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Un nuevo tipo de covivienda intergeneracional centrada en el cuidado

Explora Carehaus, un innovador modelo de vivienda que combina el cuidado y la vida comunitaria.


spinner image exterior e interior de la vivienda de Carehaus
CORTESÍA DE CAREHAUS

¿Qué te parecería ser un cuidador profesional bien pagado que vive en un hermoso edificio con su familia —un cónyuge o hijos pequeños, por ejemplo— junto a adultos mayores que reciben tus cuidados?

Este es el concepto detrás de Carehaus, una innovadora comunidad de covivienda en el vecindario Johnston Square de Baltimore, cuya construcción está prevista para este verano. Los adultos mayores, algunos con bajos ingresos y discapacitados, cohabitarán con los cuidadores y sus familias, compartiendo una extensa programación, servicios públicos y comidas.

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En un momento en que estamos viendo una creciente escasez de viviendas asequibles para personas mayores, un mayor aislamiento social, una interacción limitada entre generaciones, bajos salarios y alta rotación de cuidadores, así como precios desorbitados de las comunidades tradicionales para adultos mayores, el modelo de vivienda intergeneracional de Carehaus es único. Para atraer y retener a los cuidadores profesionales, los salarios estarán por encima de los estándares del sector e incluirán comidas y vivienda subvencionados para estos empleados, que no tendrán que preocuparse de largos trayectos al trabajo o de dejar a su familia en casa. Además, podrán recibir ayuda de sus colegas con tareas como levantar a un cliente pesado o el cuidado de los niños.

El edificio de cinco plantas, situado en un terreno abandonado en una esquina de una comunidad desatendida, está diseñado para promover la socialización entre personas de todas las edades. Cada planta tendrá una sala común o espacio compartido para actividades específicas y conversaciones informales, así como terrazas al aire libre conectadas entre sí.

Aunque cada una de las 21 unidades tendrá una pequeña cocina, habrá un amplio espacio en la primera planta donde los residentes podrán compartir comidas o cocinar comunalmente.

A veces, ese espacio común y el patio adyacente estarán abiertos a la gente del vecindario. También habrá un café público o un centro de salud comunitario. Esto permitirá que los residentes se relacionen con más personas y brindará un nuevo espacio acogedor e inclusivo para quienes viven cerca.

"Uno de los determinantes sociales de la salud es la interacción social", afirma Caitlin Coyle, directora del Centro de Investigación Social y Demográfica sobre el Envejecimiento del Instituto de Gerontología en UMass Boston. "Parece que Carehaus está creando un entorno para que todos los residentes tengan una interacción social continua y la oportunidad de crear un espíritu de comunidad dentro del edificio". La idea es que esa proximidad permitirá a los residentes gozar de mejor salud durante más tiempo.

Coyle también ve las ventajas de que los cuidadores, sus familias y las personas mayores vivan juntos. "Crea lazos más estrechos y familiares y, por lo tanto, enriquece la experiencia del cuidado para ambas partes", explica Coyle. "La gente habla de cuidadores familiares y cuidadores profesionales, y esta es una situación en la que se combinan esas dos versiones del cuidado".

spinner image el exterior de la vivienda de Carehaus
CORTESÍA DE CAREHAUS

Convertir Carehaus en un pilar del vecindario

El proyecto fue concebido por la exalumna y becaria del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) Marisa Morán Jahn. Durante más de 14 años, la galardonada artista ha defendido a los cuidadores y ha creado arte público con ellos sobre sus condiciones de trabajo.

"El entorno institucional no apoya las necesidades de los cuidadores y contribuye a las altas tasas de rotación", afirma Jahn, de 47 años. Al mismo tiempo, "cuando la mayoría de nosotros pensamos en los centros de cuidados y los hogares de ancianos en Estados Unidos, nadie quiere acabar en un lugar así", añade. "Quería diseñar un edificio hermoso que brindara dignidad a ambos".

En el 2019, Jahn se dirigió al arquitecto Rafi Segal, profesor asociado y colega en MIT. Juntos desarrollaron el concepto, incorporando al promotor e inversor de Baltimore Ernst Valery, que cuenta con un extenso historial de viviendas asequibles en comunidades desatendidas.

"Carehaus está estratégicamente situada cerca de transporte público; del centro de Baltimore, con sus instituciones culturales; y de un centro médico. Muchos promotores no aprecian las ventajas y las oportunidades asociadas, sino que solo ven los aspectos raciales, étnicos y económicos", afirma Valery, que es haitiano-estadounidense.

Cuando el proyecto esté terminado a finales del 2025, Valery, de 47 años, cree que Carehaus contribuirá a revitalizar cultural y económicamente el vecindario del este de Baltimore, predominantemente negro. En su opinión, no solo atraerá a familias jóvenes y a más constructores, sino que mejorará la vida de las personas mayores que podrán envejecer en sus hogares.

Parte de la programación se inspirará en el vecindario y la ciudad. Tal vez el personal de una organización artística ubicada a pocas cuadras de distancia podría visitar Carehaus y realizar proyectos de arte y manualidades con los residentes. O quizá nos visite un orador invitado de un museo del centro de Baltimore, o un nutricionista o un experto en educación financiera. Los cofundadores ya están explorando este tipo de asociaciones.

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No es necesario que los residentes necesiten cuidados cuando se muden a Carehaus, pero sabrán que podrán recibir atención si la necesitan. El objetivo es que la mitad de los residentes mayores sean personas de bajos ingresos que puedan optar a subvenciones públicas para el pago del alquiler o la alimentación; los demás serán personas de ingresos variados y pagarán el precio del mercado. Se reservarán de dos a cuatro unidades para los cuidadores y sus familias, y una unidad para un gerente del centro a tiempo parcial.

El objetivo de Valery es que los alquileres oscilen entre $700 y $900 al mes para que sean asequibles para quienes perciben entre el 50 y el 80% de la mediana de ingresos. Se espera que el precio de mercado sea de entre $1,400 y $2,200. La comida y los servicios de atención suponen un costo adicional, pero, como señala Jahn, "las tarifas generales son considerablemente más asequibles que otras opciones de cuidados para mayores".

Una forma de mantener bajos los costos es que los residentes paguen solo por los cuidados que necesitan. Por ejemplo, pueden requerir más cuidados después de sufrir una lesión o durante períodos de recuperación y menos, o ninguna atención, posteriormente. Las tarifas dependerán del tipo de atención que necesiten y del nivel de gravedad. Si los residentes necesitan más cuidados de los que pueden recibir en Carehaus, pueden contratar ayuda adicional o trasladarse, por ejemplo, a una instalación de enfermería especializada o a un centro de cuidado de la memoria.

Un lugar genial para vivir

Desde el principio, Jahn, Segal y Valery consultaron con los vecinos que vivían cerca para conocer su visión para Carehaus. Los cofundadores también hablaron con gerontólogos, médicos, enfermeros, personas con discapacidades y cuidadores profesionales y familiares, entre ellos con la Dra. Sarah Szanton, profesora y decana de la Facultad de Enfermería Johns Hopkins y directora del Centro de Innovación en el Cuidado de las Personas Mayores; el Dr. Thomas K.M. Cudjoe, profesor adjunto de Medicina Geriátrica y Gerontología de la Universidad Johns Hopkins; Emmanuel Opati, director administrativo adjunto de telemedicina del Sistema de Salud Johns Hopkins; y Bonnielin Swenor, directora del Centro de Investigación sobre Salud de las Personas Discapacitadas de la Universidad Johns Hopkins.

"Era muy importante que el edificio no pareciera una residencia de ancianos ni tuviera un aire institucional", dice Segal, el arquitecto. "Quiero que parezca un sitio genial para vivir, actual y contemporáneo".

El edificio, tal y como está proyectado, tiene ángulos distintivos, con ventanas de diferentes formas y tamaños. "La fachada es una obra de arte en sí misma que crea una presencia pública", explica Segal.

No habrá pasillos. En cambio, cada planta tendrá cuatro o cinco unidades en torno a una sala común. La luz natural, los colores vibrantes y el arte abundarán por todo el edificio. Los espacios públicos tendrán grandes ventanas, con otras más pequeñas en cada unidad para que los residentes puedan ver lo que ocurre en la calle desde su cama o sofá.

En la sala comunitaria de cada planta habrá un mural diferente que cubrirá una pared entera. Cada mural presentará fotografías de archivo rara vez vistas de familias de comunidades desatendidas de Baltimore de la década de 1960 sobre coloridos fondos de papel teñido y pintado a mano por Jahn.

Por ejemplo, uno de los murales muestra a una banda de marcha multigeneracional con sus miembros haciendo el pino, dando volteretas laterales y bailando con los espectadores. Será muy festivo y alegre, dice Jahn. Otro representa la playa.

spinner image mural en la vivienda de Carehaus
Cada planta de Carehaus contará con un mural diferente que ocupará una pared completa.
CORTESÍA DE CAREHAUS

Cada planta tendrá un diseño y color diferentes. "Podríamos haber pintado las paredes de blanco e instalado una alfombra genérica de aspecto institucional en todas las plantas", dice Segal, de 57 años. "Habría sido más económico. Pero Carehaus funciona de manera diferente. Queremos transmitir el mensaje de que este edificio ha sido diseñado con atención y cuidado para ti. Tener un espacio lleno de arte brinda un sentido de pertenencia e identidad".

Los cofundadores sabían que el edificio tenía que satisfacer las necesidades de todos los residentes, incluidos los que tienen mala visión, discapacidades o problemas cognitivos. El arte y los colores distintivos en cada planta ayudarán a las personas a orientarse y saber dónde están.

Para ayudar a los residentes con problemas de visión, el toallero y los grifos serán de un color distinto al del lavabo, quizá rojo oscuro, azul o negro. Se utilizarán colores distintos para el umbral de las puertas y los rodapiés de las habitaciones. El ascensor tendrá botones grandes y todo estará bien iluminado.

Los azulejos de los baños serán antideslizantes, y los pisos de todo el edificio serán de materiales blandos por si alguien se cae.

"Si diseñamos bien los espacios y comprendemos los problemas asociados con el envejecimiento —sociales, físicos y cognitivos— podremos prolongar la independencia [de los residentes mayores]", afirma Segal.

Para identificar a los residentes mayores que pronto vivirán en Carehaus, los fundadores están trabajando con socios de la comunidad como CAPABLE (de la Universidad Johns Hopkins - en inglés) y otras organizaciones locales, y se atendrán a las leyes y reglamentos de vivienda justa. Los posibles cuidadores se seleccionarán con la ayuda de organizaciones de gestión de cuidados, así como de grupos locales de apoyo a los cuidadores, y se centrarán en las cualidades y las necesidades de los residentes. Se dará preferencia a las mujeres solteras con hijos pequeños que se beneficiarían enormemente de contar con múltiples fuentes de apoyo para sus familias. 

Un modelo reproducible

El concepto de covivienda intergeneracional centrada en el cuidado está dando mucho que hablar. Recientemente, Valery compró un terreno en Chicago para construir una segunda vivienda Carehaus que estará diseñada en torno a las necesidades de ese vecindario. Otras áreas que están demostrando interés son Pittsburgh; Charles City, Virginia; Buffalo, Nueva York; Memphis, Tennessee; Boston y la ciudad de Nueva York.

Dondequiera que se construya, Carehaus redefinirá la vivienda para mayores. Como dice Segal, "Carehaus está diseñada para celebrar la vejez y el cuidado de las personas mayores".

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