Vida Sana
| Si eres como millones de otras personas en el país, tu propósito para el año nuevo es bajar de peso. Sin embargo, cuando intentas ponerlo en práctica en los meses siguientes, tal vez te sientes abrumado rápidamente por la cantidad de opciones que ofrece la industria de $72,000 millones dedicada a la pérdida de peso, o tal vez desconfíes de algunas de las promesas que parecen demasiado buenas para ser ciertas. Es por eso que les pedimos a los expertos que distingan la realidad de los mitos para saber qué es lo que realmente ayuda a bajar de peso.
1. Mito: todas las calorías son iguales, tanto de alimentos integrales o procesados
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Realidad: no. Si bien una barra de dulce de 100 calorías y una manzana de 100 calorías contienen la misma cantidad de energía, el origen de cada caloría cambia la forma en que el organismo la digiere y la utiliza.
El organismo tiene que trabajar más para procesar alimentos integrales (como verduras y legumbres) que para procesar alimentos envasados (como galletas saladas y cereales azucarados), comenta la Dra. Angela Fitch, directora adjunta del Massachusetts General Hospital Weight Center, profesora adjunta en la Facultad de Medicina de Harvard y vicepresidenta de la Obesity Medicine Association.
“Si como Cheerios, no es necesario que se procesen al llegar al abdomen”, explica Fitch. “Pero si como quinua o frijoles, el organismo tiene que descomponerlos”. Gastas más energía en descomponer los alimentos y proteínas sin procesar que los alimentos procesados, lo que significa que ingerir alimentos que se encuentran en la naturaleza y no han sido elaborados por el hombre es la mejor estrategia al hacer dieta.
2. Mito: bajar de peso es cuestión de fuerza de voluntad
Realidad: “La fisiología del ser humano no está programada para hacer bajar de peso”, señala Fitch. Conservar la grasa ayudó a nuestros antepasados a sobrevivir, por lo que hemos evolucionado para mantener el peso que subimos. “Les digo a las personas que luchan por bajar de peso que es una cuestión de química y no de personalidad”, advierte.
Es cierto que algunas personas pueden tener la suerte de contar con un metabolismo más rápido que las ayuda a eliminar peso con mayor facilidad que a otras. Sin embargo, el metabolismo tiende a enlentecerse a medida que envejecemos, lo que dificulta aún más bajar esas molestas libras de más.
Además, cuando las personas pierden mucho peso rápidamente, el cuerpo trata de volver a su “punto de partida”. Esto también podría afectar el metabolismo y hacer que sientan más apetito. En efecto, un estudio que llevaron a cabo los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) demostró que los participantes consumieron alrededor de 100 calorías más por cada dos libras que bajaron en lo sucesivo.
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