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Cómo los cuidadores familiares pueden lidiar con vecinos entrometidos

Aprende maneras de eliminar las opiniones y los consejos no solicitados.


spinner image Una mujer mirando hacia dentro de una ventana de una sala.
Foto montaje: MATT CHASE; (Fuente: ABC PHOTO ARCHIVES/DISNEY GENERAL ENTERTAINMENT CONTENT VIA GETTY; SHUTTERSTOCK (2))

Muchos de nosotros recordamos al personaje de televisión de Gladys Kravitz en Bewitched (Hechizada). Vivía mirando por las ventanas, observando las idas y venidas de sus vecinos. Conocía todos los chismes y le encantaba dar sus opiniones.   

Probablemente todas las comunidades tengan alguna versión de la Sra. Kravitz, pero la mayoría de nosotros podemos ignorar este comportamiento, achacarlo a alguien que no tiene nada mejor que hacer. Pero cuando se trata del cuidado de un ser querido, un particular que piense que se las sabe todas, o incluso un familiar con comentarios críticos, puede sacar de quicio a cualquiera. 

Amy Goyer, experta de AARP en prestación de cuidados familiares, modera en Facebook el Grupo privado de discusión de AARP para cuidadores familiares  (en inglés). Ella dice que los vecinos entrometidos y los miembros de la familia que no ayudan son un tema común entre los 18,000 miembros del grupo. “Los cuidadores estresados pueden sentirse muy frustrados a medida que luchan por hacer lo mejor que pueden por sus seres queridos”, dice Goyer. “Cuando alguien que no entiende la situación ofrece consejos o críticas no solicitados, puede realmente hacer que los cuidadores pierdan el control, lo que lleva a intercambios que a menudo se lamentan más tarde. Es fundamental que los cuidadores aprendan a manejar a estas personas para mantener su propio equilibrio”.

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Las personas, en especial las que han viajado por el camino de la prestación de cuidados, a menudo comparten sus opiniones libremente, pensando que saben más sobre la seguridad del ser querido o hacen comentarios sobre el comportamiento, la dieta y lo que perciben como el tipo de cuidado “correcto”. Para un cuidador que está haciendo todo lo posible por brindar ayuda, además de manejar su propia vida, esto puede ser enloquecedor.

Jennifer Antkowiak, de 55 años, es la fundadora de Take Care Tips, un recurso integral para todo tipo de cuidadores. Es presentadora de un pódcast y oradora habitual en talleres y conferencias, y ofrece estrategias para el cuidado personal y el alivio del estrés. Fue presentadora de televisión en KDCA-TV en Pittsburgh, y se vio obligada a adentrarse en el mundo de la prestación de cuidados mientras trabajaba a tiempo completo y criaba a sus cinco hijos, cuando su suegra —y más tarde su suegro— se enfermaron. 

“Hay tantas cosas que están sucediendo con los cuidadores, y el estrés siempre es un factor”, dice Antkowiak. “Las personas bien intencionadas pueden dar la impresión de estar extralimitándose. Lo primero que les digo a los cuidadores es que antes que nada, hagan una pausa, respiren y tomen inventario de sus emociones para examinar de dónde vienen. Cuidar de un ser querido nos pone a todos en un nivel más alto de sensibilidad. Algunos lo describen como sentirse a punto de explotar. Ser consciente de ello es un paso importante para decidir cómo afrontar la situación.    

Equilibrar la ayuda y la independencia

Rachel*, de 46 años, de Cherry Hill, Nueva Jersey, está a una distancia en avión de su padre de 82 años, Al, en el sur de Florida. Cuidar de un ser querido desde lejos tiene sus desafíos, y aunque ella y su hermana visitan regularmente, es una situación imperfecta a medida que se vuelve cada vez más frágil.

“Mi padre es la persona más decidida que conozco”, dice Rachel. “Al igual que muchos en su generación, está orgulloso de su independencia”. Al trabajó a tiempo completo en el distrito textil de la ciudad de Nueva York y pasó a tener una exitosa carrera en ese campo antes de comenzar su propio negocio de importación y ventas, que dirige hasta el día de hoy. 

Demasiado temprano, Al se convirtió en cuidador de su esposa, Margaret, cuando le diagnosticaron una enfermedad autoinmunitaria. En el 2002, la tragedia le tocó cuando Margaret murió repentinamente de una arritmia cardíaca a los 60 años. Los sueños de Al y Margaret de viajar y pasar el tiempo en la nieve se hicieron añicos, pero Al siguió adelante y empezó una nueva vida como soltero independiente, dividiendo su tiempo entre Florida y Nueva York. 

Las cosas en Florida iban muy bien hasta el 2015, cuando Al tuvo una caída grave. Después de varios meses de recuperación en un hospital, desarrolló una atrofia muscular que le dificulta caminar. Aunque la fisioterapia ha ayudado, es reacio a hacerla por su cuenta sin supervisión profesional. Una de las grandes frustraciones de Rachel es que su padre no pide ayuda, lo que la pone en un dilema como cuidadora. 

El resultado es que Al tiene un riesgo extremo de caídas, y ya se caído muchas veces en los últimos años, siempre cuando Rachel no ha estado allí. Tras una de esas caídas, Al pidió ayuda a un vecino, y este regó el asunto por todo el complejo de apartamentos donde viven. El incidente creó una situación poco útil para Rachel, y le molestó que la persona no tuviera el tacto o la discreción de mantener el incidente en privado.  

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Tras otra caída, una vecina que acudió al rescate tenía una abuela enferma de Parkinson, lo que le proporcionó empatía en torno al deseo de independencia. Más tarde, al hablar por teléfono con la mujer, Rachel le agradeció su amable actitud y comprensión. “Definitivamente, me recordó que hay una manera correcta de responder, en lugar de simplemente decirle a alguien lo que debería hacer”, dice Rachel.  “La empatía y la compasión son muy diferentes a la lástima. Y son muy apreciadas en cada situación de prestación de cuidados”.  

Las caídas de Al siguen ocurriendo, junto con los comentarios no solicitados de los vecinos. Rachel es firme en que ella y su hermana no están ajenas a lo que está sucediendo con la movilidad de su padre, pero cada vez que le plantean el problema de mudarse, él se niega, y prefiere quedarse en su apartamento. "Nos gustaría que aceptara mejor la ayuda y que hiciera regularmente su fisioterapia, pero no necesitamos las opiniones no solicitadas de particulares. Honestamente, ¿cuál es la alternativa, atarlo y obligarlo a que haga sus ejercicios?"

La reacción de Rachel cuando las personas afirman sus propias opiniones es tratar de ser educada, desviar la conversación y preguntar cómo están. "No puedo decir lo que pienso, porque son vecinos de mi padre, y todos se necesitan. Lo que quiero decir es que 'tenemos esto bajo control y no necesitamos tu compasión'. Todos enfrentan situaciones, y todos tienen una historia. No siempre sabemos lo que está pasando con las personas y sus relaciones”, dice. 

Encuentra la raíz de la frustración

Antkowiak trabaja con los clientes para ayudar a determinar si hay una persona específica que es problemática o si se siente como si todo el mundo los está abordando con consejos no solicitados. “Hay varias respuestas diferentes, y siempre tenemos una opción”, dice. “Puedes ser cortés e ignorar los consejos, o puedes intentar educar a la persona sobre la situación. Piensa en lo que sucederá si no haces nada y deja que se desvanezca, que es otra opción, pero no una que siempre termina bien. 

“Cuando les hago a los cuidadores una serie de preguntas para tratar de ayudarlos a llegar a la causa principal sobre la frustración que sienten sobre el vecino, muchas veces se dan cuenta de que el individuo realmente no conoce los detalles de la situación. Si tuvieran más información, tal vez no fueran tan rápidos en ofrecer sus opiniones”, dice Antkowiak. Advierte que si el cuidador está teniendo un día particularmente estresante, incluso si alguien hace una pregunta neutral, puede percibirse como confrontacional.

Rachel y su hermana entienden que su padre tiene algo de negación sobre su propia movilidad, y él admite que es perezoso cuando se trata de hacer sus ejercicios. Pero Al es tan mentalmente ágil como siempre, y con frecuencia regaña a sus hijas y luego cancela a los cuidadores que ellas han programado para que supervisen sus terapias. “Estamos en un período en el que no podemos obligar a nuestro padre a hacer nada”, dice Rachel. “No estoy segura de lo que otras personas piensan que podríamos estar haciendo de manera diferente, pero me molesta que algunos se sientan como si supieran lo que está sucediendo. Para bien o para mal, esta es la situación en la que nos encontramos, y estamos tratando de navegarla y mantener nuestra propia cordura y su dignidad”. 

Según Antkowiak, una cosa importante es que muchos cuidadores informan que sienten constantemente que no están haciendo lo suficiente. Si están cansados de recibir consejos no solicitados, eso puede exacerbar la presión que atraviesan. 

“Un sentido interno de inseguridad —pensar que no puedes hacer todo el trabajo— puede afectar la manera en que percibes lo que pudiera ser tan solo un ofrecimiento de ayuda”, dice Antkowiak. “¿Qué no hice hoy?” es un mantra constante que se introduce en el cerebro del cuidador cuando la casa está tranquila. Cuando estamos tristes, cuando nuestros seres queridos están fallando o muriendo, es más fácil sentirnos asediados. Eso hace que sea más difícil cuestionar la suposición de que alguien podría estar entrometiéndose, según Antkowiak. “Es fácil creer que otros no entienden los desafíos que enfrentamos, pero por lo general es en el mejor interés de todos luchar contra el impulso de ser descorteses con los vecinos o ignorarlos, y en su lugar tratar de darnos cuenta primero de que realmente les importa y que solo están tratando de ayudar.  

Habla con más claridad

Estos son algunos consejos sobre cómo manejar a los vecinos molestos —y no convertirte en uno—, compartidos por Rachel*, la defensora de cuidados Jennifer Antkowiak y la experta en familia y cuidado de AARP Amy Goyer.

Consejos para amigos y vecinos:

  • Sé empático. En lugar de juzgar u ofrecer opiniones no solicitadas, compadécete de los cuidadores o reconoce que los seres queridos pueden ser testarudos. Hazles saber que entiendes su situación.    
  • Pregunta qué tipo de apoyo sería útil, en lugar de darles preguntas y opiniones.  
  • Haz sugerencias prácticas. No te limites a señalar tus preocupaciones, averiguar qué se está haciendo y luego agregar cualquier opción que no se haya probado. Por ejemplo, si te preocupa la seguridad física, pregúntale al cuidador si su ser querido tiene herramientas útiles como el Apple Watch con alertas para caídas o un dispositivo de alerta médica o un sistema personal de respuesta a emergencias (PERS). Ofrece ayudar a investigar las opciones si un cuidador está ocupado y abrumado.  
  • Ayuda con las tareas que ayudarían a tu vecino a mantenerse seguro, como llevarle la compra de comestibles, ayudarlo a subir las escaleras, proporcionar transporte a las citas o hacer una parada con regularidad para verificar cómo están.    

Consejos para cuidadores:

  • Desarrolla la seguridad en ti mismo "Si recibía un consejo no solicitado, lo dejaba pasar porque me sentía segura de que estaba haciendo lo mejor para mis seres queridos", dice Goyer. “Dije gracias y seguí adelante”. Si no estás seguro de las opciones y tus decisiones, eso puede hacerte más vulnerable a las críticas. Para asegurarte de que estás cubriendo todas las bases, podrías considerar buscar ayuda de un profesional, como un gerente de cuidados geriátricos, el personal de la agencia de área sobre el envejecimiento o un terapeuta físico u ocupacional.
  • Reconsidera el papel de los vecinos. Como cuidadores, recuerda que la mayoría de las personas tienen buena intención. Puede que estén verdaderamente preocupados y no estén seguros de qué hacer. Trata de mantener la mente abierta y evita hacer suposiciones de que se trata de un vecino entrometido. Considera a las personas a tu alrededor como activos, personas que pueden ayudar si tienes tareas específicas para ellos.   
  • Entiende de dónde proviene la preocupación. Ten en cuenta que algunas personas se sienten incómodas al ver a un vecino fracasar o ser vulnerables de otras maneras. Puede ser aterrador, un recordatorio de su propia mortalidad. Algunos no lo manejan con gracia.    
  • Toma las mejores decisiones a largo plazo. Tienes control sobre cómo respondes, incluso en momentos difíciles. Asegúrate de preguntarte, ¿es un puente que quiero quemar o esta persona puede ser un aliado?  
  • Protege las relaciones familiares. Si es tu tía o hermano quien ofrece consejos no solicitados, lo que provoca tu furia o actitud defensiva, desarrolla estrategias de comunicación para lidiar con ellos sin arruinar los lazos familiares. Mantén el control de tu situación al elegir con quién quieres compartir cierta información. Tal vez sea mejor compartir los detalles solo con personas que demuestren un apoyo genuino.  
  • Establece límites con respuestas bondadosas, pero finales. Piensa en algunas frases evasivas que puedes usar cuando te acerquen vecinos o familiares poco útiles. Trata de evitar estar a la defensiva. Podrías decir: "Es muy amable de tu parte preocuparte por (tu ser querido). ¿Hay algo que estás dispuesto a hacer para ayudar a abordar la situación?” Otra opción: “Gracias por tu preocupación. Sé que entiendes lo difícil que puede ser (nombrar la preocupación). Realmente aprecio tu apoyo”, lo que puede ayudar a convertirlos de un crítico a un aliado.

*Nombre cambiado para proteger la privacidad. 

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