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4 maneras de revertir la enfermedad del hígado graso no alcohólico

Alrededor de 1 de cada 4 adultos en EE.UU. sufre de la enfermedad, que a menudo no tiene síntomas.


spinner image Ilustración de un hígado graso no alcohólico

La enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA) podría ser la enfermedad más común de la que nunca has oído hablar.

Este trastorno —que ocurre cuando un exceso de grasa se acumula en el hígado de alguien que no bebe mucho— es la enfermedad hepática crónica más común, y afecta a aproximadamente 1 de cada 4 adultos en Estados Unidos. Aun así, la mayoría de las personas no han oído hablar de ella.  

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“El mayor problema es la poca conciencia que existe entre los médicos de atención primaria”, dice la Dra. Mary Rinella, profesora de Medicina y directora de la Metabolic and Fatty Liver Disease Clinic del Centro Médico de la Universidad de Chicago.

De hecho, las investigaciones sugieren (en inglés) que los médicos de atención primaria no siempre están seguros de qué pacientes deben hacerse la prueba de detección de la EHGNA. (¿Por qué someter a los pacientes abstemios a pruebas de detección de enfermedades hepáticas?).

Para complicar aún más las cosas, las personas que tienen la enfermedad por lo general experimentan pocos síntomas, si es que presentan alguno. (¿Cómo puedes hablar con tu médico sobre una enfermedad que ni siquiera sospechas que tienes?).

“Es un mito común que solo el alcohol puede dañar el hígado o causar cicatrización —también conocida como cirrosis—, pero la verdad es que la acumulación de grasa es una causa principal del daño hepático y puede causar insuficiencia hepática y su complicación más temida, el cáncer de hígado”, dice la Dra. Ani Kardashian, profesora adjunta de Medicina en la División de Gastroenterología y Enfermedades Hepáticas en la Facultad de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California. “De hecho, el hígado graso es la segunda causa más común de los trasplantes de hígado en Estados Unidos”.

Es normal que el hígado tenga algo de grasa, pero si más del 5 al 10% del peso del hígado es grasa, sufres de lo que se conoce como hígado graso. La EHGNA ocurre en personas que no beben mucho. Y el riesgo es mayor para las personas de 50 años o más, en particular las mujeres.

“A medida que los adultos envejecen, es más probable que sufran de presión arterial alta, diabetes, colesterol alto u obesidad, que son los principales factores de riesgo del hígado graso”, dice Kardashian. “En las mujeres, la menopausia conlleva un riesgo adicional. El estrógeno protege contra el hígado graso y la cicatrización del hígado... y una vez que las mujeres llegan a la menopausia, a medida que los niveles de estrógeno disminuyen, pierden ese efecto protector”.

Si bien no existe una cura para la EHGNA, se puede revertir. Sin embargo, cuanto más tiempo transcurra sin diagnosticarse, aumentan las probabilidades de que se convierta en esteatohepatitis no alcohólica (EHNA), una forma más grave de la EHGNA, la cual puede ser más difícil de revertir.

La EHGNA existe en un espectro que “va desde grasa sin cicatrización —que es un 100% reversible— hasta la cirrosis, que está en el otro extremo del espectro y no es reversible”, dice Rinella. “El lugar donde te encuentras en el espectro de la enfermedad determina qué tan reversible es”.

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Estas son cuatro cosas que puedes hacer para revertir la EHGNA:

1. Mantén un peso saludable

El exceso de peso aumenta tu riesgo de la EHGNA —las investigaciones demuestran que la gran mayoría de las personas con esta enfermedad padecen de sobrepeso u obesidad—; además, perder peso y no recuperarlo es imprescindible para revertir la enfermedad.

La buena noticia es que no tienes que alcanzar tu peso ideal para cosechar los frutos.

“Si pierdes el 5% de tu peso corporal, puedes ver una mejora”, dice Rinella. “Si pierdes el 7%, puedes eliminar parte del daño de las células hepáticas, y si pierdes el 10%, puedes ver una mejoría del tejido cicatricial”.

Ten en cuenta que la forma en que pierdes el peso marca la diferencia. Según la Fundación Americana del Hígado, la pérdida rápida de peso y los malos hábitos alimentarios también pueden provocar la EHGNA. Rinella recomienda que sus pacientes prueben la dieta mediterránea, que incluye frutas y verduras frescas, granos integrales, nueces, frijoles, pescado y aceite de oliva.

También recomienda el café.

“El café se asocia con una menor progresión de la cicatrización del hígado tanto en la enfermedad hepática relacionada con el alcohol como en la no relacionada con el alcohol”, dice Rinella, y cita un estudio publicado en Frontiers in Pharmacology. “El café con cafeína probablemente sea mejor, pero hay evidencia de que el descafeinado también es beneficioso, incluso si agregas leche y azúcar. Les digo a mis pacientes que agreguen leche baja en grasa en lugar de crema o leche regular, y una cantidad mínima de azúcar o sustituto de azúcar, porque deben tener en cuenta las calorías”.

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2. Evita la comida rápida

En términos de revertir la EHGNA, los alimentos que consumes y los que no consumes son igual de importantes. En un estudio (en inglés) publicado en Clinical Gastroenterology and Hepatology, los investigadores descubrieron que las personas obesas y las personas diabéticas que obtienen al menos el 20% de sus calorías diarias de la comida rápida tienen niveles sumamente elevados de grasa en el hígado en comparación con quienes consumen menos comida rápida, o quienes no la consumen. 

“Los tipos de alimentos que comemos pueden causar todos los mismos efectos negativos en el hígado que normalmente relacionamos con los bebedores empedernidos”, dice Kardashian.

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3. Suda un poco

El ejercicio desempeña un papel en todo plan para perder peso, por supuesto, pero las investigaciones sugieren que desempeña un papel específico en la reversión de la EHGNA que no tiene nada que ver con la pérdida de peso. Una revisión de estudios (en inglés) publicada en el 2021 en Frontiers in Nutrition determinó que hacer ejercicio con regularidad mejoró la EHGNA, incluso en pacientes que no perdieron peso. También ayudó a evitar que la EHGNA en su etapa inicial se convirtiera en EHNA.

Los estudios demuestran que una combinación de ejercicio de fortalecimiento y cardiovascular es más eficaz. Proponte realizar dos o tres sesiones de ejercicio de fortalecimiento por semana y entre 150 y 300 minutos por semana de actividad aeróbica moderada a vigorosa, como caminar rápido, correr o nadar.

“El ejercicio cardiovascular es más eficaz en términos de reducir la grasa del hígado”, dice Rinella, y cita otras investigaciones que demuestran que los pacientes con la EHGNA que siguieron un régimen regular de ejercicio aeróbico —es decir, ejercicios cardiovasculares de intensidad moderada durante al menos 30 minutos cinco días a la semana, o ejercicios cardiovasculares vigorosos durante al menos 20 minutos tres días a la semana— experimentaron una reducción de la grasa hepática del 10 al 43%.

4. Evita el alcohol

Si sufres del hígado graso, debes olvidarte de todas esas pautas que has memorizado sobre el consumo moderado de alcohol.

Las investigaciones sugieren que no existe una cantidad inocua de alcohol para las personas que intentan revertir la EHGNA, ni siquiera la cantidad estándar de una bebida al día para las mujeres o dos bebidas al día para los hombres. Un estudio (en inglés) publicado en Gastroenterology determinó que el alcohol afecta significativamente la progresión de otras enfermedades hepáticas, incluida la EHNA.

“Estamos empezando a inclinarnos por la recomendación de que no hay una cantidad inocua de alcohol”, dice Rinella, coautora del estudio.

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