Vida Sana
Protege a tu ser querido contra el fraude
Según un estudio publicado en la revista Jama Internal Medicine (en inglés), las malas decisiones financieras pueden ser una primera señal de alerta de la enfermedad de Alzheimer y otras demencias similares. Los resultados indican que las personas con demencia son más propensas a no pagar las facturas hasta seis años antes de recibir el diagnóstico, y más propensas a tener una calificación crediticia de alto riesgo hasta dos años y medio antes del diagnóstico. Además, a medida que progresa la enfermedad, las personas con Alzheimer tienen cada vez más dificultad para administrar sus propias finanzas, lo que las convierte en presas susceptibles ante los estafadores. Visita el Centro de Recursos contra el Fraude, de AARP, para conocer el modo de proteger a tu ser querido contra más de setenta tipos comunes de estafas.
Los latinos y el Alzheimer: una crisis en aumento
Desde las últimas investigaciones hasta la obtención de un diagnóstico, cómo hacer frente a la prestación de cuidados y el manejo de las finanzas.
Gina Jaiman cuidó de su madre, Ana Martinez, en su hogar de Seattle durante dos años mientras progresaba la demencia de Ana. “No quería que fuera a un hogar de ancianos”, dice Jaiman, de 53 años, quien trabaja en administración como coordinadora de servicios. “Entiendo que, desde el punto de vista cultural, muchas veces la expectativa es que te hagas cargo del cuidado de tus padres —y los amigos puertorriqueños también lo ven igual—”.
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Sin embargo, esa decisión se tornó más difícil de sobrellevar cuando su madre empezó a necesitar más atención. “Me dedicaba a cuidarla y a trabajar, y se estaba volviendo muy estresante”, explica.
Jaiman no es la única en esa situación. Cuando un ser querido recibe un diagnóstico de demencia, es menos probable que las familias latinas recurran a los servicios formales de cuidados, como los hogares de ancianos, según “Latinos & Alzheimer’s Disease: New Numbers Behind the Crisis” (en inglés), un informe de LatinosAgainstAlzheimer’s, el USC Suzanne Dworak-Peck School of Social Work y UsAgainstAlzheimer’s. Y aunque contar con el apoyo de la familia puede reducir algunos gastos iniciales, a la larga no deja de suponer un costo.
El estudio, publicado en Innovation in Aging (en inglés), proyecta que para el 2060, el número de latinos con la enfermedad de Alzheimer aumentará de forma exponencial: de 379,000 en el 2012 a 3.5 millones para el 2060, lo que representa un incremento del 823%. Además, según “Latinos & Alzheimer’s Disease” (en inglés), se proyecta que los costos indirectos para los latinos con la enfermedad de Alzheimer —que incluyen los cuidados informales no remunerados y la pérdida de ingresos— se multiplicarán por diez, de $3,900 millones en el 2012 a $39,800 millones (en dólares del 2012) para el 2060.
Según la Alzheimer's Association, las personas de 65 años o más sobreviven un promedio de cuatro a ocho años después del diagnóstico, pero algunas viven hasta veinte años con la enfermedad. Cuidar de una persona a medida que la enfermedad progresa durante un período prolongado puede echar por tierra hasta la planificación financiera más meticulosa, y encontrar la forma de hacerlo puede ser una tarea abrumadora.
Medicare no cubre el costo de los cuidados asistenciales —la ayuda para bañarse, comer, vestirse y usar el baño— que los enfermos de Alzheimer van a necesitar. Medicaid solo paga los cuidados si los ingresos y los bienes son inferiores a determinados niveles, y en algunos estados puede ser difícil conseguir cobertura para los cuidados fuera de un hogar de ancianos.
Esto complica aún más las cosas para las familias que, como es el caso de Jaiman, prefieren cuidar a sus familiares con Alzheimer en su propio hogar durante todo el tiempo que sea posible, como suele ocurrir con los millones de latinos que cuidan de sus seres queridos. Por cierto, de los 48 millones de cuidadores que se calcula que hay en Estados Unidos, alrededor del 21% son latinos, según AARP.
Incluso los mismos individuos que cuidan a sus familiares pueden tener problemas económicos si se ven obligados a limitar (o dejar) su trabajo cuando un ser querido empieza a necesitar ayuda las 24 horas del día. De hecho, se calcula que el 40% de los cuidadores latinos piden una licencia en el trabajo, reducen las horas o dejan de trabajar por completo para cuidar a un ser querido, según informa el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (en inglés). Un estudio que AARP llevó a cabo el año pasado concluyó que los gastos de bolsillo anuales de los cuidadores latinos promediaron los $7,167, y que destinaron cerca del 47% de sus ingresos a las tareas del cuidado.
Si bien el costo del cuidado suele ser elevado, tal vez puedas participar en programas y apoyos que pueden resultar útiles.
Cuando la madre de Jaiman acudió al hospital en el 2012 por una fractura de cadera, una trabajadora social le informó a Jaiman sobre los recursos disponibles en Seattle que podían ayudarla a cuidar de su madre, como un programa del estado de Washington que pagaba a los familiares para que se hicieran cargo del cuidado de sus padres. También se enteró de los programas estatales y locales que ofrecían envío de comidas, equipo médico, una enfermera que acudía a su casa una vez al mes para supervisar su medicación, y un servicio de relevo para que Jaiman tuviera oportunidad de descansar del cuidado.
Dado que la enfermedad de Alzheimer es progresiva —es decir, empeora con el tiempo—, es posible disponer de un cierto plazo previo para prepararse económicamente para las próximas etapas. A continuación, compartimos algunas medidas que puedes considerar adoptar a medida que la enfermedad progresa y algunos recursos que te ayudarán en el proceso.
Etapa 1: etapa inicial de la enfermedad de Alzheimer
En esta primera etapa, los síntomas del paciente pueden ser muy variados. Los lapsos de memoria son comunes, así como el extravío de objetos o los problemas para recordar nombres cuando les presentan a alguien. Dado que quienes atraviesan la etapa inicial de la enfermedad suelen ser capaces de hacer casi todo de forma independiente —como conducir hasta el trabajo o participar en actividades sociales—, a veces son solo las personas más cercanas las que se dan cuenta de que algo no anda bien.
Sin embargo, cuanta más planificación económica se pueda hacer poco después de recibir un diagnóstico de Alzheimer, mejor preparación habrá para los futuros problemas y gastos, sobre todo mientras las personas aún pueden tomar decisiones sobre sus finanzas y su cuidado.
“El diagnóstico es desolador y difícil de aceptar, pero alguien tiene que tomar la iniciativa y planificar mientras la persona aún es capaz de tomar decisiones”, sostiene Robert Herrera, asesor financiero del City of San Antonio Financial Empowerment Center, quien ayudó a cuidar a sus suegros que padecían demencia.
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