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En un año, la pandemia obligó a millones de trabajadores a jubilarse antes de tiempo

Desde asistentes de vuelo hasta gerentes de supermercados, los adultos mayores tomaron la difícil decisión de poner fin a su carrera.


spinner image Una mujer consolando a otra que se tapa la cara con sus manos.
Getty Images

Se supone que la jubilación es un momento feliz, pero Lucie Desmond anticipa que sentirá mucha tristeza cuando lleguen los documentos.

Desmond, de 62 años, fue asistente de vuelo durante 36 años, más recientemente en la ruta de American Airlines entre Phoenix y Londres. Sin embargo, después de varios períodos de ausencia impuestos por la pandemia de COVID-19, solicitó los beneficios de jubilación mucho antes de lo que había planeado.

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“Podría haber continuado esa labor hasta los 70 años”, dice Desmond. “Pero entonces llegó la COVID-19”.

Sus amigos que ya se habían jubilado temprano de la aerolínea sintieron la misma angustia. “Ellos lloraron. Literalmente, lloraron”, dice Desmond. “Sinceramente, aún no lo he asimilado. Es muy triste”.

También hay consideraciones financieras. Si bien recibirá un beneficio de la aerolínea, “ya no cobraré mi salario, así que debo recurrir a mis ahorros”. Aún no decidió cuándo solicitar los beneficios del Seguro Social, ya que los pagos mensuales son más bajos para quienes los solicitan antes de alcanzar la edad plena de jubilación del programa.

Mientras tanto, “no recibiré salario, y eso me asusta”, dice.

Un año después de que la pandemia de COVID-19 fuera declarada emergencia nacional, gran parte de los adultos mayores del país que fueron desplazados de la fuerza laboral debido a la crisis de salud y la recesión económica —una cantidad desproporcionada— se están jubilando antes de lo previsto. Esto supone una situación de inseguridad financiera prolongada debido a que los ahorros y los pagos de pensiones, del Seguro Social y otras fuentes son más bajos de lo anticipado.

“Millones de trabajadores mayores enfrentarán una movilidad descendente desde las ventajas de la vida de clase media”, señala Teresa Ghilarducci, economista laboral de The New School y directora de su Schwartz Center for Economic Policy Analysis, quien se especializa seguridad jubilatoria.

“La gente hace planes para sus años de jubilación y consultan sus planillas. Suponen que tendrán aumentos. Suponen que pagarán sus deudas. Pero de pronto llega esta recesión y se ven obligados a abandonar la fuerza laboral, y todas esas suposiciones se desvanecen a un mismo tiempo”.

Dos millones de adultos mayores dejaron de buscar trabajo

La cantidad de personas afectadas por este problema está comenzando a salir a la luz.

A diferencia de las recesiones anteriores, cuando estaban protegidos por su longevidad laboral, esta vez los adultos mayores del país tienen más probabilidades de quedarse sin trabajo que los trabajadores en mitad de carrera, según el Center for Retirement Research, de Boston College (en inglés).

Más de la cuarta parte de todos los trabajadores sostienen que la COVID-19 los impulsó a adelantar su fecha de jubilación, según una encuesta que publicó en febrero el National Institute for Retirement Security (en inglés).

Casi dos millones de trabajadores mayores abandonaron la fuerza laboral para siempre desde el comienzo de la pandemia, según el Schwartz Center (en inglés). Esto significa que la cantidad de trabajadores mayores que aún están empleados disminuyó aproximadamente un 5%, frente a menos del 2% en el caso de los trabajadores de 35 a 54 años.

El Schwartz Center también señala que el nivel de participación de los trabajadores de más edad en el mercado laboral, ya sea porque permanecen en su trabajo o porque buscan otro, disminuyó en enero a su punto más bajo desde el inicio de la pandemia. El Schwartz Center calcula que en este momento tendrían empleo tres millones más de trabajadores mayores si no hubiera ocurrido la pandemia.

La proporción de todas las personas del país que enfrentarán una inseguridad económica cuando se jubilen —lo que significa que no podrán mantener su nivel de vida previo a la jubilación— también aumentó, del 50 al 55%, según el Center for Retirement Research.

“Estos trabajadores ya enfrentaban el riesgo de movilidad descendente, pero [la pandemia] aceleró esta tendencia”, advierte Ghilarducci. Y eso causará “mucha desdicha silenciosa y solitaria a medida que la gente reduzca sus gastos”.

La pérdida de empleo perjudicó a algunos grupos más que a otros

Los trabajadores mayores que perciben ingresos más bajos son los más afectados.

“Las personas que tienen puestos mejor remunerados han conservado su trabajo. Al mismo tiempo, quienes ocupan los puestos menos remunerados están perdiendo su trabajo de forma involuntaria”, señala Dan Doonan, director ejecutivo del National Institute on Retirement Security.

Los trabajadores mayores que pueden trabajar desde casa por lo general son los que tienen más educación y perciben ingresos más altos, estima el Center for Retirement Research.

Durante la pandemia, el desempleo de las personas que perciben salarios más bajos y de los trabajadores mayores afroamericanos, hispanos y asiáticos fue más del doble que el de los trabajadores mayores que perciben ingresos más altos.

“La otra cara de la moneda es la desigualdad que se produce”, observa Siavash Radpour, director adjunto del Retirement Equity Lab de The New School. “Muchas personas que perdieron su empleo se sitúan en la mitad inferior de la escala salarial. No tenían muchos ahorros para la jubilación, de todos modos. Si tenían perspectivas de obtener un aumento salarial, las perdieron al quedarse sin trabajo”.

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Esto hace que muchos dependan únicamente del Seguro Social. Sin embargo, cuanto antes se solicita el Seguro Social, más bajos son los beneficios de por vida.

“Si te jubilas temprano y solicitas beneficios del Seguro Social temprano, esa reducción queda para el resto de tu vida”, señala Doonan. “Cobrarás menos el resto de tu vida”.

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El beneficio mensual promedio del Seguro Social para los trabajadores jubilados es de $1,503. Sin embargo, el 67% de los jubilados reciben una cantidad menor debido a que solicitaron sus beneficios antes de alcanzar la edad plena de jubilación de 67 años para las personas nacidas en 1960 o después, según la Administración del Seguro Social.

Según Ghilarducci, “incluso en los tiempos favorables, la mayoría de las jubilaciones son involuntarias” debido a cuestiones como despidos, cierres de empresas y problemas de salud. “Cuando les preguntas a las personas si se jubilaron a la edad que pensaban hacerlo, la mayoría dicen que se jubilaron antes”.

Decisiones financieras complejas en un año difícil

Antes de jubilarse de su trabajo de higienista dental el año pasado, Katy Pompe y su esposo consultaron con un asesor financiero y decidieron demorar su solicitud del Seguro Social hasta que sus beneficios mensuales tuvieran tiempo de aumentar.

“Mi esposo es muy ahorrativo, y me enseñó a ser también muy ahorrativa”, dice Pompe mientras camina con su Border Collie, Lotus, en su vecindario cerca de Phoenix.

Ahora tiene 62 años y adelantó su plan de jubilación del trabajo que había desempeñado durante 17 años poco después de comenzar la pandemia, en parte debido a la preocupación por los riesgos para la salud.

“La gota que derramó el vaso fue el equipo de protección personal que teníamos que usar”, dice sobre el pesado equipo de protección requerido en el consultorio dental donde trabajaba, que dificultaba la comunicación con los pacientes.

De todos modos, señala, la jubilación temprana fue un gran paso. “Estaba realmente preocupada por no trabajar, porque lo había hecho durante muchos años y me encantaba”.

Otras personas ya están agotando sus recursos económicos o reduciendo la cantidad que ahorran para la jubilación. Según una encuesta del National Institute for Retirement Security, el 22% de los encuestados dijeron que la pandemia los obligó a recurrir a sus ahorros de emergencia, el 10% redujeron sus aportes al plan de jubilación y el 12% retiraron dinero de su cuenta de jubilación.

La Ley CARES permitió temporalmente que las personas con dificultades económicas debido a la pandemia retiraran hasta $100,000 de las cuentas de jubilación con impuestos diferidos sin penalidad.

Una cuarta parte de los trabajadores señalan que su empleador también redujo sus aportes a los planes de jubilación. Entre las empresas que suspendieron sus aportes a los planes 401(k) se incluyen Amtrak, BestBuy, Choice Hotels, Dell Technologies, Expedia, Knoll, Norwegian Cruise Line, Quest Diagnostics, RE/MAX, Stein Mart y VMWare.

Cada vez son más los trabajadores mayores que comienzan su jubilación con una deuda hipotecaria, en parte debido a la última recesión. El 46% de los adultos mayores del país tienen deudas hipotecarias, casi el doble de la proporción de hace tres décadas.

Skip Kelley quería saldar algunas deudas antes de jubilarse, lo que planeaba hacer en uno o dos años más. “Todavía no había llegado del todo a ese punto”, dice Kelley, de 61 años.

Luego, la estación de televisión local que administraba en Las Vegas, zona que se vio muy afectada, ofreció indemnizaciones por jubilación anticipada.

“Tuve un plazo de tres semanas para decidir si iba a poner fin a mi carrera o no”, dice Kelley.

Al final, aceptó la indemnización, que fue suficiente para pagar las deudas que le quedaban. En cuanto a la menor cantidad mensual que recibiría por solicitar los beneficios del Seguro Social temprano, “en realidad era una gran preocupación", dice. "Sí, mi beneficio es menor de lo que hubiera sido. Pero a la larga, es la decisión correcta y ya me he preparado para lo que vendrá”.

A diferencia de las personas más jóvenes que viven en la pobreza, las expectativas de movilidad ascendente de la mayoría de los jubilados son pocas o nulas. El Seguro Social y las pensiones se ajustan solo para mantenerse al día con la tasa de inflación. “Eso significa que estás limitado durante el resto de tu vida” a recibir el mismo ingreso básico, advierte Radpour.

“Incluso en los tiempos favorables, la mayoría de las jubilaciones son involuntarias. Cuando les preguntas a las personas si se jubilaron a la edad que pensaban hacerlo, la mayoría dicen que se jubilaron antes”.

— Teresa Ghilarducci

Las preocupaciones sobre la prestación de cuidados también ocasionaron jubilaciones

La ansiedad por todos estos factores se intensificó con la pandemia. Más de la mitad de la población dice que sus preocupaciones sobre la jubilación aumentaron durante el año pasado, según la encuesta del National Institute for Retirement Security.

Es probable que la tendencia cree una espiral descendente al ejercer más presión sobre los familiares más jóvenes, que pueden tener que jubilarse antes para cuidar a sus padres.

Incluso antes de la pandemia, 40 millones de personas (o el 16% de la población) cuidaban a una persona mayor sin recibir remuneración, según la Oficina de Estadísticas Laborales. Casi el 60% de los integrantes de este grupo son mujeres que retrasan o interrumpen su propia carrera, y una cuarta parte tienen más de 55 años.

“Las generaciones más jóvenes van a enfrentar las consecuencias de la jubilación de sus padres, si no tienen los recursos. Lo mismo sucederá con los programas de asistencia pública”, advierte Doonan.

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Pete Ramirez adelantó su propia jubilación porque le preocupaba exponerse a la COVID-19 en su trabajo de subdirector de un supermercado de Tucson. Estaba especialmente preocupado de que pudiera contagiar a sus padres, a quienes cuida. Ambos tienen 90 años.

“En un principio no veías que mucha gente se enfermara” en el trabajo, indica Ramirez. Pero luego comenzaron a enfermarse y yo pensaba 'lo voy a llevar a casa'”.

Ramirez se jubiló el 1.° de enero, justo antes de cumplir 62 años, en lugar de jubilarse a los 65 como había planeado.

“Mis padres son más importantes que mi trabajo”, dice. Y cuando una empleada de algo más de 20 años murió de COVID-19 el día después de que Ramirez dejara de trabajar, “me dije ‘ahora sé que tomé la decisión correcta’”.

Aun así, fue una decisión que le costó a Ramirez $500 al mes, que es la diferencia con lo que recibiría del Seguro Social si hubiera esperado. Sin embargo, su casa y sus autos están pagados y tiene dos cuentas IRA, una de los 19 años que trabajó en el supermercado y otra de un trabajo anterior.

La situación de muchos trabajadores mayores es mucho menos favorable.

Según el Center for Retirement Research, solo cerca de la mitad de los hogares del país tienen planes 401(k) o cuentas de jubilación; el resto tiene que depender únicamente del Seguro Social.

La mitad de las personas de entre 56 y 61 años tenían menos de $21,000 ahorrados para la jubilación en el 2016, el año más reciente para el que está disponible la cifra, según el Economic Policy Institute (en inglés).

“Todas estas tendencias son muy preocupantes para quienes están a punto de jubilarse”, advierte Doonan. “Es un poco tarde para comenzar a ahorrar”.

Desmond, Pompe, Kelley y Ramirez dicen que tienen pocas cosas que lamentar de su nueva vida.

“Al principio, estaba realmente preocupada por no trabajar, porque lo había hecho durante muchos años y me encantaba. Pero en realidad acepté la jubilación. Me gusta mucho”, dice Pompe, quien compró un bicicleta eléctrica que trata de usar todos los días.

Desmond se convirtió en un jugador activo de pickleball, un juego de pádel con elementos de tenis, bádminton y tenis de mesa. Kelley tiene una montaña de piedras en el camino de acceso que planea usar para construir un nuevo muro de contención y un taller detrás de la casa donde restaura autos clásicos.

Ramirez, a quien le gusta trabajar la madera, está construyendo un porche y estantes y planeando viajes para hacer con su esposa. “Mi esposa sigue diciendo que me aburriré. No creo que eso suceda”, dice.

Incluso para quienes han logrado ahorrar suficiente dinero para la jubilación, el enorme éxodo laboral de personas que no lo han hecho supone el riesgo de frenar el desarrollo de la economía en general.

“Un adulto mayor que recibe una buena pensión es algo bueno en tu vecindario. Tan solo pregunta en Arizona y Florida”, advierte Ghilarducci. “Sin embargo, no tendremos esa fuente de demanda agregada porque los adultos mayores tendrán ingresos mucho más bajos”.

El Seguro Social fue un salvavidas financiero

No todo el mundo está convencido de que la recesión que impuso la pandemia haya intensificado notablemente la inseguridad jubilatoria.

“Las pandemias son malas. Las recesiones son malas. Todo el mundo ha sufrido durante este tiempo de un modo u otro”, advierte Alicia Munnel, directora del Center for Retirement Research y exsubsecretaria del Tesoro para la política económica. No obstante, la crisis también pone de manifiesto que la red de protección para la jubilación que ofrece el Seguro Social “básicamente funciona”, señala.

"Está bien concebido. Los cheques salían todos los meses mientras el mundo se desmoronaba. El programa respaldó a los adultos mayores que no podían encontrar trabajo”, señala. “Las protecciones que necesitaríamos están allí. No pretendo restarle importancia al hecho de que hay un grupo de adultos mayores cuyos planes se interrumpieron y que son más vulnerables”.

Lo que es más importante para el bienestar continuo de los jubilados, según Munnel, es garantizar que el Seguro Social siga siendo viable después del 2035, año en el que se calcula que no podrá pagar la totalidad de los beneficios.

Para algunas personas, el dinero fue un factor secundario al decidir jubilarse durante la pandemia.

Derek Manes, que tiene 57 años y es director de promoción y reclutamiento de graduados en University of Minnesota, aceptó una indemnización por jubilarse temprano para viajar por el mundo.

“Mis padres siempre decían: 'Cuando nos jubilemos, viajaremos a Europa y haremos esto o aquello'”, dice Manes. “Ambos murieron antes de lograrlo, y yo no quise cometer ese error”.

Tiene planes de vivir de sus ahorros y ni siquiera tocar el fondo de jubilación que ha estado acumulando hasta dentro de por lo menos cinco años. Y no solicitará beneficios del Seguro Social hasta después de eso.

“Creo que soy muy atípico”, dice Manes. “Tengo amigos que dicen 'voy a trabajar hasta que me muera porque no tengo ahorros'. Y son mayores que yo. Esperan vivir del Seguro Social, y eso no va a resultar”.

Jon Marcus es editor de educación superior de The Hechinger Report, donde ha escrito sobre educación superior para The Washington PostUSA TodayTime y The Boston Globe. Fue editor de la revista Boston e instructor de periodismo en Boston College.

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