Platillo internacional
La tinga, un plato de origen poblano que se destaca por su intenso sabor y suave textura.
La gastronomía mexicana se considera una de las más distinguidas del mundo por su gran variedad de platillos, por la complejidad de su elaboración, por sus sabores distintivos y su milenaria tradición.
Cada estado tiene sus especialidades: Puebla en particular, es mundialmente famoso por su cocina. Dos platos en especial, sobresalen: el mole poblano y los chiles en nogada, creaciones que reflejan el mosaico de culturas que han dejado su huella en esa región.
Hay otro plato de origen poblano, mucho más sencillo en confección pero que ciertamente se destaca por su intenso sabor y suave textura. Me refiero a la tinga, un platillo elaborado con carne deshebrada, bien puede ser pollo, res o cerdo, siempre en una salsa de base de tomate, cebolla, ajos y chiles mexicanos. Es lo que sería en el Caribe una carne ripiada en salsa de tomate, claro está con su toque autóctono mexicano.
No te dejes intimidar por el nombre, la tinga de pollo se prepara en cuestión de minutos, una vez tengas cocida la pechuga de pollo, paso que puedes tener listo desde el día anterior. Recuerda que es más fácil deshilachar el pollo (o la carne) recién terminada la cocción.
Este platillo tiene muchas versiones, más bien toques personales que le dan al plato terminado el sello distintivo de quien lo prepara. Yo le añado chipotles en adobo de lata, un tipo de chile, normalmente de la variedad del jalapeño, que se deja madurar hasta enrojecer y secar y que nunca faltan en mi alhacena. También le agrego una cucharada de vinagre de jalapeños encurtidos para pronunciar el sabor y el calor en mi salsa.
A mis amigos vegetarianos les traigo una sugerencia. También puede preparar una versión a base de proteína vegetal, conocida como TVP (Textured Vegetable Protein) en inglés o “ carne” de soya en México y otros lugares de las Américas. La salsa de tomates, con ajo, cebollas y chile es un perfecto contrapunto a la soya, la enriquece, la ensalza.
A la hora de servir, la tinga de pollo se ha consumido por generaciones con tortillas de maíz o tostadas, acompañada de otras guarniciones como lo son los frijoles refritos, lechuga, queso fresco y crema.
A mí se me ocurre una versión que aunque rompe con las tradiciones, globaliza el plato. ¿Se imagina usted un sanduche de tinga en pan ciabatta o en un baguette francés? A mí me parece que sería una combinación sensacional. ¿Qué opinan ustedes?
La tinga no falta en mi repertorio ya que resulta perfecta si tengo muchos invitados porque la puedo preparar con antelación y luego la caliento brevemente al momento de servir. Es además, un platillo económico, con ingredientes fácilmente asequibles y es francamente riquísimo. ¿Qué esperas para probarla? Hasta la próxima...en Sabores con Denisse.