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¿Puedes renunciar a tu derecho a juicio en una demanda civil?

La mayoría de los contratos de consumidores prohíben demandar a una empresa si algo sale mal.

Ilustración de una balanza de la justicia.

Chris Gash

El derecho a un juicio por jurado en una demanda civil es sagrado, ya que está garantizado por la Séptima Enmienda a la Constitución de Estados Unidos. Pero explícale eso a Kelli Stein. Cuando la madre de Stein, June Lee, sufrió numerosas caídas e infecciones en el hogar de ancianos en Kentucky donde vivía, Stein demandó al centro en nombre de su madre, alegando “lesiones graves y traumáticas” y “dolor físico y mental extremo”.

No obstante, aunque Kentucky es uno de los 47 estados que ratifican en su propia constitución el derecho a un jurado civil, Stein nunca tuvo la oportunidad de defender su caso.

Se interpuso un pedazo de papel. Poco después de ingresar al hogar de ancianos, Lee sufrió una caída que requirió un viaje a la sala de emergencias del hospital. Cuando Stein llevó a su madre de vuelta al hogar de ancianos, un empleado le pidió que firmara un documento que había sido omitido del paquete de ingreso de su madre. Agitada, ella accedió. “Estaba intentando instalar a mamá de nuevo en su habitación”, recuerda. Sin darse cuenta, Stein había acordado no demandar al hogar de ancianos por cualquier daño que pudiera causar a su madre.

Desgraciadamente, este no es un problema que afecte a una sola familia. Podría también afectarte a ti. Pregúntate: durante las últimas tres décadas: ¿has abierto una cuenta bancaria, de tarjeta de crédito o de corretaje? ¿Has aceptado un trabajo?; ¿Has obtenido un seguro de salud?; ¿O has firmado cualquier tipo de acuerdo de consumidor, como tu ingreso o el ingreso de un familiar en un hogar de ancianos? En ese caso, es muy probable que hayas accedido sin darte cuenta a no entablar un juicio por jurado ni participar en una demanda colectiva si en algún momento consideras que la otra parte te ha causado daños.


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En cambio, puede que hayas aceptado recurrir al arbitraje, un foro privado alternativo para resolver disputas. Los contratos de consumidores que requieren arbitraje para resolver todas las disputas surgieron de la creencia de que las empresas estaban expuestas a demasiadas demandas frívolas que distraerían su atención y les costarían mucho en honorarios de abogados. El arbitraje se propuso como una solución más rápida y fácil, pero igualmente justa. Con el tiempo, estos elementos contractuales, comúnmente conocidos como cláusulas de arbitraje vinculantes previas al litigio, se han vuelto más generalizados y restrictivos. Y muchas personas opinan que han llegado demasiado lejos. Esto es lo que debes saber sobre las cláusulas de arbitraje y sobre tus derechos bajo las mismas.

¿Son comunes estas cláusulas?

Sí, lo son. Investigadores de la Facultad de Derecho de University of California, Davis, contaron 826 millones de acuerdos de arbitraje activos en el 2018. Ochenta y una de las 100 empresas estadounidenses más grandes en la lista Fortune 500 del 2018 los exigían para sus clientes. Y más de 60 millones de trabajadores en el país los firmaron como parte del proceso de aceptar un empleo, según un estudio del 2017.

¿Las personas comprenden que están aceptando un arbitraje obligatorio y vinculante?

Como vemos en el caso de Stein, no suelen saberlo. Más del 75% de los consumidores no sabían si estaban sujetos a una cláusula de arbitraje en su contrato con un proveedor de servicios financieros, según una encuesta del 2015 realizada por la Oficina para la Protección Financiera del Consumidor (CFPB). La CFPB también descubrió que menos de un 7% de aquellos cubiertos por estas cláusulas se dieron cuenta de que estaban limitando su capacidad de llevar su caso ante un tribunal.

¿Por qué son tan comunes?

Una serie de resoluciones de la Corte Suprema desde 1980 ha hecho que estas cláusulas sean cada vez más exigibles, según Leah Nicholls, abogada sénior de Public Justice, un grupo de defensa jurídica sin fines de lucro. Estos precedentes “realmente han alentado a las empresas a incluirlas en sus acuerdos”, explica.

Una de las principales motivaciones para las empresas es evitar que las personas presenten demandas colectivas, dice Alexander Colvin, profesor de resolución de conflictos de Cornell University. “Si un proveedor de telefonía móvil estaba añadiendo injustamente $25 a todas las cuentas de un cliente, nadie va a demandar por $25, ¿no es cierto? Eso sería una locura”, dice. “Pero si afecta a 10 millones de clientes —y cada uno de estos pierde $25—, estamos hablando de $250 millones. Eso es mucho dinero. Entonces se puede presentar una demanda colectiva y corregir la práctica de la empresa”. Pero esto no es posible si se prohíbe legalmente a los clientes entablar ese tipo de acción judicial.

¿Cómo funciona exactamente el arbitraje?

Una persona (a veces un panel de personas) que no ocupa un puesto oficial en el Gobierno —generalmente un juez o abogado jubilado—escucha los argumentos y la evidencia de ambas partes, y luego emite un fallo y concede una indemnización por daños y perjuicios. Las reglas y los estándares que rigen el proceso son establecidos, en la mayoría de los casos, por un administrador de arbitraje independiente contratado por la empresa. No hay jurado ni supervisión pública, ya que las audiencias y las decisiones son en su mayor parte confidenciales.

¿Por qué optar por el arbitraje en lugar de presentar el caso ante un tribunal?

El proceso puede ser más rápido y económico que un litigio, a la vez que trata a ambas partes de manera justa y equitativa, según la American Arbitration Association (AAA), una de las mayores agencias de administración de arbitraje en EE.UU. “Es una forma mejor de resolver las disputas de los consumidores que a través de los tribunales, donde generalmente se producen grandes atrasos”, indica Alan Kaplinsky, un abogado de la empresa Ballard Spahr con sede en Filadelfia y defensor por mucho tiempo de las cláusulas de arbitraje. “A menudo se puede hacer por teléfono sin necesidad de acudir al juzgado, sin ni siquiera tener que salir de casa”.

¿Cumple con estas promesas?

 Los estudios confirman su rapidez y asequibilidad en comparación con las acciones judiciales en los tribunales. Pero otras investigaciones ponen en duda su ecuanimidad. En un análisis de más de 40,000 casos de arbitraje del 2010 al 2016, otro estudio de UC Davis reveló que los consumidores triunfaron como mucho en un tercio de los arbitrajes; en comparación, los demandantes ganaron en más de la mitad de los juicios civiles no relacionados con el empleo en tribunales estatales y en por lo menos el 85% de los casos en el tribunal de reclamos menores. Del mismo modo, el 27% de los demandantes en casos de negligencia médica recibieron una indemnización completa en el tribunal estatal de California, pero solo un 16% de los pacientes ganaron en arbitrajes con el proveedor de atención médica Kaiser Permanente. “El sistema de arbitraje en general favorece a las empresas, que son las que lo imponen”, dice Colvin. “De otro modo no lo harían”.

¿Por qué motivo podrían no ser imparciales los árbitros?

“Existe la preocupación de que los árbitros tiendan a ser más favorables hacia las empresas porque esperan ser seleccionados para casos futuros”, dice Colvin. Las empresas a menudo participan repetidas veces en los foros de arbitraje, observa, mientras que los consumidores y empleados no suelen hacerlo. “El arbitraje no es gratuito”, dice Nicholls. “Así que o bien el consumidor tiene que pagar —lo cual a menudo es excesivamente costoso y no vale la pena a menos que esté en juego una cantidad de dinero considerable—, o de lo contrario debe pagar la empresa. Pero entonces una de las partes es la que paga a la persona encargada de tomar la decisión. Ambas situaciones son problemáticas”.

¿Existen medidas para garantizar la equidad del arbitraje?

Sí. La mayoría de las organizaciones de administración de arbitraje, entre ellas la AAA y JAMS, otra de las organizaciones de arbitraje más grandes del país (anteriormente conocida como Judicial Arbitration and Mediation Services), han introducido protocolos de debido proceso para asegurar cierto grado de uniformidad e imparcialidad. Pero es difícil determinar hasta qué punto son efectivas estas medidas de protección. No se requiere que los árbitros expliquen públicamente sus decisiones del mismo modo que deben hacerlo los jueces. Y a diferencia del sistema judicial, prácticamente no existe la oportunidad de apelar. “Así que aunque el árbitro se equivoque por completo, no importa”, dice Nicholls.

¿Qué sucede si rechazas el arbitraje?

Las disputas “simplemente se desvanecen antes de que pueda presentarse una demanda”, afirma Cynthia Estlund, profesora de Derecho de New York University. El servicio de protección de los derechos de los consumidores Radvocate (ahora llamado FairShake) calculó que la AAA resolvió menos de 3,700 arbitrajes de consumidores en el 2018, un número muy reducido si se tiene en cuenta el tamaño de la economía nacional. El arbitraje obligatorio, escribe Estlund, “no es tanto un método alternativo para resolver disputas como un truco de magia para hacerlas desaparecer”.

¿Cuál es una de esas disputas que desaparecieron?

La de Kelli Stein. Al denegarle la oportunidad, tras una batalla legal de tres años, de presentar su caso ante un tribunal, ella rehusó a someterse a arbitraje. Aunque un árbitro hubiera determinado que el hogar de ancianos había sido negligente, toda la evidencia sobre la disputa hubiera permanecido oculta y se le habría prohibido a Stein discutir el caso. “No estábamos luchando para conseguir un beneficio monetario”, explica Stein, cuya madre se trasladó a otro hogar de ancianos y falleció en el 2016. “Quería que quedara constancia de ello para que no le pasara lo mismo a otra persona”.

¿Hay posibilidad de reforma?

Sí. La ley FAIR (Forced Arbitration Injustice Repeal) creada para derogar la injusticia del arbitraje forzado que la Cámara de Representantes de EE.UU. aprobó en septiembre del 2019 eliminaría las cláusulas de arbitraje vinculante en los contratos de consumidores y laborales. El proyecto de ley también invalidaría la prohibición de las demandas colectivas. El arbitraje seguiría permitiéndose si ambas partes estuvieran de acuerdo después de que surgiera una disputa.

AARP ha manifestado su apoyo a favor de otro proyecto de ley de la Cámara de Representantes introducido el año pasado que prohibiría que los centros de cuidados a largo plazo pidan a los residentes que firmen acuerdos obligatorios y vinculantes de arbitraje previos a un litigio. “En los desoladores casos en los que seres queridos han sido maltratados o lesionados en hogares de ancianos, estos no deben perder su derecho de acceso al sistema judicial”, señaló Bill Sweeney, vicepresidente sénior de Asuntos Gubernamentales de AARP, en una declaración.


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Cómo protegerte

Antes de firmar el contrato

Lee los términos y condiciones del contrato. La cláusula de arbitraje generalmente se encuentra en una sección sobre la resolución de disputas.

Averigua si puedes excluirte, es decir, rechazar la cláusula. Para hacerlo, es posible que tengas que hacer una llamada telefónica o enviar una carta o un correo electrónico. Actúa deprisa: por lo general dispones de un tiempo limitado, normalmente 30 días, para rechazar el acuerdo. No estás renunciando al arbitraje por completo; simplemente estás dándote la libertad de escoger entre el arbitraje y un proceso judicial si surge un conflicto.

¿No puedes excluirte? Intenta negociar. Las empresas o los proveedores pequeños pueden acceder a una exención de la cláusula de arbitraje si realmente te quieren como cliente. Pero por lo general, en el caso de corporaciones grandes, como Apple, Amazon o AT&T, “estás atrapado”, dice Leah Nicholls de Public Justice.

Después de firmar el contrato

Evalúa la validez de la cláusula. Si estás en una disputa, pídele a un experto que lea tu contrato para ver si hay alguna manera de rescindirlo, dice Nicholls. “Algunas veces no son exigibles”, añade.

Entiende los términos del acuerdo. Busca la respuesta a preguntas clave: ¿quién paga los cargos de solicitud de arbitraje y los honorarios del árbitro? ¿Puedes elegir al árbitro? ¿Qué evidencia puedes presentar? ¿El caso es confidencial?

Intenta encontrar maneras de evitarlo. A menudo las empresas actualizan sus términos y condiciones, dándote un período en el que puedes rechazar un arbitraje obligatorio. Normalmente, recibirás un correo electrónico, una carta o una notificación en la aplicación móvil que informa sobre los cambios. Léela detenidamente; las instrucciones de exclusión pueden ser sutiles.

Contrata a un buen abogado. “Asegúrate de que sea alguien que entiende el arbitraje, porque es un campo minado para los consumidores y los empleados”, dice Alexander Colvin de Cornell University. Pregúntale a un abogado cuántos arbitrajes ha litigado íntegramente. Además, establece claramente el desenlace que buscas. En el estudio de UC Davis, el índice de éxito de las personas que se representaron a sí mismas fue del 10% como máximo.

Quéjate a tus representantes elegidos. Esto puede presionarlos a prohibir las cláusulas de arbitraje previas al litigio. “Diles a tus senadores que esto es importante para ti”, aconseja Nicholls. “Al final, la mejor protección será una solución legislativa”.