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El 67% de los cuidadores familiares tiene dificultades para equilibrar la vida laboral y personal, según un informe

Una nueva encuesta de AARP y S&P Global revela que los beneficios para cuidadores han mejorado, pero queda aún más por hacer.


spinner image una persona carga una balanza llena con diferentes aspectos de la vida cotidiana
Rose Wong

Cuando Sharon Wille Padnos va a trabajar, pasa la mayor parte del día ayudando a adultos mayores de Vermont que sufren pérdida de visión.

Cuando vuelve a su casa, la terapeuta de rehabilitación visual pasa gran parte de la tarde planeando su viaje mensual para visitar a su madre de 86 años en Wisconsin, que ha estado debilitándose gradualmente en un centro de vida asistida desde que sufrió varios derrames cerebrales en el 2022.

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"Cada vez es más duro, pues lleva años en esta situación", afirma Wille Padnos, de 59 años, que vive en Essex Junction, Vermont. "Doy, doy, doy, en el trabajo... luego vuelo a visitar a mi madre y doy, doy, doy durante una semana. Cada vez es más difícil encontrar el equilibrio. Siento que yo también necesito recibir".

Según un nuevo informe publicado hoy conjuntamente por AARP y S&P Global: “Working While Caregiving: It’s Complicated” ("Trabajar mientras se es cuidador: es complicado"), Padnos no está sola en el mundo de los cuidadores adultos que trabajan.

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Sharon Wille Padnos y su madre Jean Willie.
Cortesía de Sharon Wille Padnos

Dos tercios (67%) de los encuestados declararon tener al menos alguna dificultad para equilibrar el trabajo y la vida personal. El 84% de los encuestados afirman que brindar cuidados tiene un impacto moderado o alto en el estrés que sienten a diario. Aún más preocupante es que el 27% de los cuidadores que trabajan dicen que, en última instancia, han tenido que pasar de un trabajo a tiempo completo a otro a tiempo parcial o reducir sus horas de trabajo.

AARP y S&P Global realizaron una encuesta en línea entre 1,200 cuidadores autoidentificados como empleados a tiempo completo o parcial en empresas grandes del país (con más de 1,000 empleados) y brindan al menos seis horas semanales de cuidados a un adulto. La encuesta se realizó del 19 de septiembre al 17 de octubre del 2023.

La cantidad de cuidadores que trabajan es impresionante: el 61% de los 48 millones de cuidadores familiares del país tienen también un empleo. En otras palabras, además de su trabajo habitual, también se les pide que hagan de todo, desde ayudar en tareas médicas y de enfermería hasta coordinar las visitas al médico y hacer la compra en el supermercado. A esto hay que añadir las muchas horas que se necesitan para actuar como defensores de sus seres queridos.

"Los cuidadores familiares que trabajan siguen teniendo dificultades", afirma Bob Stephen, vicepresidente de Programas de Salud y Cuidado Familiar de AARP. "No pueden elegir uno u otro".

Pero sus empleadores pueden optar por ayudarlos.

Según el informe, lo más importante para los cuidadores que trabajan es la flexibilidad. Y, por primera vez, parece haber una mejora real en ese ámbito. En el 2020, alrededor del 32% de los cuidadores que trabajaban afirmaron tener cierta flexibilidad en sus horarios de trabajo. En el 2023, esa cifra había aumentado al 45%, dice Stephen.

"Hay un crecimiento real, pero sigue siendo inferior al 50% de los empleadores", afirma.

El costo de cuidar de un ser querido

Para Wille Padnos, la flexibilidad en su lugar de trabajo —la Asociación de Vermont para personas ciegas y con discapacidad visual— nunca ha sido un problema. Sin embargo, es la única en su lugar de trabajo que está especialmente capacitada para sus funciones de terapia de rehabilitación visual, por lo que puede acumularse trabajo cuando se toma una semana libre cada mes para volar a ayudar a su madre.

"No puedo imaginar que muchos trabajadores puedan hacer lo que yo hago", dice, y señala que tanto ella como su esposo, Stephen, son profesionales a tiempo completo con ingresos razonables. "Muchas personas no podrían permitirse hacer lo que yo estoy haciendo".

No es que sea sencillo para ella.

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Recientemente, comenzó a hacer uso de los beneficios de la Ley de Licencia Familiar y Médica, pero incluso así, su tiempo fuera del trabajo suele ser no remunerado. Sus vuelos mensuales de ida y vuelta para ver a su madre le cuestan entre $350 y $700. Y aunque se aloja con un familiar cuando viene de visita, los gastos de alquiler de auto suelen ser de $500 a $800 cada semana.

Aunque la mayoría de sus compañeros de trabajo son muy comprensivos, algunos no tienen ni idea de por qué se va una semana entera cada mes. Cuando regresó hace poco de una agitada visita a su madre, un compañero de trabajo bien intencionado le preguntó: "¿Has pasado unas buenas vacaciones?".

"No lo saben", dice Wille Padnos. "No tienen ni idea".

Trabaja como cuidadora, dice, porque se siente en deuda con su madre. Entre otras cosas, recuerda, la casa de su madre era el lugar donde la familia se reunía durante años cada Acción de Gracias y Navidad.

Pero cada vez que vuelve a su casa, dice, se siente un poco más agotada.

"Llego a casa y, al día siguiente, me doy cuenta de lo agotada que estoy mental y físicamente", dice Wille Padnos. "Es difícil presentarme al trabajo y estar toda sonriente y hacer mi trabajo lo mejor posible".

Para la mayoría de los cuidadores que trabajan, los retos siguen aumentando. Según el informe:

  • El 80% de los encuestados está de acuerdo en que las empresas son más comprensivas con los asuntos relacionados con el cuidado de los hijos que con las responsabilidades del cuido de un adulto.
  • La mitad de los cuidadores que trabajan modificaron su horario laboral —por ejemplo, comenzar más temprano, salir más tarde o tomarse tiempo libre— debido a sus responsabilidades como cuidadores.
  • El 16% de los cuidadores que trabajan han rechazado un ascenso, y otro 16% han dejado de trabajar por completo durante un tiempo debido a sus responsabilidades como cuidadores.

¿Por qué es todo esto tan difícil de cambiar en el lugar de trabajo? "Puede que sea la cultura", dice Stephen, de AARP. "La cultura es el mayor facilitador y obstáculo para crear un entorno de apoyo a los cuidadores familiares". Para cambiar esa cultura laboral, dice, los cuidadores que trabajan tienen que ser más abiertos sobre sus necesidades. La gente es reacia a hablar de ello", afirma.

'Sin tiempo para ti misma'

Kimberly Moser, de 55 años, no se resiste en absoluto a hablar de sus retos como cuidadora y trabajadora.

Es directora de un laboratorio de investigación en la Universidad de Oklahoma y, además de dedicar entre 40 y 60 horas semanales a su trabajo, es cuidadora familiar.

Básicamente, forma equipo con su esposo para cuidar de su suegra de 83 años, Charlene Moser, que vive con ellos, con la salud deteriorada, desde el 2011.

Kimberly trabaja mayormente durante el día y su esposo, Gregory, de 56 años, supervisor nocturno del servicio de limpieza de la universidad, trabaja por la noche. Cuando uno está en el trabajo, el otro está en casa cuidando de Charlene, que padece del corazón, diabetes y algunos problemas de memoria.

spinner image Kimberly Moser detrás de su suegra, Gertrude, sentada en un sillón reclinable.
Kimberly Moser detrás de su suegra, Gertrude, sentada en un sillón reclinable.
Cortesía de Kimberly Moser

"Realmente, no hay tiempo para uno mismo", dice Moser. "Gran parte de nuestro tiempo es asegurarnos de que Charlene está bien. Estamos ahí 24 horas al día, los 7 días a la semana".

Para Moser, ir a trabajar es casi como un escape de las constantes tareas de cuidado de su suegra. Pero a veces las cosas suceden, como cuando Gregory se rompió un pie en el trabajo y tuvo que permanecer sin estar de pie durante un tiempo.

"Como quiera, las tareas tenían que realizarse", dice Moser. "Ella tenía que comer. Tenía que ir al médico. Así que me puse de acuerdo con mi supervisor y estuve mucho más tiempo en casa. Tenemos horarios flexibles y yo tengo llaves del edificio, así que trabajaba durante horas raras".

Moser desearía que hubiera más opciones para su suegra. "Estaría bien que hubiera más programas que nos permitieran tener un lugar seguro al que llevar a nuestros seres queridos [durante el día] para que pudieran relacionarse con otros de su edad".

Sí, Moser ha tenido que sacrificarse, por supuesto.

Hace seis años le ofrecieron un trabajo como editora en una publicación del estado de Washington, pero tuvo que rechazarlo por sus obligaciones como cuidadora. Moser y su esposo también gastaron $25,000 en rehacer el baño para que su suegra pudiera ducharse de forma independiente.

Moser está escribiendo un libro sobre ser una cuidadora que trabaja titulado Paper People. Eligió ese título, dice, porque en teoría, muchas personas mayores no importan. Señala que en muchos casos, como los de su madre, el ingreso que tienen es

demasiado como para tener derecho a beneficios pero no es suficiente como para pagar por ayuda. "Tenemos que mejorar las cosas para nuestros adultos mayores".

Mientras tanto, Moser se consulta con un terapeuta virtual que no deja de hablarle de la importancia esencial de su propio bienestar emocional. "Reconoce que eres humana", le recuerda a menudo su terapeuta.

Lo está intentando. De veras lo intenta. Pero como cuidadora que trabaja sin un botón de "apagar", sabe que tiene que esforzarse más.

Formas de ayudar a los trabajadores

El informe de AARP/S&P Global identificó varias formas en que las empresas pueden apoyar aún más a los cuidadores en su fuerza laboral. Por ejemplo:

Permitir el trabajo híbrido/remoto: Apoyar horarios flexibles y lugares de trabajo flexibles.

Capacitar y asesorar: Proporcionar a los empleados acceso a grupos de apoyo, orientación profesional y recursos de asesoramiento financiero.

Ampliar las políticas de licencias: Ofrecer licencia remunerada específicamente para cuidadores o tiempo libre flexible que puedan utilizar para ayudar con las tareas de cuidado.

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