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Un jubilado hace realidad los sueños navideños de unas gemelas

Dos familias entablan una amistad gracias a una carta a Papá Noel que viajó 650 millas en un globo.

 

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Unas gemelas enviaron sus listas a Papá Noel a través de globos de helio. Cuando Alvin Bamburg encontró uno de esos globos a 650 millas de distancia, sabía lo que tenía que hacer.

Alvin Bamburg: alguien en el cielo quería que esto sucediera. Tal vez fue Papá Noel, tal vez alguien de más allá. Pero esto no fue un accidente.

Leticia Flores-Gonzalez: el año pasado, había estado elaborando proyectos de arte y manualidades con mis gemelas de 4 años, Luna y Gianella. En diciembre, buscábamos una manera diferente de enviar sus cartas a Papá Noel, así que atamos sus listas de deseos a unos globos. Pensé que se quedarían atrapados en los pinos sobre nuestra casa móvil o se desinflarían en el aire frío.

Alvin: dos días antes de Navidad, paseaba en un sendero para vehículos todo terreno en Grand Cane, Luisiana, cuando me di cuenta de que había un globo de Mylar rojo enredado en un árbol caído; tenía una nota amarilla. Lo abro y veo las palabras “Querido Papá Noel” y una lista de cuatro o cinco artículos, entre ellos un cachorro. Llamo a mi esposa y le digo: “tenemos que ayudar”. Ella puso una foto del globo en Facebook, y en menos de 24 horas encontramos a la familia en Liberal, Kansas. ¡A 650 millas de distancia! Para ese momento, varios de nuestros familiares y amigos querían ayudar a cumplir los deseos.


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Leticia: me quedé boquiabierta. Les dije a las niñas: “creo que uno de los duendes de Papá Noel encontró uno de sus globos”.

Alvin: sabía que iluminaría la vida de esas niñas si alguien les regalaba lo que pedían. Por supuesto, necesitaba el permiso de la madre para conseguir el cachorro.

Leticia: Alvin nos envió juguetes y juegos para ambas niñas y nos hemos mantenido en contacto con "Alvin el duende", así es como lo llaman las niñas. Después de unos meses de conocernos, todos nos encontramos en persona en Oklahoma City. Alvin y su esposa se quedaron allí con mis padres. Realmente fue como reunirnos con viejos amigos.

Alvin: nos hicieron un festín de comida mexicana y les cocinamos algunas salchichas y gumbo de Luisiana. Ah, sí, y les llevamos el cachorro a las niñas. Un pequeño dachshund con lunares al que nombraron Max.

Leticia: eran extraños, y ahora somos como familia. Esto les demuestra a las niñas que hay personas genuinamente buenas en este mundo.

Alvin: encontrar ese globo me abrió algo nuevo en mi vida. Me trajo una amistad inesperada en un momento en el que están sucediendo tantas cosas difíciles. Me recuerda que si estás pensando en hacer una buena acción, a veces solo tienes que hacerlo.

—Según lo relatado a David Hochman

Alvin Bamburg, de 66 años y ahora jubilado, era representante de ventas de productos farmacéuticos, vive en Shreveport, Luisiana. Leticia Flores-Gonzalez, de 38 años, es una ama de casa que reside en Liberal, Kansas.

El editor colaborador David Hochman, de 55 años, también escribe para The New York Times, GQ y Forbes.​​