dolor de garganta
- Congestión o secreción nasal
- Náuseas o vómitos
- Diarrea
Esta lista no es exhaustiva, y se han observado síntomas más inusuales durante toda la pandemia, desde complicaciones cognitivas hasta erupciones cutáneas.
La mayoría de las personas con COVID-19 pueden recuperarse en sus hogares. Sin embargo, si presentas síntomas alarmantes —dolor o presión en el pecho; desorientación o confusión; piel, labios o uñas pálidos, grises o azulados; dificultad para respirar; o incapacidad para despertarte o permanecer despierto—, debes buscar atención médica de inmediato.
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