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Cómo hacer tu propia investigación sobre la salud

Consejos para intrépidos detectives de internet que buscan información confiable sobre la salud en sitios web, estudios y verificadores de síntomas.


spinner image Varias fotos de fondo, récord médico y unas manos sobre teclado haciendo una búsqueda
AARP / GETTY IMAGES

La cardióloga Barbara Roberts, de 78 años, fue voluntaria del Cuerpo Médico de Reserva de Rhode Island durante el momento culminante de la pandemia de COVID-19 y vacunó a varios centenares de personas. Por eso le inquietó enterarse el pasado mes de abril de que la esposa de su primo, que también tenía más de 70 años, estaba hospitalizada y conectada a un respirador artificial por haber contraído COVID-19.

“No me di cuenta de que no se había vacunado, pero su marido me dijo que habían investigado en internet y habían decidido no hacerlo”, recuerda Roberts. “Me quedé horrorizada porque en internet hay mucha información errónea sobre la salud. La gente suele creer cualquier cosa que confirme sus propios prejuicios, y en este caso, creyeron que sería peligroso vacunarse".

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Cuando la mujer falleció, “me sentí a la vez muy enfadada y muy triste”, señala Roberts. “Fue algo totalmente evitable”.

Los casos como el de Roberts son demasiado frecuentes en la actualidad, ya que cada vez somos más los que recurrimos a internet para investigar sobre nuestras propias enfermedades e inquietudes.

Según una encuesta del 2021, casi el 60% de la población del país acude a internet para buscar respuestas a sus preguntas médicas, y el 80% investiga en internet las recomendaciones que recibe después de una cita con el médico.

Si bien investigar por tu cuenta sobre la salud tiene muchos beneficios, también tiene su lado oscuro: “Algunas personas simplemente acaban creyendo todo lo que leen, o se vuelven tan cínicas con respecto a la información médica que circula por internet” que pueden llegar a desconfiar en general de la profesión médica, afirma Gary Schwitzer, periodista especializado en atención médica y fundador del antiguo sitio web Health News Review.

El problema podría ser aún peor después de la llegada de las herramientas de generación de texto guiadas por inteligencia artificial, llamadas chatbots o chats automatizados.

Cuando haces una pregunta a un chat automatizado, el programa extrae información de todo internet para crear una combinación de datos, noticias y opiniones, y recurre tanto a fuentes tradicionales como desconocidas. Los editores de internet utilizan estos robots para crear información, incluso en el sector de la salud.

Hemos consultado con algunos de los mejores epidemiólogos del país sobre los aspectos fundamentales para hacer tu propia investigación sobre la salud, desde el modo de encontrar los sitios más fiables hasta la forma de evaluar el mejor verificador de síntomas. Para ayudarte a buscar sin riesgo la información que necesitas, elegimos tres situaciones comunes que pueden ocurrirte en algún momento.

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Motivo de investigación número 1: Tu médico te acaba de dar un diagnóstico alarmante

Si te han dicho que podrías padecer un determinado trastorno de salud, tu primer impulso puede ser simplemente escribirlo en un motor de búsqueda. Quizá no sea la mejor idea, advierte la Dra. Alice Pomidor, profesora jubilada de Geriatría de la Universidad Estatal de Florida. “Tal vez te aparezca un anuncio [que parece oficial] u otra información que no es confiable”, explica. (Busca una etiqueta que diga “Sponsored” [patrocinado], que significa que una organización pagó mucho dinero para que figure entre los primeros resultados de las búsquedas relacionadas con ese tema).

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En vez de escribir tu diagnóstico en un motor de búsqueda, Pomidor recomienda visitar uno de los siguientes sitios y buscar allí la enfermedad que te han diagnosticado (algunos enlaces en inglés):

Cada uno de estos sitios incluye una página de información médica en la que puedes buscar temas de la A a la Z para encontrar tu inquietud particular.

Todo sitio web sobre salud que esté patrocinado por un organismo del Gobierno federal debe proporcionar la información más actualizada y fiable. Esos sitios terminan en .gov (también puedes visitar usa.gov para consultar una lista de sitios web del Gobierno federal).

Otras excelentes opciones son las facultades de medicina conocidas, cuyos sitios suelen terminar en .edu, así como las grandes organizaciones profesionales.

“Sin embargo, es importante no suponer automáticamente que porque un sitio web termine en .org es legítimo”, advierte el Dr. Robert Shmerling, redactor sénior de Harvard Health Publishing y miembro del cuerpo docente de Medicina. Si bien la terminación .org suele indicar que se trata de una organización sin fines de lucro, puede tratarse de un grupo de defensa de derechos que esté promoviendo intereses propios que no han sido investigados.

Motivo de investigación número 2: Ves una noticia asombrosa sobre salud o escuchas una opinión médica sorprendente

Si un titular sobre un descubrimiento médico parece demasiado bueno para ser verdad, normalmente es falso. Es un ciberanzuelo. La noticia se basa en un nuevo “estudio”, pero no hay enlaces que lleven al texto y la mención de un autor es mínima o inexistente. “Esa es una señal de alarma”, señala Jennifer Manganello, profesora de Política de Salud, Administración y Comportamiento en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Albany.

Si hay un enlace al estudio, busca esta información:

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¿Quién dirigió el estudio? Según Manganello, lo ideal es que los autores del estudio estén afiliados a una gran institución de investigación, como la facultad de Medicina de una universidad muy respetada. 

¿Se puede confiar en los datos científicos? Por lo general, la norma de referencia es un estudio controlado aleatorizado, en el que se compara a las personas que reciben un tratamiento específico con un grupo de control que no lo recibe. Los científicos también recurren a estudios observacionales, que son satisfactorios pero menos fiables. Por ejemplo, un estudio de este tipo puede descubrir que las personas que meditan con frecuencia tienen menos probabilidades de sufrir un ataque cardíaco. Sin embargo, los resultados se podrían deber a que en general llevan un estilo de vida más saludable.

¿Quién participó en el estudio y cuántos participantes tuvo? Los estudios bien hechos suelen incluir a cientos e incluso miles de participantes, indica Manganello. Fíjate en quiénes fueron y si sus casos coinciden con el tuyo.

¿Se ha sometido a revisión científica externa? Confía solo en los estudios publicados en revistas médicas. Por lo general, tienen criterios estrictos de inclusión de artículos. “Hace poco, me topé con un supuesto científico en Twitter”, nos cuenta Marney White, profesora de Ciencias Sociales y Conductuales de la Facultad de Salud Pública de Yale en New Haven, Connecticut. Esa persona publicó un “estudio” con una afirmación absurda, dice White. “Pronto descubrí que no trabajaba en su campo desde hacía muchos años y que citaba un artículo que no había sido publicado. No obstante, pude comprobar lo convincente que podía ser esta persona”.

Cuando leas un estudio, lo primero que debes hacer es leer el resumen. Esta breve introducción te puede ayudar a saber de qué trata el estudio y cuáles son sus principales conclusiones.

Motivo de investigación número 3: Algo curioso le pasa a tu organismo

Primero, trata de no autodiagnosticarte. En segundo lugar, un estudio del 2021 sugiere que las herramientas de decodificación de síntomas son precisas solo la mitad de las veces. Manganello recomienda que utilices únicamente los verificadores de síntomas que forman parte del sitio web de un hospital o centro médico. También puedes encontrar verificadores de síntomas en varios sitios de buena reputación que tienen fines de lucro. Desde luego, estos verificadores deben ser solo una fuente de información.

Si no puedes resistirte a buscar tus síntomas en internet, Pomidor recomienda tener en cuenta algunas cosas. No vayas directamente a las fuentes que aparecen entre los primeros resultados de tu búsqueda, ya que pueden ser anuncios pagados. Tampoco recurras a foros, sitios de reseñas ni redes sociales, ya que pueden ser alarmistas.

Empieza por el sitio web de un sistema u organización de salud conocido en todo el país, aunque de todos modos deberás acudir al médico para que examine esa extraña erupción. “Puedes sacar una foto con el teléfono y enviarla a su consultorio”, sugiere Pomidor, pero insiste en que envíes la información o la foto por medio del portal para pacientes de tu médico. Si la envías por correo electrónico o por otro medio, tu información médica o personal puede no estar protegida.

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