Vida Sana
La Dra. June McKoy les solicitaba algo a los médicos que atendían a su tía cuando la acompañaba a las consultas: “Le pido que no use la palabra ‘cáncer’ cuando hable con mi tía”, les decía.
McKoy creció en Inglaterra, pero nació en Jamaica, y su lugar de nacimiento y la ascendencia jamaiquina la moldearon profundamente. “Tu cultura va contigo dondequiera que vayas; te define”, dice McKoy, quien es directora del programa becario de Medicina Geriátrica en Northwestern Medicine, en Chicago. Esta manifestación de la cultura incluye la forma en que su familia encara la medicina. “En términos de cultura jamaiquina, si se encuentra algo realmente malo, no se expresa en forma que asuste al paciente”, dice.
Si bien finalmente los médicos descubrieron que su tía tenía cáncer colorrectal, McKoy les pidió que utilizaran otros términos, como “tumor”, para describir su enfermedad porque “una vez que dices ‘cáncer’, eso genera muchísima ansiedad”.
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McKoy hace énfasis en que su tía no es ignorante; su pedido no “quería decir que fuera estúpida”, sino que marcaba una diferencia entre la forma en que su familia jamaiquina veía la medicina y la forma en que se ejercía en Estados Unidos. También les pidió a los proveedores de atención médica que no la presionaran para someterse a procedimientos quirúrgicos porque “va contra su cultura [operarse], no va a ceder”.
McKoy dice que es esencial que las familias comuniquen estas sutilezas culturales a los médicos y proveedores de servicios de salud que se encargan de la atención médica de los adultos mayores.
Ella y otros geriatras y médicos ofrecen los siguientes consejos para las familias que quieren asegurarse de que sus necesidades específicas en materia cultural y religiosa se integren en la atención médica de sus seres queridos.
Comunica los deseos con claridad
Erika Hutz, una geriatra y osteópata de Swedish Medical Group en Chicago, dice que es imposible que las familias comuniquen demasiado cuando se trata del tipo de atención médica que desean que reciban sus seres queridos. Y agrega que es muy útil cuando los pacientes traen una lista de deseos específicos para su atención.
“Los médicos tienen que completar ciertos cursos, que actualmente son casi siempre obligatorios en los hospitales, para comunicarse mejor con los pacientes”, dice Hutz. “Pero el paciente y su familia deben abogar por sus deseos. Y si algo es muy importante para ellos, tienen que informar al personal médico”.
Hutz señaló una situación en la que tuvo una paciente mayor del Medio Oriente que venía a las citas con su hijo. Dice que la paciente siempre “se enfermaba mucho en ciertas épocas del año”.
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