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5 cosas que debes saber sobre tomar 5 o más medicamentos

Tomar varios medicamentos aumenta el riesgo de caídas, confusión y otros efectos secundarios graves.


spinner image Una mujer alista sus medicamentos en un pastillero para la semana
WILLIE B. THOMAS/GETTY IMAGES

Los 5 medicamentos recetados más utilizados

Uso entre adultos de 60 a 79 años en Estados Unidos

  • Fármacos reductores de lípidos (45%)
  • Agentes antidiabéticos (23.6%)
  • Betabloqueadores (para la presión arterial alta o enfermedades cardíacas, 22.3%)
  • Inhibidores de la ECA (21.3%)
  • Inhibidores de la bomba de protones (16.9%)

Fuente: CDC, 2019/National Health and Nutrition Examination Survey

| Los medicamentos pueden mejorar nuestra vida —y salvarla— al regular la presión arterial, curar infecciones y calmar mentes inquietas y articulaciones doloridas. Pero a veces, demasiado de algo bueno no es muy bueno.

"Existe la percepción de que todos los medicamentos de venta libre son tan seguros como el agua, pero eso no es cierto. Los antihistamínicos, anticolinérgicos y somníferos tienen la misma potencia con o sin receta, y contribuyen en gran medida a este problema". 

— Dr. Lon Schneider

Según un informe del 2020 (en inglés) del Lown Institute, una entidad sin afiliación política compuesta por expertos, más del 40% de los adultos mayores en Estados Unidos toman regularmente cinco o más medicamentos recetados, y casi el 20% toman diez o más. Cuando se tienen en cuenta los medicamentos y suplementos de venta libre, la proporción de adultos mayores que toman cinco o más píldoras diarias —una práctica conocida como polifarmacia— se dispara hasta el 67%.

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"Las personas pueden llegar a esta situación con bastante facilidad", afirma el Dr. Lon Schneider, psiquiatra geriátrico y profesor de Psiquiatría, Neurología y Gerontología en University of Southern California, en Los Ángeles.

Por ejemplo, un médico de atención primaria puede tratar a un paciente con presión arterial alta con medicamentos que pueden provocar micción frecuente. Al mismo tiempo, ese paciente puede visitar a un urólogo por incontinencia "y obtener un medicamento que puede afectar aún más la presión arterial y también la cognición", dice Schneider. "Van al gastroenterólogo por una indigestión y les dan algo para eso, y luego el [médico] de atención primaria —sin saber nada de esto— puede darles algo para la ansiedad y la depresión y otra cosa para dormir. Todo se suma muy rápido".

Y esta sobrecarga de medicamentos puede tener graves consecuencias: cada día, 750 adultos mayores son hospitalizados por efectos secundarios de los medicamentos, según el informe del Lown Institute. Si continúan las tendencias actuales, el problema podría ocasionar más de 4.5 millones de hospitalizaciones y 150,000 muertes prematuras entre los adultos mayores durante la próxima década.

Con la edad aumenta el riesgo

La incidencia de enfermedades crónicas aumenta con la edad. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), casi el 80% de los adultos de 55 años o más tienen al menos una enfermedad crónica, y casi la mitad tienen dos o más. Y de la mano de estas enfermedades vienen los medicamentos para controlarlas.

El problema es que, a medida que envejecemos, disminuye la capacidad del organismo para manejar algunos medicamentos. "Los medicamentos que son perfectos para las personas de entre 20 y 40 años pueden no ser buenos para las mayores de 60", dice Jeffrey Keller, director del Institute for Dementia Research and Prevention en Baton Rouge, Luisiana.

Una de las razones es que el envejecimiento altera la capacidad del organismo para absorber, metabolizar y excretar fármacos, dice Schneider. "Por lo tanto, muchas veces el paciente está recibiendo relativamente más de ese medicamento de lo que puede necesitar, especialmente cuando llega a los 65 o 70 años. En realidad, la dosis que antes tomaba sin problemas es ahora una dosis más alta".

Además, los ensayos clínicos que prueban la inocuidad de los medicamentos aprobados "se llevan a cabo de una manera que minimiza las posibles interacciones con otros medicamentos", dice Keller. "Sin embargo, en la vida real, hay interacciones muy reales para las personas mayores que no se observaron en los ensayos".

Las interacciones farmacológicas pueden causar efectos secundarios peligrosos

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Es imposible estimar el número de interacciones farmacológicas potencialmente peligrosas porque las posibles combinaciones de polifarmacia son prácticamente ilimitadas. Un ejemplo de una combinación que se debe evitar son los anticoagulantes, como la warfarina, y los medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE), incluido el ibuprofeno (como Advil) y el naproxeno (como Aleve). Tomar estos dos tipos de medicamentos juntos puede aumentar los riesgos de hemorragia.

Para los adultos mayores, los problemas cognitivos como problemas de memoria, desorientación, confusión y pensamiento nublado son una de las principales preocupaciones de tomar varios medicamentos, dice Schneider. También lo son las caídas. Y las investigaciones demuestran que cuantos más medicamentos toma una persona, mayor es el riesgo de sufrir una caída.

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"Una fractura de cadera en una persona de 70 u 80 años es realmente bastante grave y tiene importantes implicaciones y efectos sobre la mortalidad", dice Schneider. De hecho, según un estudio, las caídas duplican el riesgo de muerte de un adulto mayor en el primer año después de la fractura; el riesgo sigue siendo casi el doble durante varios años.

La polifarmacia puede afectar la salud cerebral

Si bien tu régimen diario de medicamentos puede estar diseñado para mejorar tu salud articular o mental, podría afectar negativamente tu salud cerebral.

Para empezar, varios estudios han relacionado la polifarmacia con la demencia. Además, los medicamentos comúnmente recetados —desde los antidepresivos hasta los corticosteroides— pueden causar problemas cognitivos que imitan la demencia. Sin embargo, a diferencia de la demencia, estos síntomas suelen ser curables, por lo que Keller siempre tiene en cuenta los medicamentos cuando una persona está preocupada por su salud cerebral.

"Cuando alguien llega con sospecha de deterioro cognitivo, lo primero que hacemos es tratar de encontrar una causa reversible", dice.

Algunas clases de medicamentos también se han asociado con un mayor riesgo de demencia. Ejemplos son las benzodiacepinas, recetadas para tratar afecciones que van desde la ansiedad hasta el insomnio, y los anticolinérgicos, que se usan para tratar una variedad de afecciones, entre ellas la enfermedad pulmonar obstructiva crónica y los trastornos gastrointestinales. El fármaco de venta libre difenhidramina para la alergia (como Benadryl) también tiene efectos anticolinérgicos.

Un estudio del 2019 publicado en JAMA Internal Medicine encontró que el uso a largo plazo de anticolinérgicos se asoció con un 50% más de riesgo de demencia, en comparación con el uso a corto plazo.

No está completamente claro cómo los medicamentos podrían aumentar el riesgo de demencia, pero un estudio del 2016 reveló que el cerebro de quienes toman anticolinérgicos a largo plazo se había atrofiado y que los espacios huecos en el interior habían aumentado. Las neuronas también tenían una capacidad reducida para metabolizar la glucosa. Cuanto mayor era la exposición al fármaco, más pronunciado era el efecto.

Los anticolinérgicos también pueden contrarrestar los medicamentos que se administran para mejorar la memoria y el pensamiento en la enfermedad de Alzheimer, lo que empeora aún más una mala situación. Tres medicamentos comunes para la enfermedad de Alzheimer (los nombres de marca son Aricept, Exelon y Razadyne) pertenecen a una clase llamada inhibidores de la colinesterasa. Actúan aumentando la acetilcolina —una sustancia química que permite que las células nerviosas del cuerpo se comuniquen entre sí— al evitar su descomposición.

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Los anticolinérgicos hacen lo contrario. Bloquean la capacidad de la acetilcolina para ejercer su efecto y reducen la señalización de los nervios, lo cual disminuye cualquier actividad controlada por esos nervios.

Los medicamentos comunes esconden otros peligros ocultos

Los cambios cognitivos no son los únicos efectos secundarios potenciales de estos medicamentos, dijo Shanna Trenaman, farmacéutica especializada en geriatría en Dalhousie University en Halifax, Nueva Escocia. Numerosos estudios han encontrado que los anticolinérgicos pueden aumentar el malestar estomacal y causar estreñimiento y retención urinaria.

Algunos somníferos (incluidos algunos que se venden sin receta) también tienen efectos anticolinérgicos; estos se han relacionado con un mayor riesgo de accidentes automovilísticos, caídas y otras lesiones, dice Trenaman. Y también pueden interactuar con otros medicamentos.

"Yo animaría a todos a pensar críticamente sobre si necesitan o no tomar medicamentos para dormir", dijo Trenaman a AARP. "Ayudan a conciliar el sueño solo unos siete minutos más rápido en promedio. Entonces, ¿valen la pena esos riesgos?".

Si estás tomando algo para ayudarte a dormir y decides suspenderlo, hazlo con la orientación de un profesional de la salud que pueda ayudarte a disminuir gradualmente el medicamento.

Un proveedor de atención médica debe revisar tus medicamentos con frecuencia

Los expertos entrevistados para este artículo tienen una recomendación unánime: sé proactivo en las decisiones sobre tu medicación.

Los adultos mayores que padecen varias enfermedades pueden acudir a varios médicos, y cada uno de esos médicos puede desconocer lo que los demás les han recetado. Recientemente se ha prestado mayor atención al concepto de desprescribir, es decir, "examinar los medicamentos de una persona, evaluar conscientemente si son realmente necesarios y planificar la mejor manera de reducirlos y suspenderlos", dice Schneider. Sin embargo, es importante tener en cuenta que los pacientes nunca deben dejar de tomar un medicamento sin consultar al médico, ya que eso puede ser peligroso.

En cambio, los tres expertos recomiendan al menos una revisión anual de los medicamentos con tu médico de cabecera. Lleva todos tus medicamentos —no olvides los de venta libre que tomas, más las vitaminas y los suplementos— y habla de las posibles interacciones y de los fármacos que ya no necesitas.

"Existe la percepción de que todos los medicamentos de venta libre son tan seguros como el agua, pero eso no es cierto. Los antihistamínicos, anticolinérgicos y somníferos tienen la misma potencia con o sin receta, y contribuyen en gran medida a este problema", dice Schneider.

Tu farmacéutico también puede responder a cualquier pregunta sobre los medicamentos, especialmente cuando se trata de detectar combinaciones de fármacos potencialmente perjudiciales.

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