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‘Rules Don’t Apply’: Tan errática como su protagonista

La cinta de Warren Beatty intenta romper las reglas, con poco éxito.


DIRECTOR:
Warren Beatty
GUION: Warren Beatty y Bo Goldman
ELENCO:
Warren Beatty, Alden Ehrenreich, Lily Collins, Annette Bening, Haley Bennett, Candice Bergen y Matthew Broderick
DURACIÓN: 127 minutos

Tal vez nada podría resumir mejor los tiempos que estamos viviendo como el hecho de que aquello que conocíamos como “las reglas”, ya no aplican. Si no por otra cosa, Rules Don´t Apply podría ser el primer ejemplo de cómo el cine capturó (tal vez sin proponérselo) la nueva era en la que estamos entrando. La película no tiene absolutamente nada que ver con el presente, por supuesto, pero refleja indirectamente una verdad ancestral y la expresa en dos personajes que representan cada uno los símbolos de estatus más venerados hoy y siempre: dinero y belleza.

Warren Beatty (también productor, director y coguionista), interpreta al billonario texano Howard Hughes en sus últimos años. Rules Don´t Apply es una fantasía basada en ciertos hechos reales que se conocen del aviador, inventor y productor cinematográfico. La película arranca en 1964 en un hotel de Acapulco. Ingeniosamente, Beatty no nos permite ver a su protagonista, quien permanece postrado en una cama rodeado por una cortina. Ni siquiera escuchamos su voz cuando sus asistentes le imploran que se comunique y defienda, aunque sea por teléfono, de un hombre que asegura falsamente que escribió su biografía basado en su cercanía al magnate. Las excentricidades de Hughes se agudizaron después de que sufrió un accidente de aviación en 1946, a partir de lo que comenzó su manía por recluirse. (Rules Don´t Apply sugiere que buena parte de la conducta errática de Hughes se debía a la adicción a la codeína que desarrolló a partir del accidente).

Lily Collins en una escena de la película Rules Don’t Apply

20thCentFox/Cortesía Everett Collection

Lily Collins en una escena de la película 'Rules Don’t Apply'

De 1964, la historia se remonta a 1958 en Los Ángeles, de donde surgirá la persona que a última hora le dará la clave a Hughes para defenderse del impostor que trata de desprestigiarlo con la falsa biografía. Fresca, inocente y llena de ilusiones, llega a Hollywood acompañada de su mamá la aspirante a actriz Marla Maybrey (Lily Collins). La bella y virginal pueblerina fue descubierta por buscadores de talento de Hughes cuando ganó el concurso de belleza “Apple Blossom Queen”.  En el aeropuerto las espera Frank Forbes (Alden Ehrenreich), el chofer asignado no solo para llevar a Marla a sus clases y demás compromisos, sino para cuidar que no empiece a irse por el “mal camino”. La primera sorpresa que se lleva Marla es que es solo una de muchas jovencitas a quien Hughes ha invitado a Hollywood para hacerles una prueba de actuación. Como accionista de la compañía productora RKO, Hughes está interesado en descubrir nuevos talentos.

La promesa de que pueden convertirse en grandes estrellas viene incluida con una casa con alberca en las colinas de Hollywood, clases de actuación, canto y baile. Marla está feliz, pero Lucy, su madre (Annette Bening), empieza a indignarse cada vez más de que Hughes no se presente ante ellas. El problema es que Hughes ya no se deja ver ni por sus propios empleados. Vive en un bungaló en el hotel Beverly Hills desde donde conduce sus vastos negocios por teléfono y solo los más cercanos tratan en persona con él. Lucy y Marla son extremadamente religiosas y lo primero que quieren es que Forbes les lleve a la iglesia bautista más cercana. Forbes lo sabe bien porque está muy cerca de la propia iglesia metodista que frecuenta. Marla y Frank tienen otras cosas en común además de su fe religiosa y entre ellos comienza a surgir una atracción inevitable. Cuando, harta de que Hughes no dé la cara, Lucy decide que deben abandonar Hollywood, Marla se rebela por primera vez, en buena medida por Frank.

La introducción de esta segunda línea narrativa prometía ser lo mejor de la película. La química entre Collins y  Ehrenreich (el nuevo Han Solo) funciona muy bien. Ambos personajes comparten la inocencia y los valores tradicionales de su origen provinciano y son el contrapeso al mundo oscuro y lleno de intrigas de Hollywood. La pregunta es si podrán mantenerse puros en medio de tanta maldad. La cuestión central de que las reglas no aplican es presentada por Frank, quien le asegura a Marla que su belleza, siendo una gracia divina, es una autorización tácita para que se comporte con más libertad que el resto de los mortales. En esencia, Frank la quiere convencer de que alguien como ella no debe preocuparse de conservar su virginidad hasta el matrimonio.

Frank, por su parte, está dispuesto a romper el compromiso que tiene con su novia de pueblo y hacer las cosas bien con Marla, pero es aquí donde aparece esa figura para quien las reglas tampoco aplican. Hughes al fin muestra interés en la jovencita y la persigue como un capricho más de los que le apetecen. El tono de comedia, que hasta este momento se mantenía bien, cae para mostrar desde la iluminación oscura que no hay nada que esté más allá del poder de corrupción del dinero. Beatty no pudo resistir tomar un papel central y, tal como el hidroavión H-4 Hércules, la última obsesión de Hughes, fracasó porque las reglas de la gravedad lo vencieron y no pudo volar más allá de una milla, las reglas de la vanidad vencieron también a Beatty.

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