Vida Sana
Desde que empezó a hacer jardinería hace 35 años, Toni Gattone ha apreciado la alegría de pasar tiempo al aire libre cuidando plantas y cultivando sus propios alimentos.
"Esto es muy beneficioso para nosotros: mental, física, emocional y espiritualmente", dice la residente de 74 años del condado de Marin (California). Más allá del ejercicio y del aire fresco, "cuando estás en el jardín, no piensas en lo que pasa en las noticias. Piensas en esa planta que tienes delante y en lo que puedes hacer para nutrirla".
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Con la edad, la artritis en la espalda hizo que algunas tareas de jardinería le resultaran dolorosas. En lugar de abandonar la jardinería, Gattone se adaptó, como lo detalla en su libro The Lifelong Gardener: Garden With Ease & Joy at Any Age (en inglés). Rediseñó el jardín de su casa, instaló arriates elevados a la altura de la cintura que le permiten trabajar en el jardín sin tener que agacharse. Para regar las plantas, empezó a utilizar mangueras ligeras que son menos difíciles de levantar y cambió a un rociador controlado con el pulgar para reducir la tensión en las manos por el exceso de agarre.
Con un poco de planificación, la mayoría de las personas pueden seguir cosechando los beneficios del huerto en su jardín, incluso si tienen discapacidades o si su fuerza y resistencia han disminuido con la edad. Un jardín diseñado para la accesibilidad y la seguridad, herramientas especiales de adaptación que compensan las limitaciones físicas, una rutina de jardinería sensata que controle el esfuerzo, y otras medidas de seguridad y salud pueden hacer de la jardinería una actividad sana y gratificante para toda la vida.
La clave es "cultivar el jardín de forma más inteligente, no más intensa", dice Pat Patterson, experta en jardinería que se jubiló después de trabajar durante 30 años para el Servicio de Extensión de Oregon State University y que todavía se ofrece como voluntaria para enseñar técnicas adaptables de jardinería.
Tener el asesoramiento del experto de una universidad local o de un programa comunitario es una forma inteligente de empezar. Cuando Patterson asesora a los jardineros de más edad, les pide que respondan un cuestionario de autoevaluación, que puede revelar los problemas que deben solucionar, desde problemas de las manos o de la espalda hasta la falta de familiaridad con tareas de jardinería que pueden hacerlos más vulnerables a las lesiones.
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