Los wésterns vuelven a ser populares

"Si, como algunos, consideras el cine una forma de arte entonces el wéstern sería una forma de arte verdaderamente estadounidense, como el jazz", dijo una vez Clint Eastwood.

Estos ideales eran tan fuertes en las películas del Oeste que un villano de Hollywood de años posteriores los puso en tela de juicio específicamente. En la película de 1988 Die Hard, el personaje de Hans Gruber le dice al héroe, John McClane: "Pero ¿quién eres tú? ¿Otro estadounidense que vio demasiadas películas de niño? ¿Otro huérfano de una cultura en quiebra que se cree John Wayne? ¿Rambo? ¿Marshal Dillon?” Era como si mantener estos ideales "vaqueros" fuera algo malo.

Pero, como el país mismo, las películas del Oeste empezaron a cambiar en la década de 1960. The Wild Bunch (1969) abandonó las virtudes clásicas de los vaqueros, sustituyéndolas por el cinismo, la violencia y el rechazo de los principios morales. Adoptaron la filosofía de cada hombre por su lado, a cualquier precio. La serie de los llamados "spaghetti westerns" desdibujó las líneas entre los buenos y los malos.

Esto puede explicarse en parte por la época en que se vivía. Vietnam, el movimiento por los derechos civiles y el rechazo de la conformidad cambiaron nuestra forma de ver el Gobierno, la autoridad y a los demás. La conclusión de las películas era básicamente que la sociedad es corrupta, que solo debes ocuparte de tus propios intereses. Los wésterns absorbieron y reflejaron esa actitud.

"Probablemente más que ningún otro género, aunque tengan lugar hace más de cien años, las películas del Oeste reflejan la década en la que se hicieron", dijo el director Quentin Tarantino luego de estrenar Django Unchained (2012). "Las películas del Oeste de la década de 1950 reflejaban el Estados Unidos de Eisenhower. En los años 70, reflejaban el país de Watergate. No creías en los mitos del Oeste".

La popularidad del género se desvaneció en ese momento, y lo que había sido un icono cultural en décadas pasadas se convirtió en una novedad en las décadas de los 80 y los 90. Hubo algunas joyas raras en aquellos años, como Dances With Wolves (1990) y Silverado (1985), que evocaban décadas anteriores, aunque con algunos cambios notables. Los villanos, por ejemplo, eran ahora personas en el poder que abusaban de su autoridad.

Esto le permitió al género empezar a desprenderse de algunos de los estereotipos de décadas anteriores y pintar el pasado con un pincel más veraz. En Dances With Wolves, los nativos estadounidenses ya no son los salvajes desquiciados de las viejas películas, sino personas con culturas florecientes que aman, ríen e intentan vivir en comunión con la naturaleza.

"Cuando hago una película del Oeste, a menudo me pregunto qué habría hecho yo realmente en esa situación", dijo el actor y director Kevin Costner, situando una serie de valores y actitudes actuales en el contexto del siglo XIX.

Esto nos lleva a la actualidad y a la reciente explosión de películas y programas de televisión del Oeste. Siete de los diez wésterns más taquilleros de la historia se hicieron alrededor de la última década.

Según Nielsen, el estreno de la quinta temporada de Yellowstone, de Costner, que presenta una versión más tradicional de los wésterns, tuvo más de 12 millones de espectadores. No se trata solo de espectadores mayores; la audiencia entre quienes tienen entre 18 y 34 años creció un 53%.

¿Qué debemos concluir del regreso de los wésterns más tradicionales y de sus valores? El crítico de cine Roger Ebert dio una calificación de cuatro estrellas a la película del 2007 3:10 to Yuma. En ese momento dijo: "En tiempos difíciles, los estadounidenses han recurrido a menudo al wéstern para recalibrar su brújula. En tiempos muy difíciles, hace falta un wéstern muy bueno". Si hay una forma de describir la última o las últimas dos décadas, "tiempos muy difíciles" podría ser la forma adecuada.

Estados Unidos en la actualidad es una nación más realista que en el apogeo del wéstern clásico, con puntos de vista más diversos. La historia no está tan encubierta como en las películas y los programas de televisión que veíamos de niños.

En general, mi esperanza es que la sociedad vuelva a adoptar los fundamentos sobre los que se construyeron Estados Unidos y las películas del Oeste: defender a quienes no pueden defenderse por sí mismos, forjar una comunidad, garantizar la justicia y aprovechar todas las oportunidades para ser lo mejor que puedas ser.

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