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Madres e hijos forjan un vínculo después de reencontrarse en la vida

Las pruebas de ADN ayudaron a cuatro hijos a reunirse con sus madres.

spinner image Madre e hijo miran una puesta de sol sobre el agua
Getty Images

La conexión que un hijo o hija tiene con una madre es poderosa, incluso si esa conexión llega más tarde en la vida.

Algunas personas adoptadas pasan años buscando a sus madres biológicas y algunas madres anhelan saber lo que les sucedió a los bebés que dieron en adopción. Ahora, el aumento de los servicios de pruebas de ADN está reconectando a madres e hijos que no se habían visto en mucho tiempo en reuniones emocionales.

Se estima que 26 millones de personas en todo el mundo han proporcionado muestras de saliva y enviado su ADN a empresas directas al consumidor como Ancestry y 23andMe para conocer más sobre sus etnias y sus raíces ancestrales, o para conectarse con familiares, incluidas las madres biológicas, según un estudio del 2020 publicado en JAMA (Journal of the American Medical Association).

“Lamentablemente, muchos estados mantienen restringidos los archivos de [adopción] para siempre, de modo que el ADN es la única manera de que esas personas adoptadas puedan identificar y averiguar sobre sus familias biológicas”, dice Louise Baldock, detective de ADN en Finding Families, una organización con sede en el Reino Unido que rastrea los árboles genealógicos y ayuda a encontrar familiares perdidos, incluidas las madres biológicas. “El principal deseo de la mayoría de las personas es conocer a su madre; la búsqueda de los padres a menudo sucede mucho más tarde”.

Conoce a cuatro madres que dieron a sus bebés en adopción y se reunieron con ellos décadas después gracias a las pruebas de ADN.

Judy Lloyd, Greensboro, Georgia, y Matt Robertson, Walnut Creek, California

spinner image Judy Lloyd y Matt Robertson
Matt Robertson se reunió con su madre biológica Judy Lloyd (izquierda).
Cortesía de Matt Robertson

Judy Lloyd no estaba casada y tenía 19 años cuando quedó embarazada en 1972. Sus padres insistieron en mantener el embarazo en secreto y la enviaron de Georgia a Oregón para vivir con sus familiares hasta que dio a luz; su hijo fue dado en adopción.

“Siempre oré por que estuviera en un buen lugar con una buena familia”, dice Lloyd, de 69 años. “Pensábamos que estaba mejor en otro lugar, pero todavía sentía un dolor en el corazón”.

Matt Robertson, de 50 años, se enteró de que era adoptado en el quinto grado. Dice que la revelación fue “desgarradora” y se propuso encontrar a su madre biológica cuando estaba en la universidad. Robertson incluso contrató a un investigador privado. Pero cuando la investigación no presentó ninguna pista, se dio por vencido.

En el 2019, Robertson envió una muestra de ADN a una compañía de pruebas y encontró a un familiar que accedió a preguntarles a sus tías si alguien en la familia había dado a un hijo en adopción en la década de 1970. La pregunta llevó a que encontrara a Lloyd.

“Estaba en la ferretería Ace Hardware y recibí una llamada [de la nieta de mi tío] y ella dijo: “¿Quieres ver una foto de tu madre?”, recuerda Robertson.  “Todo pasó tan rápido. Aunque la estaba buscando, no estaba muy preparado”.

Lloyd se sorprendió cuando se enteró de que su hijo primogénito la estaba buscando.

“Nunca soñé que lo vería”, dice Lloyd.

Aunque estaba entusiasmada con la posibilidad de conectar con él, Lloyd también se preocupaba por lo que la revelación podría significar. Su embarazo no era solo un secreto para la mayoría de sus familiares mayores; también era algo que sus otros hijos desconocían.

Pero ella reveló la noticia y después de muchas conversaciones telefónicas con Robertson, Lloyd y su hija viajaron a San Francisco para conocerlo por primera vez.

“Nos sentamos a beber una cerveza y nos estábamos mirando el uno al otro”, recuerda Robertson. "No parecía real".

Durante los últimos cuatro años, madre e hijo (y, a menudo, también los hermanos) se han ido juntos de vacaciones cada año. Hablan con frecuencia y los hermanos de Robertson le dieron la bienvenida a la familia. Si bien sigue siendo una relación incipiente, dice Lloyd, “mi familia ahora está completa; es realmente una bendición”.

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Mary Smith, Dorsett, Reino Unido, y Al Isaacs, Levittown, Nueva York

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Al Isaacs (derecha) encontró a su madre biológica Mary Smith por medio de una prueba de ADN.
Cortesía de Al Isaacs

Al Isaacs no supo que era adoptado hasta los 51 años.

Cuando murió su padre adoptivo, Isaacs encontró sus documentos de adopción mientras empacaba para trasladar a su madre a un hogar de ancianos. Isaacs no podía preguntarle a su madre adoptiva, que padecía demencia, los demás detalles.

Sin desanimarse, Isaacs envió una muestra de ADN a una compañía de pruebas, la cual —junto con muchas búsquedas en Google— lo ayudó a identificar a su padre biológico, quien murió en 1998 y su obituario mencionaba a una hija, Molly.

Isaacs envió una nota escrita a mano a su media hermana con su información de contacto. Durante su primera llamada en agosto del 2021, Isaacs se enteró de que Molly había pasado 20 años buscándolo. De inmediato comenzó a ayudar a Isaacs a encontrar a su madre biológica, y tenía un arma secreta: su madre conocía de Isaacs y la identidad de su madre biológica, Mary Smith.

Isaacs se enteró de que su madre biológica era una cantante que ganó una popular competencia de canto televisiva en 1968. Smith tenía un contrato discográfico y se presentaba habitualmente en los locales de Nueva York. Para Isaacs, un comediante que le encanta estar en el escenario, “escuchar todas estas historias... fue como si mi vida de repente tuviera mucho más sentido”.

A través de una serie de giros y vueltas, Isaacs y Smith, de 72 años, hablaron por primera vez en marzo del 2022.

“Una de las estipulaciones de la adopción fue que no intentaría buscarlo ni tratar de comunicarme con él en ningún momento”, dice Smith. “Siempre pensé en él y me preguntaba cómo y dónde estaba y cómo era su vida”.

Siete meses después, Isaacs viajó a Dorsett para conocer a su madre biológica; Smith ha reservado un vuelo para visitar a Isaacs en Nueva York este verano.

“Me había enamorado de esta idea unidimensional de esta chica de 19 años que era cantante y de repente es una persona real de carne y hueso”, dice Isaacs. “Mis padres adoptivos... me dieron una gran vida y no sería quién soy o estaría dónde estoy sin ellos, pero es maravilloso tenerla [Mary] en mi vida”.

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Linda Hamilton, Boston, Massachusetts, y Robert Barksdale, Corona, California

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Robert Barksdale "sorprendió" a su madre biológica, Linda Hamilton, cuando la contactó.
Cortesía de Robert Barksdale

Robert Barksdale ordenó una prueba de ADN con el objetivo de aprender más sobre su familia biológica, pero nunca se la hizo. Afortunadamente, su hijo sí, y los resultados llevaron a Barksdale, de 55 años, a conocer un primo que le presentó a su madre biológica.

Linda Hamilton no quería dar a su hijo en adopción, pero su madre insistió. En 1968, viajó de Washington D.C. a Los Ángeles para dar a luz; no le permitieron tener información sobre la familia adoptiva de Barksdale o su ubicación.

Cuando Hamilton, de 70 años, se enteró de que Barksdale la había encontrado a través del ADN, estaba “sorprendida”.

“Fue impresionante”, recuerda. “Incluso con todas las historias que he escuchado [sobre familias que reconectan a través del ADN], me sorprendió mucho que esto sucediera”.

Madre e hijo se conectaron en febrero del 2021. Después de una oleada de mensajes de texto, llamadas y videollamadas, Barksdale viajó de una parte del país a otra para conocer a Hamilton por primera vez. Hubo una conexión inmediata.

“Siempre tuve curiosidad y… quería ver de dónde provenía, quién era mi familia, a quién me parecía”, dice Barksdale. “Mi madre adoptiva... siempre me animó a tratar de encontrar a mi familia biológica; falleció cinco meses antes de que los conociera”.

Hamilton también tiene cinco hijas, lo que significa que Barksdale ahora tiene cinco hermanas más jóvenes. No sabían que Hamilton había dado a un hijo en adopción, pero su primera pregunta fue: “¿Podemos llamarlo ahora mismo?”.

Barksdale encajó perfectamente con su familia biológica. Madre e hijo no solo se parecen físicamente, ambos trabajan en bienes raíces, aman los martinis y los juegos, y disfrutan burlarse el uno del otro. Barksdale incluso fue agregado a dos chats grupales: uno con su madre y hermanas y otro con sus tíos.

“Es como si siempre hubiese estado”, dice Hamilton. “Robbie le suma a nuestra familia y a nuestra historia familiar, y tenemos una historia familiar bastante asombrosa”.

Julia Fusco y Kristen Fusco y Elsy Mejia Vaquerano, Boston, Massachusetts

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Julia Fusco (izquierda) descubrió que ella y su madre biológica Elsy Mejia Vaquerano vivían en Boston.
Cortesía de Julia Fusco

De niña, Julia Fusco soñaba con reconectarse con su madre biológica, y debería haber sido fácil.

Fusco, de 22 años, sabía que tenía herencia puertorriqueña y salvadoreña, ya que tenía cartas y fotos de su madre biológica e incluso la había conocido una vez cuando era bebé. Pero la agencia de adopción con sede en Boston, que se suponía que debía compartir las cartas y fotos de los padres adoptivos de Fusco con su madre biológica, cerró, lo que cortó la conexión. Todo lo que Fusco tenía era un nombre: Elsy.

“No tenía apellido, solo iniciales: EJMV, y yo intenté buscar apellidos hispanos con esas iniciales, o buscar en Google 'Elsy' 'El Salvador' o investigar en Facebook a personas con el nombre Elsy”, dice.

La madre adoptiva de Fusco, Kristen, tenía sentimientos encontrados sobre la búsqueda de su hija para encontrar a su madre biológica.

“Mi primera reacción fue de preocupación; me preocupaba por Julia y cómo podría ser recibida por su familia biológica, y por lo que podría significar para mi familia”, dice.

En el 2017, Fusco realizó a una prueba de ADN en un sitio popular y encontró a unos cuantos primos cuartos, pero nadie pudo acercarla a encontrar a su madre biológica.

“Llegué a un punto en el que pensaba que probablemente nunca la iba a conocer, lo que era decepcionante porque esa había sido mi meta en la vida desde siempre”, dice.

Sin embargo, Fusco quería contar su historia de adopción como parte de su proyecto universitario de último año en producción de documentales. Un profesor le sugirió que hiciera una segunda prueba de ADN para poder filmar el momento en que obtenía los resultados. Fue un momento de película.

“Me quedé sin aliento y lloré”, dice. "Fue una locura. Mi hermano mayor vivía a solo 25 minutos de distancia”.

Fusco conoció a su hermano en noviembre del 2022. Una semana después, conoció a Elsy.

“Siempre intenté conocerla”, dice Elsy Mejia Vaquerano, de 43 años. “Siempre [me sentí] incompleta en mi vida porque un pedazo de mí estaba en algún lugar [y] pensaba: 'si solo ella pudiese estar aquí en mi vida, estaría plenamente feliz'. Así que ahora me siento totalmente feliz”.

Para Fusco, no había nada mejor que hacer realidad el momento que siempre había soñado.

“Soy puramente feliz”, dice. “Me recibieron con los brazos abiertos”.

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