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Raúl de Molina: “Soy otra persona”

Tras rebajar 40 libras, comparte su batalla contra la obesidad y qué lo motiva.


 

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Cortesía de El Gordo y la Flaca

Raúl de Molina sobrevivió a un cáncer de riñón cuando tenía cuarenta y seis años. Sin embargo, su batalla con el sobrepeso ha sido más larga y no necesariamente menos difícil. A finales del 2018, el presentador del programa El Gordo y la Flaca, de Univision, llegó a pesar 317 libras.

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spinner image Raúl de Molina y Lili Estefan
Cortesía de El Gordo y la Flaca

En ese momento, tomó la decisión de buscar ayuda e internarse en un centro de rehabilitación no solo con el fin de perder peso, sino también de tomar control de su salud y cambiar sus hábitos alimenticios. Después de siete semanas, en las que estuvo sometido a un estricto régimen que combinaba dieta y ejercicios, rebajó 40 libras.

En entrevista exclusiva con AARP en español, Raúl de Molina reconoció que su batalla contra el sobrepeso continúa, por lo que ha decidido volver a internarse. Quiere rebajar más, ya que actualmente pesa 274 libras. 

¿Su mayor inquietud? “Me preocupa que me pueda dar diabetes”, reveló el popular presentador. Sin embargo, a sus sesenta años se considera el “hombre más feliz del mundo”, después de ver que ha seguido perdiendo peso con su nuevo estilo de vida.

“Cuando pierdes peso, te sientes extremadamente mejor”, dice de Molina. “Te cambia la vida por completo. Con 40 o 50 libras menos eres otra persona”.

¿Por qué decides internarte?

De septiembre a diciembre del año pasado, viajé y comí tanto que aumenté mucho. La ropa no me servía. Cuando llegó enero dije: ‘no, hasta aquí, no puedo seguir así’.

Me preocupaba que no lucía bien, aunque sigo luciendo gordo. Me preocupaba que no quería estar tan gordo. Yo soy un flaco en cuerpo de gordo. Ahí fue cuando me interné.

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Después de salir del centro, seguí bajando y cuando me pesé otra vez, tenía cuarenta y tres libras menos.

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Mi meta es seguir perdiendo lo que pueda; pero se me hace difícil porque yo vivo para comer, me gusta comer y soy feliz comiendo. Cuando era más joven me gustaba más hacer el amor, ahora me gusta todavía hacer el amor; pero me gusta más tomar vino y comer. Quién sabe si aumento, pero por ahora soy feliz.

¿Cuál es la clave de esta dieta?

[Cuando estaba internado] comía un 80% de vegetales, muy poca carne; un poco de pollo o pescado, y hacía de tres a cuatro horas de ejercicio al día. No hay nada mejor que eso.

¿Qué es lo que ha sido más difícil dejar de comer?

El dulce y el pan. He dejado los dulces casi en un 99.9% y lo que hago es que como unas barras de chocolate que son 80% cacao, con poca azúcar y ningún sodio. Me como tres o cuatro pedacitos de esas en la noche o en la mañana con el café, y eso me ayuda muchísimo [a controlar el antojo].

En la mañana desayuno avena, con un poco de arándanos o moras. A la hora del almuerzo, o si salgo a comer, trato de no comer pan. Todo esto me ha ayudado a mantener el peso.

Hay que tener mucho control mental, ¿no?

Sí, es mental. La comida te produce satisfacción cuando comes mucho, pero horas después tú dices: ‘¿por qué hice eso?’ Lo mejor que puedes hacer por ti es no comer tanto.

Mi problema es que yo vivo para comer bien. Hay gente que no le importa lo que comen, a mí sí me importa. Si yo tengo una mala comida, si como algo que no me gusta como una hamburguesa o unas papas fritas congeladas, ya eso me amarga el día. Yo tengo que comer comida que sea buena [saludable].

¿Te estaba limitando el sobrepeso? ¿Qué te impedía hacer?

No me impedía hacer nada, pero ahora estoy caminando mejor, corro mejor, hago los ejercicios mejor. Estoy tratando de caminar una hora y pico al día, subo y bajo las escaleras en vez de usar el elevador. Ojalá que no engorde más.

¿Cómo has manejado este proceso con tu trabajo en la televisión?

El Gordo y la Flaca lleva veintiún años al aire, pero yo soy gordo desde que tengo cinco años. Desde niño me encantaba ir a comer, yo estaba en el colegio y esperaba los fines de semana para salir a restaurantes con mi mamá. Fui gordito de niño, fui gordito más tarde y después ya me puse muy gordo. Cuando empezó el programa yo pesaba 374 libras, ahora tengo 100 libras menos.

¿Qué le hubieras dicho al Raúl de hace treinta años con la experiencia que tienes hoy?

Que cuidara lo que comía. Yo comía mucha carne y postres. Le hubiera dicho que no comiera tantos postres. Cuando yo tenía siete años mi mamá decía: ‘dejen que el niño coma otro helado, deja que se coma otro flan, no, no importa, él está creciendo’, y mira lo que me pasó, mira cómo crecí.

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