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8 motivos que llevan a peleas entre hermanos

Los príncipes William y Harry no son los únicos que tienen conflictos.

spinner image Gráfico de dos manos agarradas a una cuerda que tiran en sentido opuesto
Malte Mueller.Getty Images

No es habitual que las personas comunes se sientan identificadas con la realeza.

Sin embargo, con la repercusión mediática de las tan anticipadas memorias del príncipe Harry, Spare, son muchos los hermanos con rivalidades que sienten cierta afinidad con el duque de Sussex. El libro relata su relación —a veces problemática— con su hermano mayor, el príncipe William, e incluye una presunta agresión física durante un altercado en el 2019 sobre la esposa de Harry, Meghan Markle.

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Si bien las relaciones entre hermanos se cuentan entre las más duraderas, la lealtad intensa suele ir acompañada de conflictos intensos, y las heridas pueden ser profundas.

Una investigación que se publicó en un ejemplar del 2020 de la revista Journal of Family Psychology reveló que el conflicto entre hermanos que son adultos mayores se vinculaba, en parte, a síntomas de depresión, ansiedad, hostilidad y soledad.

Estos son los principales motivos de rivalidad entre hermanos.

1. Orden de nacimiento

Con frecuencia se considera que los primogénitos son —y a veces se exige que sean— los responsables, los que deben cumplir las reglas, dar el ejemplo y cuidar a sus hermanos menores. Los hijos menores, que pueden sentirse relegados, tienden a ser vistos como más extrovertidos, despreocupados y rebeldes, como sugiere un estudio del 2020 sobre los segundos hijos que realizó Joseph Doyle, economista de MIT.

Esos atributos “se mantienen cuando nos convertimos en adultos”, señala la consejera personal certificada Krystal Conner, de Atlanta, Georgia. “Nos habituamos y pensamos: esta es la función que debo desempeñar. No lo cuestionamos, sobre todo al envejecer, porque llevamos mucho tiempo en ese rol”.

2. Padres mayores

La dinámica del orden de nacimiento suele manifestarse cuando los padres comienzan a necesitar más ayuda.

“Puede existir presión sobre el hermano mayor para que asuma la responsabilidad del cuidado, y puede haber cierto resentimiento por ello”, explica la consejera licenciada en Salud Mental Jody Mykins, de Irondequoit, Nueva York. Mientras tanto, “al hermano menor puede resultarle difícil saber cómo ayudar”.

El género también es un factor importante. El informe del 2020 titulado “El cuidado de los seres queridos en Estados Unidos”, el último disponible, demostró que la mayoría de los cuidadores —el 61%— que acuden a las citas médicas y brindan otros cuidados a los padres son mujeres.

3. Celos

Si los hermanos sienten que hay una cantidad limitada de algo —como amor, apoyo, afecto o recursos básicos—, pueden sentir que deben competir con sus hermanos para obtenerlo, sobre todo si los padres no fueron muy generosos con el amor, el afecto, los elogios o el apoyo, indica Conner.

Para quienes “crecieron en épocas difíciles y recesiones, esto puede ser aún más acentuado cuando se trata de recursos materiales”, sostiene Conner.

Un estudio de la Universidad de Cornell reveló que el 70% de las madres de 60 a 79 años sentían más apego por un hijo que por otro.

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4. Diferentes personalidades

Los hermanos biológicos comparten genes, pero no suelen compartir personalidades, y eso puede causar conflictos.

Según Mykins, los extrovertidos suelen ser sociables, y tener opiniones contundentes y motivación externa, lo que puede hacerlos parecer dominantes. Los introvertidos son más propensos a la interiorización y a reflexionar mucho sobre opiniones que quizá no expresen, lo que puede interpretarse como desinterés o indiferencia. Un ambivertido tiene rasgos de ambas personalidades.

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Es como cuando “una hermana es porrista y la otra es un ratón de biblioteca, o un hermano es una estrella del fútbol y el otro es un genio en ciencias”, explica Mykins. “Esto no suele cambiar con la edad”.

Los hermanos igual pueden llevarse bien y respetar sus diferencias, pero a veces eso provoca conflictos.

5. Sucesiones y testamentos

Las heridas que se mantienen enterradas pueden resurgir con las emociones que suscitan el dolor y la pérdida, y esto aumenta la posibilidad de que se produzca una lucha por el poder, observa Conner. Por ejemplo, cuando uno de los hermanos es el albacea testamentario de uno de los padres, otro puede sentirse menos querido, o con menos control. Además, la forma en que los padres legan dinero, propiedades y otros recursos a los hijos puede hacer que los hermanos disientan sobre el modo de distribuirlos.

Un tercero neutral puede atenuar la tensión al asegurar que se cumplan los deseos previstos en el testamento.

Estrategias para sobrellevar la rivalidad entre hermanos

Toma la iniciativa

Mykins, de 56 años, sugiere mantener conversaciones abiertas con los hermanos sobre los patrones nocivos de la relación antes de que se produzca una crisis.

“No esperes a que tu padre esté en el hospital, o a que tu madre necesite atención especializada y debas decidir rápidamente qué hacer”, sugiere Mykins. La espera solo aumenta el estrés, lo que a su vez puede acrecentar las tensiones.

Las conversaciones pueden no ser fáciles, pero hay formas de mitigar los daños.

“Sé sincero y abierto, y muéstrate dispuesto a escuchar a la otra persona y a considerar la posibilidad de efectuar un cambio”, recomienda Mykins.

Mira en tu interior

Los hermanos suelen verse enredados en el juego de la culpa, dice Conner.

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“Casi nunca cuestionamos las cosas que consideramos ciertas sobre nosotros mismos”, señala. “Simplemente aceptamos como un hecho todo lo que hemos pensado durante décadas. Para acabar con eso, tienes que preguntarte: ‘¿Es cierto?’ o ‘¿Es cierto todo el tiempo?’”​.

Mejor aún, pregúntate si esa es la persona que quieres ser. “Es importante saber cómo quieres mostrarte en tus relaciones”, añade.

Conner sugiere asumir el control de la propia actitud, al margen de lo que digan o hagan los demás. Si tienes una reacción, debes comprender que la reacción procede de tus propios pensamientos y no de las palabras o el comportamiento de otra persona.

Ella tiene experiencia personal en esto por ser la hija del medio.

“Podría estar enojada con mi hermana mayor y pensar: ’Estoy enfadada porque me dijo estas palabras’, pero la verdad es que estoy enfadada por los pensamientos que tengo sobre las palabras que dijo”, explica Conner. “Es importante vincular los sentimientos a los pensamientos porque es literalmente lo único que podemos controlar”.

Pon límites

Establecer límites razonables con un hermano no consiste en imponerle un ultimátum. Tómalo como un acto de amor para reforzar el vínculo fraternal.

“Con frecuencia no establecemos límites porque nos preocupa que nos hagan quedar mal o que supongan una amenaza, pero acabamos enfadándonos mucho porque la persona traspasa un límite imaginario que no sabe que existe”, explica Conner. En cambio, los límites “son una señal de amor y forjan una relación más saludable”.

Si no quieres que tu hermano hable mal de la familia, un ejemplo de fijar un límite sería colgar el teléfono o marcharte —por supuesto después de dejar bien claro lo que aceptas y lo que no—.

Y luego cumple con ello. Conner lo dice: “Muchas veces no lo hacemos, pero esa es la parte importante”.

Sé receptivo

“La rivalidad entre hermanos es optativa”, señala Conner. “Puedes tener una relación saludable, o una que es menos íntima. Eso lo decides tú”.

Dado que los conflictos familiares suelen resultar problemáticos, puede ser aconsejable que un terapeuta escuche las conversaciones y aporte su punto de vista.

Mykins dice que “puede ser una oportunidad para sanar algunas heridas del pasado”.

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