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El vínculo entre la depresión y el dolor crónico

La ciencia demuestra que tratar estos dos trastornos al mismo tiempo puede brindar alivio.


spinner image Mujer mayor con su mano en la cara sentada en una mesa
GETTY IMAGES

|  El dolor constante puede afectar tu sueño, tu desempeño diario y tu capacidad de hacer las cosas que disfrutas; así que, no es de sorprender que el dolor crónico puede causar depresión.

Pero también es cierto lo opuesto: si estás deprimido, tienes un riesgo más alto de desarrollar dolor crónico.

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En un estudio publicado en Archives of General Psychiatry los investigadores examinaron datos de 18,980 personas y descubrieron que el 43% de las que padecían depresión severa también sufrían de dolor crónico, en comparación con solo el 17% de aquellas que no estaban deprimidas.

Solo en los últimos años los científicos han comenzado a entender qué tan conectados están la depresión y el dolor crónico, dice el internista Kurt Kroenke, un profesor e investigador del dolor en Indiana University. "Si padeces uno de estos trastornos, es bastante común sufrir del otro", comenta. "Puede ser difícil distinguir dónde comienza uno y dónde termina el otro".

Alrededor del 30 al 50% de las personas que tienen dolor crónico también están deprimidas, dice él.

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Vera Schtakleff, residente de 81 años de Torrance, California, pasó por esto recientemente. Debido a una cirugía mal hecha, le dolía una rodilla, y la artritis causaba que el dolor se extendiera a su espalda cuando caminaba. Además, las exigencias físicas de cuidar de su esposo empeoraban su dolor de espalda, el cual se volvió más severo después de que su esposo falleció hace ocho años, dice ella.

"Tenía dolores de cabeza y me dolía todo el cuerpo: la espalda, la rodilla, los hombros. Me dolía todo", recuerda. "Me sentía tan mal que no podía hacer las cosas que disfrutaba. Solo quería dormir todo el día".

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Después de varios años de estar casi confinada en su hogar a causa del dolor, trató de quitarse la vida. "Me sentía tan sola", dice ella.

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GETTY IMAGES

El vínculo entre el dolor y la depresión parece ser —al menos parcialmente— psicológico, dice Robert D. Kerns, un psicólogo clínico en Yale University especializado en el dolor y el tratamiento del dolor. Los estudios han encontrado que el dolor crónico y la depresión se registran en la misma área del cerebro y comparten los mismos neurotransmisores y vías nerviosas.

La buena noticia es que, si sufres de ambos trastornos, existe ayuda. Los expertos recomiendan informar a tu médico y a un profesional de la salud mental (o visitar un centro de rehabilitación del dolor que tenga ambos tipos de proveedores) y tratar, al mismo tiempo, el dolor que tienes desde hace mucho junto con la depresión.

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"Es importante no depender de la idea de que, si recibes tratamiento para el dolor, la depresión va a desaparecer", expresa Kerns. "No hay evidencia de eso. Estos trastornos están tan entrelazados que necesitas tratar ambos".

Los siguientes tratamientos pueden ayudarte si sufres de dolor crónico y depresión. Muchos pacientes se benefician de una combinación de dos o más tratamientos, explica Kerns:

  • Antidepresivos. Además de mejorar tu estado de ánimo y tratar la depresión directamente, estos medicamentos alteran tu percepción del dolor para que sea más fácil de soportar. Ten en mente que un antidepresivo no funcionará de inmediato; necesitas tomarlo por varias semanas para experimentar el efecto completo.
  • Psicoterapia. El tipo de terapia psicológica más comúnmente disponible para el dolor crónico es la terapia cognitiva conductual (CBT). Es también un tratamiento psicológico para la depresión, y te ayuda a controlar los pensamientos negativos y a desarrollar destrezas para sobrellevar situaciones. Las investigaciones indican (en inglés) que alivia el dolor y la depresión tan eficazmente como los medicamentos. "Cuando siempre piensas, ‘esto es terrible y no puedo hacer nada al respecto’, eso en realidad magnifica la intensidad del dolor y puede llevar a la depresión", dice Kerns. La terapia cognitiva conductual te ayuda a enfrentar tu propia negatividad irracional y te dice qué puedes hacer para sentirte menos vulnerable.
  • La actividad física. Puede que sientas la tentación de evitar el ejercicio. Pero las investigaciones demuestran que mantenerte activo ayuda con el dolor y la depresión, en parte al liberar endorfinas y otras sustancias químicas del cerebro que te hacen sentir bien. El ejercicio también alivia el estrés, te ayuda a dormir, y mantiene tus músculos y articulaciones activos y saludables. Un fisioterapeuta puede ser esencial en ayudarte a encontrar el plan de ejercicios correcto, y a controlar tu dolor y cualquier incomodidad que surja cuando comiences.   
  • Meditación de atención plena. Esta práctica te enseña a enfocarte en el presente y a estar más en contacto con tus emociones y sentimientos sin prejuicios. En un estudio del 2015, (en inglés) las personas que sufrían de dolor crónico que aprendieron a practicar la meditación de atención plena experimentaron una mejora evidente en la depresión, la ansiedad y el dolor.  
  • Reduce el estrés. La tensión y el estrés aumentan tu sensibilidad al dolor y empeoran la depresión. Intenta respirar profundamente, disfrutar de un masaje o escuchar música; cualquier cosa que te ayude a relajarte.

En California, Schtakleff dice que afortunadamente recibió la ayuda que necesitaba después de su intento de suicidio.

Su médico le recetó un antidepresivo que mejoró de inmediato su estado de ánimo. También la conectó con una entidad sin fines de lucro llamada Independence at Home que le brinda apoyo de muchas maneras (como al proveerle visitas gratis de un terapeuta a su hogar). "Ahora sé que mi estado mental realmente afecta cuánto me molesta el dolor. Cuando me siento deprimida, el dolor parece ser peor. Cuando me siento feliz, puedo superarlo", comenta.

"Él me anima; me dio esperanza", dice Schtakleff de su terapeuta. "Me siento mucho mejor ahora —física, mental y emocionalmente—".

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