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‘Patti Cake$’: Fantasía de neón

En las aspiraciones musicales de una joven vemos una mezcla de dulzura, humor y duro realismo.

DIRECTOR: Geremy Jasper
GUION: Geremy Jasper  
ELENCO:
 Danielle Macdonald, Cathy Moriarty, Bridget Everett, Siddharth Dhananjay y Mamoudou Athie
DURACIÓN: 108 minutos 

Saber que se centra en el mundo del rap, nos dice lo más importante acerca de Patti Cake$. El género que combina rima, ritmo musical y lenguaje de la calle, es ante todo una revuelta, una expresión de sufrimiento, una denuncia a la injusta condición social de sus intérpretes. Las implacables luces de neón que iluminan a la vez que denigran, aun más, los centros nocturnos donde se desarrolla la historia, reflejan el agridulce tono de la película: una mezcla de humor con patético realismo social. La letra de una de las composiciones de la protagonista lo dice todo acerca de ella: “The bigger the girl/The deeper the pain” (Mientras más gorda la chica/Más profundo es el dolor). 

Patricia Dombrowsky, una joven obesa de 23 años, sueña con que algún día se convertirá en una rapera famosa. Pero, además de su sobrepeso y de ser mujer, Patricia tiene un gran impedimento para lograr su aspiración: es blanca. El rap, que surgió como movimiento en los barrios negros de Nueva York en los años 70, tiene sus orígenes en el oeste de África. A pesar de que pronto se extendió por todo Estados Unidos y el mundo, en la humilde población de New Jersey donde vive Patricia, el rap sigue considerándose principalmente asunto de hombres y de raza negra. Para encontrar un lugar en ese cerrado mundo, Patricia tiene que luchar no solo contra la discriminación a su género y apariencia física, sino contra el racismo a la inversa.

Danielle Macdonald en una escena de la película Patti Cake$

Twentieth Century Fox Film Corporation

Danielle Macdonald en una escena de 'Patti Cake$'.

Así como el rap le da voz a su lucha, otros le asignan a ella diferentes nombres. Dumbo es el apodo que le endilgaron desde niña por su peso de elefante. Su mejor amigo la llama Killa P., mientras que su abuela se dirige tiernamente a ella como Patti Cakes. La joven vive en una casucha miserable con Barb (Bridget Everett), su madre alcohólica. Barb es una mujer frustrada que también se quiso dedicar a la música de joven. Patti trabaja sirviendo bebidas en el bar de “mala muerte” donde su mamá canta. Barb se viste como jovencita y se exhibe vulgarmente ante los clientes, quienes se burlan de ella despiadadamente ante la mirada impotente de Patti. Barb se burla a su vez de las aspiraciones de su hija, considerando que el rap es solo para afroamericanos. Cuando Patti le dice un día: “¿Por qué no te comportas conforme a tu edad?”, ella le responde: “¿Por qué no te comportas conforme a tu raza?”

Las únicas relaciones sanas de Patti son con su abuela (Cathy Moriarty) y con su mejor amigo, Hareesh (Siddharth Dananjay), con quien comparte el sueño de triunfar en el rap. La carrera de ambos no se dirige a ningún lado hasta que conocen a un extraño personaje (Mamoudou Athie) que resulta ser un genio musical. Autodenominado Basterd the Antichrist, el solitario afroamericano al fin se deja convencer de que se les una y forman el grupo PBNJ. Las prácticas se tienen que restringir al escaso tiempo que los muchachos tienen entre sus empleos de bajo nivel. Barb presiona a Patti para que contribuya más al gasto familiar, así que esta se consigue otro trabajo. Además le pide que cuide a la abuela que está confinada a una silla de ruedas. A Patti no le queda más que llevarse a la viejita a los ensayos, integrándola eventualmente al grupo.

Su buen desempeño como mesera le sirve no solo para ayudar más a su familia, sino que un día le trae un golpe de buena suerte. OZ, un legendario productor musical de rap, contrata a la compañía de banquetes para la que trabaja Patti y ella aprovecha para mostrarle su talento. Cuando está solo en su sala, Patti se le acerca ilusionada e interpreta una de sus composiciones. En una película de Hollywood, ese hubiera sido el mágico momento del descubrimiento y fama. Sin embargo Patti Cake$ es una cinta independiente y no se inclina por salidas de felicidad artificial. Con exceso de crueldad, OZ simplemente le dice: “Mejor dedícate a mezclar bebidas, niña blanca”.

Aunque los personajes podrían pertenecer a una película de John Waters, en lugar de ser deliberadamente grotescos —como los del sátiro implacable de la población blanca de bajo nivel económico de Baltimore—, son entrañables; en especial el de Patti (excepcionalmente interpretado por la australiana Danielle Macdonald). Patti Cake$ no se libra de caer en el sentimentalismo y las soluciones fáciles, pero es quizás la única forma en que se podría contrarrestar el drama profundo de la historia. Sobre todo, Patti Cake$ vale la pena porque nos muestra que el sufrimiento no distingue entre posición, raza, ni género y por lo tanto, nadie —como en el rap— puede reclamar para sí la única patente. 

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