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Lugares donde funciona el cuidado a largo plazo

El estado de Washington ocupa el primer puesto a la hora de ayudar a los adultos mayores, pero cuáles son las lecciones aprendidas.

Lugares donde funciona el cuidado a largo plazo

AARP

El cuidado a largo plazo varía en el país.

In English | Nueve de cada 10 adultos en Estados Unidos desea vivir en su hogar o con un familiar, en vez de en un hogar de ancianos, por el tiempo que les sea posible. Pero los expertos predicen que más de la mitad de la población, una vez cumplan 65 años, desarrollará alguna discapacidad tan grave que necesitarán ayuda. 


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Si reciben ayuda —y cómo la reciben— depende en gran medida de dónde viven. Algunos estados están mejor capacitados en la prestación de los servicios y el apoyo necesario para ayudar tanto a los adultos mayores o con discapacidades que desean seguir viviendo en su comunidad, como a sus cuidadores familiares. En los estados que lo hacen bien, se benefician los que necesitan de cuidados. 

Washington es el estado que mejor presta servicios, según el indicador recopilado por el Instituto de Política Pública de AARP, el Commonwealth Fund y la SCAN Foundation (ambos en inglés). El estado obtuvo una puntuación alta en cuatro de las cinco áreas en las dan apoyo los estados a personas que necesitan ayuda a largo plazo o a sus cuidadores familiares. 

Según los expertos en políticas públicas, esto se debe a que los funcionarios de Washington le han dado prioridad al apoyo del cuidado en el hogar o en la comunidad en todo el estado. Así, el estado de Washington ha proporcionado una amplia gama de opciones —como centros de cuidado diurno para adultos, centros de vivienda con asistencia y servicios de cuidado por familias de acogida para adultos mayores— para satisfacer las necesidades de la población de adultos mayores que va en ascenso. Se espera que en el año 2030, el 21% de la población de Washington esté compuesta por personas de 65 años o más, en comparación con el 15% en la actualidad. 

Susan Reinhard, vicepresidenta sénior y directora del Instituto de Política Pública de AARP, afirma que los estados están logrando progresos en la prestación de apoyo a largo plazo, pero "con las 10,000 personas que cada día alcanzan los 65 años, es imprescindible que aceleremos el ritmo de los cambios". 

Estas son algunas lecciones que los demás estados pueden aprender del estado de Washington acerca de cómo ayudar a las personas a envejecer en sus hogares.

Ofrecer control sobre quién les presta cuidados personales. Aunque la mayoría de los estados le permite a la persona que recibe el cuidado decidir a quién contratar para ayudar con tareas tales como bañarse, vestirse y preparar comidas, el estado de Washington es más prudente. Ahí, 53 de cada 1,000 personas con discapacidades dirigen su propio cuidado; en todo el país, el promedio es unos 27 de cada 1,000. 

Responder a las solicitudes de ayuda más rápidamente. Independientemente de la agencia estatal que llamen los consumidores para recibir información o recursos como servicios de cuidados personales, programas diurnos para adultos u opciones de cuidado de la salud en el hogar, reciben ayuda a través del programa No Wrong Door de Washington. Aunque la mayoría de los estados tiene programas similares, según los expertos en políticas, el estado de Washington proporciona capacitación de alta calidad a su personal para que puedan contestar tus preguntas. Esto significa que las agencias no solo dirigen las llamadas al lugar adecuado, sino que también existe una estrategia coordinada para determinar si el solicitante reúne los requisitos para recibir asistencia pública.

Ajustar los gastos de Medicaid para que más personas puedan envejecer en el hogar o en la comunidad. El estado de Washington dirige el 65% de sus gastos a largo plazo de Medicaid a los servicios en el hogar o en la comunidad en vez de a aquellos en hogares de ancianos. En todo el país, el promedio es el 41%. La prestación de servicios en el hogar y en la comunidad le ha permitido al Gobierno estatal y federal ahorrar $4,400 millones ($4.4 billion) en los últimos 18 años, según el Departamento de Servicios Sociales y de Salud del estado de Washington. Esos ahorros se vuelven a invertir para desarrollar recursos adicionales de cuidados a largo plazo.

Promover las estadías provisionales en los hogares de ancianos. Aunque 1.4 millones de personas viven en centros geriátricos, muchos preferirían regresar a sus hogares y comunidades. En Washington, el 12% de las personas que se han quedado en hogares de ancianos por lo menos 90 días puede regresar a sus hogares o al de un familiar; en todo el país el promedio es aproximadamente un 8%.

Permitir que los auxiliares de cuidados en el hogar den más atención médica. Aunque 47 estados permiten que los auxiliares (en lugar de un familiar) reciban capacitación para realizar algunas tareas de mantenimiento de la salud bajo la supervisión de un enfermero titulado, Washington se encuentra entre los que tienen menos restricciones. Por ejemplo, en Washington, los auxiliares capacitados pueden aplicar inyecciones como las de insulina. En una docena de estados, los auxiliares de cuidados en el hogar ni siquiera pueden dar píldoras a los pacientes.

Dar instrucciones a los cuidadores familiares cuando se les da de alta a los pacientes del hospital. En muchos estados, los cuidadores familiares reciben muy poca información de los hospitales sobre cómo cuidar a los pacientes después de que les dan de alta. Esto frecuentemente conlleva a emergencias médicas y regresos al hospital. 

Proveer más alternativas de vivienda a los hogares de ancianos. En el país, aproximadamente 52 de cada 1,000 personas de 75 años o más vive en centros de vivienda asistida. En Washington, son 103.