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Los préstamos bancarios obtenidos en el hospital hacen que los pacientes sean vulnerables

Los representantes de facturación explican los planes de pago durante el tratamiento.


spinner image Mesa rompiéndose a la mitad y sobre ella una libreta, una receta y una taza
Los pacientes que están enfermos pueden sentir que su única opción para recibir tratamiento es solicitar un préstamo. Y el proceso de préstamos rápidos podría dejarlos con gastos que no pueden pagar.
GETTY IMAGES

En mayo del año pasado, Laura Cameron, quien en ese entonces tenía tres meses de embarazo, se resbaló y se cayó en un estacionamiento, y la llevaron a la sala de emergencias. Tenía la presión arterial baja, estaba asustada y sentía dolor. Mientras estaba acostada y le ponían una solución salina intravenosa, una empleada del hospital se acercó a su camilla para hablar sobre cómo iba a pagar su cuenta del hospital.

Aunque tanto Cameron, de 28 años, como su esposo, Keith, tienen seguro, la representante dijo que era probable que la cuenta costaría unos $830. Si eso sonaba inmanejable, ofreció, podrían obtener un préstamo por medio de un banco asociado con el hospital.

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La empleada del hospital fue “bastante contundente”, dijo Cameron, quien vive en Fayetteville, Arkansas. “Sin lugar a dudas dejó claro que prefería que pagáramos en ese momento o aceptáramos este arreglo con el banco”.

Los hospitales cada vez más están ofreciendo estrategias de “financiamiento para pacientes”, cooperando con instituciones financieras para brindar préstamos inmediatos a fin de asegurarse de que los pacientes paguen sus cuentas.

Hace mucho tiempo que los consultorios privados de médicos y los centros quirúrgicos vienen ofreciendo este financiamiento sin intereses o con intereses bajos para los procedimientos que no cubre el seguro, como la cirugía plástica, o para los pacientes que pagan de su bolsillo por una prueba o procedimiento costoso a un precio fijo.

Pero según los expertos, promover préstamos bancarios en hospitales, y en particular, en salas de emergencia, genera inquietudes. Para empezar, los costos aproximados que se proporcionan —muy probablemente basados en la lista de precios del hospital— podrían ser mucho más elevados que la tarifa negociada que a la larga pagan la mayoría de las aseguradoras. Los pacientes que están enfermos, como Cameron, pueden sentir que su única opción, ya que necesitan recibir tratamiento, es solicitar un préstamo. Y el proceso de préstamos rápidos, por lo general sin evaluación de crédito, significa que podrían estarse comprometiendo a gastos que no pueden pagar.

Las ofertas tal vez suenen como una solución tentadora para los pacientes asustados y vulnerables, pero podrían no ser ninguna ganga, sugiere Mark Rukavina, un experto en deudas y facturación médicas en Community Catalyst, un grupo de defensa de derechos con sede en Boston.

Su argumento: “Si pagas cero por ciento de interés sobre un cargo muy inflado, no es un buen trato”.

Cómo funcionan los préstamos

Ahora que los deducibles son más elevados y las redes médicas son más pequeñas, los pacientes están pagando porciones más grandes de sus cuentas médicas. El Gobierno federal calcula que los consumidores gastaron $352,500 millones ($352.5 billion) de su bolsillo en la atención de salud en el 2016.

Pero a muchos pacientes les cuesta trabajo obtener el dinero en efectivo para pagar cuentas de cientos o incluso miles de dólares, lo que significa que los hospitales tienen más dificultades para cobrar lo que creen que les deben.

Para resolver su problema, aproximadamente un 15% a un 20% de los hospitales se están asociando con prestamistas para ofrecer préstamos, dijo Bruce Haupt, director ejecutivo de ClearBalance, una entidad administradora de préstamos. Haupt, junto con muchos analistas, espera que ese porcentaje crezca.

El proceso comienza cuando el hospital calcula la cuenta de un paciente, tomando en cuenta la cobertura del seguro. Un representante de facturación entonces le explica al paciente los planes de pago, a menudo mientras ese paciente todavía está recibiendo tratamiento.

Los consumidores —en especial quienes tienen un seguro que no cubre ciertos procedimientos, médico o tratamiento— pueden terminar siendo responsables de pagar cientos o miles de dólares en cuentas médicas. ¿Cómo te aseguras de que estás obteniendo un buen acuerdo de financiamiento? A continuación encontrarás consejos de los expertos.

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Espera. No te comprometas a un plan de pagos hasta que estés en tu hogar y te hayas recuperado. Un préstamo podría ser la mejor opción, pero es difícil tomar una buena decisión cuando estás presionado.

Realiza tus propias investigaciones. Existen entidades benéficas que se especializan en los pagos de las cuentas médicas y otras organizaciones que podrían ayudar. Los hospitales sin fines de lucro están obligados legalmente a proporcionar asistencia financiera a ciertos pacientes de bajos ingresos; verifica si reúnes los requisitos.

Averigua lo que Medicare, que cubre a adultos mayores y personas con discapacidades, paga por ese mismo tratamiento. No pagues más de esa cantidad.

Un paciente puede entonces solicitar un préstamo, a menudo sin una evaluación de crédito. Los pacientes envían cheques mensuales al prestamista, quien le pagó al hospital y retiene un porcentaje designado de la cuenta como su comisión.

Los partidarios del financiamiento lo ven como una alternativa útil a las tarjetas de crédito médicas, las cuales pueden sorprender a los usuarios con tasas de interés altas. Estos arreglos son tentadores para los hospitales, porque transfieren la responsabilidad de administrar los planes de pago mensual y los intentos de cobrar las deudas.

Las leyes federales requieren transparencia sobre los términos del préstamo por parte de los prestamistas, una protección que cubre a los consumidores que se comprometen a estos planes de pago por la atención de salud. Esto significa revelar las tasas de interés, los cargos adicionales y el programa de pagos.

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Aun así, dijo Gerard Anderson, un profesor de política de salud en Johns Hopkins y experto en precios de la atención médica, “a menudo es una versión más delicada de pedirte que pagues”.

Pero el que les intenten vender algo mientras están en una camilla les da a los pacientes pocas oportunidades de informarse de antemano. “¿Cuál es el cargo que usan para determinar cuánto es una cantidad razonable para pagar?”, dijo Anderson.

Cameron desconfió del cálculo de $830 para su cuenta porque tenía buena cobertura de su trabajo en la University of Arkansas. Ella y su esposo tenían amplia experiencia con el sistema de cuidado de la salud y sus costos. Nunca nadie le había pedido pagar por adelantado, incluso cuando su esposo debía decenas de miles de dólares por tratamientos para el cáncer.

“Nos sentimos tan incómodos de que estuvieran tratando de presionarnos hacia un banco, el cual está diseñado para obtener ganancias”, dijo Cameron.

Un negocio en crecimiento, con riesgo de incumplimiento de pagos

En Orlando Health, un sistema de salud con sede en Florida que trabaja con ClearBalance, los préstamos por lo general varían entre $3,000 y $7,000, dijo Michele Napier, su directora de ingresos. La mayor deuda que ha contraído un paciente —aproximadamente $13,000— se debió a un plan con un deducible alto, dijo.

“De repente sucede un evento muy grave, y tener $13,000 en la cuenta bancaria es mucho que pedir”, dijo. “Pueden extender el período de esos pagos”.

Es probable que los pacientes de bajos ingresos sin seguro no necesiten préstamos para financiar las cuentas grandes, porque deberían reunir los requisitos para obtener asistencia del hospital o recibir cuidados de beneficencia, dijo Napier.

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Es una conversación que comienza durante la inscripción, agregó. “Si un paciente comparte con nosotros que no tiene recursos o que tiene recursos limitados para pagar, le proporcionaremos información sobre nuestra asistencia financiera y otros programas, entre ellos verificar si reúne los requisitos para Medicaid”.

La idea es fomentar las conversaciones abiertas sobre los costos y ayudar a los pacientes y a los médicos a sopesar sus opciones, tanto financieras como médicas, dijo Rick Gundling, un vicepresidente ejecutivo de la Healthcare Financial Management Association, un grupo de la industria.

“El paciente podría decir: ‘¿Necesito someterme a esta cirugía de rodilla ahora? ¿Podemos esperar hasta que ahorre, o tengo otras opciones, como fisioterapia?”, dijo. “El médico podría decir [...] miremos otras opciones”.

Pero los préstamos podrían ser solo una solución conveniente, y llevar a pacientes vulnerables a comprometerse a pagar mucho más de lo que deberían, dijo Kathleen Engel, una profesora de investigación de derecho en Suffolk University en Boston y experta en crédito a los consumidores y financiamiento hipotecario.

“El hospital podría estar cobrándole al paciente la tarifa completa por su atención médica, lo que yo llamaría la ‘tarifa de golpe’”, dijo. “Ellos intentan cobrar la deuda”.

Porque muchos de estos préstamos no incluyen evaluaciones de crédito ni pruebas de asequibilidad, las probabilidades son mayores de que ese préstamo podría ser una decisión financiera poco sensata, advierten los expertos.

En ClearBalance, el promedio de los préstamos es aproximadamente $1,700, dijo Haupt. En la práctica, eso significa que algunos pacientes financian cuentas de $150, mientras que otros tienen cuentas de hasta $50,000.

Las tasas de incumplimiento de pagos varían en todo el país, y las más altas —hasta 1 de cada 5 pacientes— se ven en lugares como Texas y Luisiana. En otras zonas, el porcentaje de los pacientes que a la larga no pueden terminar de pagar sus préstamos está más cerca del 6% o el 7%.

“Algunas de estas personas están destinadas a incumplir los pagos”, dijo Engel. “Si tienes que obtener un préstamo de $500 para la atención médica, eso significa que en realidad estás viviendo una existencia marginal”.

Cameron rechazó el préstamo y decidió no dar ninguna otra forma de pago. Quiso esperar hasta recibir los documentos de su seguro.

Al final, la pareja solo terminó debiendo $150, el copago por una consulta en la sala de emergencias. “Sentimos que podrían engañar a alguien que no sepa cómo lidiar con ese sistema”, dijo, aunque admitió que se sintió intimidada mientras estaba acostada en la camilla.

Agregó: “Puede darte miedo, cuando sientes que le debes dinero a alguien”.

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