Vida Sana
Cuando las personas piensan en la discriminación por edad, en general imaginan que a los trabajadores se los despide, se les niegan ascensos o nunca se los contrata simplemente por su edad.
Sin embargo, ¿qué sucede si no solo está en juego tu sustento sino más bien tu identidad profesional y tu autoestima? ¿Qué sucede si te hostigan, te intimidan o te hacen sentir amenazado por comentarios o acciones en el trabajo que se refieren a tu edad?
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Liz DiMarco Weinmann te lo puede contar. Tenía más de 50 años, trabajaba en Washington, D.C. en una empresa de asuntos públicos, y en una reunión con un cliente importante —y más joven— por un momento olvidó el nombre de un representante. Recuerda que “Este hombre comenzó a maldecir y a insultarme, y dijo ‘Estoy harto de que no tengas aquí a tu personal joven que realmente sabe lo que sucede’, como si yo fuera senil. Tenía unos papeles en las manos y me los tiró desde el otro lado de la sala”.
Cuando Weinmann le reportó el episodio al gerente, el jefe agravó la indignación cuando le dijo que si la empresa perdía la cuenta, sería porque ella no podía recordar las cosas. Recuerda que “Fue sumamente despreciable. Nunca estuve tan cerca de pensar que no volvería a trabajar que en ese momento”.
El acoso por motivos de edad, ya sean palabras hirientes deliberadas o inadvertidas, es igual de ilegal que otras formas de discriminación por edad. Sin embargo, el acoso verbal no se toma en serio. Además, puede ser particularmente difícil lograr que se haga justicia en el sistema judicial si te acosan.
Michael Borrelli, abogado especialista en derecho laboral de Borrelli & Associates en Nueva York, señala que “Si llegas a casa y dices ‘Me han acusado de llamar a alguien ‘vejestorio’, nadie se inmuta. Las personas mayores son el grupo olvidado que a nadie le importa. En cuanto a su lugar en la sociedad, no se los tiene en cuenta para nada”.
Donna Ballman, abogada especialista en derecho laboral de Fort Lauredale, Florida, concuerda. “Las personas mayores son objeto de demasiadas” palabras hostiles e inapropiadas, advierte.
Los datos lo confirman. En un informe reciente, la Equal Employment Opportunity Commission (EEOC, Comisión de Igualdad de Oportunidades de Empleo) federal indicó que las demandas de acoso por edad han aumentado en más del triple entre 1992 y el 2017. En una encuesta nacional que AARP Research llevó a cabo en el 2018 con 3,900 trabajadores, se concluyó que alrededor de una de cada cuatro personas recibió un comentario negativo con respecto a su edad de parte de un jefe o un colega (en inglés).
Weinmann, que ahora tiene 67 años, regresó a Nueva York después del incidente en Washington y obtuvo un título superior en administración de empresas. Ahora es propietaria de una firma consultora e intercede por los trabajadores mayores. Su labor incluye dar charlas a los exalumnos del MBA en New York University sobre el acoso que pueden esperar enfrentar por su edad a medida que envejecen. El lenguaje de la discriminación por edad está “generalizado” en la industria, señala. “Las personas piensan que cuando llegas a cierta edad ya no eres importante”.
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