Vida Sana
Un informe (en inglés) del 2021 de la Kaiser Family Foundation (KFF) encontró que casi el 80% de los adultos creen al menos una de ocho afirmaciones falsas sobre la pandemia de COVID-19 o las vacunas, o tienen dudas al respecto. Una encuesta anterior (en inglés) de la KFF encontró que alrededor del 80% de los adultos que no querían vacunarse creían al menos un mito prevaleciente sobre la vacuna contra la COVID-19 o tenían dudas al respecto.
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“Lamentablemente, hemos visto una y otra vez que la información errónea lleva a malos resultados de salud”, dijo el cirujano general de EE.UU. Vivek Murthy sobre el tema durante una teleasamblea de AARP.
Un artículo del 2022 publicado en JAMA Health Forum estima que hasta 12 millones de personas en el país puede que hayan optado por no recibir las vacunas contra la COVID debido a información errónea. “Creo que la desinformación, literalmente, le estaba costando la vida a las personas”, dijo Murthy.
Estos son algunos mitos comunes sobre las vacunas contra el coronavirus y la verdad detrás de cada uno de ellos.
Mito 1: Las vacunas se desarrollaron demasiado rápido para ser confiables
Es cierto que las vacunas contra la COVID-19 llegaron en un tiempo récord, pero los pasos que se apresuraron “fueron esencialmente los trámites de documentos”, explicó en una conferencia de prensa el Dr. Andrew Bradley, experto en vacunas y profesor en Mayo Clinic. Todas las vacunas disponibles se probaron en decenas de miles de personas en ensayos clínicos, y su seguridad y eficacia se evaluaron rigurosamente.
Los científicos tuvieron algo de ventaja desde el principio, lo que ayudó a acelerar el proceso. El virus que causa la COVID-19 está relacionado con otros coronavirus que han sido estudiados durante años, incluidos los que causan el síndrome respiratorio agudo severo (SARS) y el síndrome respiratorio del Oriente Medio (MERS). “Los conocimientos adquiridos a través de investigaciones anteriores sobre las vacunas contra el coronavirus ayudaron a acelerar el desarrollo inicial de las vacunas actuales contra la COVID-19”, dicen los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Invertir en la fabricación y distribución tempranas también contribuyó a que las vacunas llegaran a la población con mayor rapidez de lo habitual. Aunque dos de las vacunas (Pfizer y Moderna) son un nuevo tipo de vacuna, llamada ARNm (ácido ribonucleico mensajero), los investigadores han estudiado la tecnología durante décadas en una variedad de enfermedades, entre ellas la gripe, el Zika y la rabia, e incluso el cáncer. Este tipo de vacuna entrega un conjunto de instrucciones a las células y les enseña a producir una proteína que luego produce una respuesta inmunitaria al virus.
Mito 2: Las vacunas alterarán tu ADN
Ninguna de las vacunas interactúa o altera el material genético, o ADN (ácido desoxirribonucleico), de una persona, confirman los CDC. Las vacunas ayudan a las células a crear protección contra una infección por coronavirus, pero el material de la vacuna nunca entra en el núcleo de la célula donde vive el ADN.
En el caso de las vacunas de ARNm, después de que la célula ha utilizado las instrucciones entregadas, descompone y se deshace del ARNm. Y el material genético que entrega el vector viral (usado en la vacuna de Johnson & Johnson) no se integra al ADN de una persona, afirman los CDC.
Mito 3: Si ya has tenido COVID-19, no necesitas vacunarte
Incluso si has tenido COVID-19, los expertos recomiendan que te vacunes y te mantengas al día con los refuerzos.
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