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6 formas de controlar la ERGE y el reflujo ácido

Estas enfermedades provocan varios síntomas desagradables, pero las estrategias dietéticas y los medicamentos pueden ayudar.


spinner image Una mujer, se lleva la mano al pecho en señal de queja mientra habla con su doctor
JIM CRAIGMYLE / GETTY IMAGES

Cualquiera que alguna vez haya tomado un antiácido después de una buena comida tailandesa o que se haya despertado bruscamente de un sueño reparador, respirando con dificultad, puede decirte esto: el reflujo ácido es un aguafiestas. ¿Aún menos divertido? Cuando se convierte en una enfermedad crónica, conocida como ERGE (enfermedad por reflujo gastroesofágico).

Las molestias se deben a que el contenido del estómago sube hacia el esófago, donde provoca síntomas como la acidez. Algunas personas también experimentan regurgitación, un sabor ácido o amargo en la boca o dolor en el pecho. "¿Has tomado alguna vez tragos en un bar?", dice el doctor Gulchin Ergun, un especialista en gastroenterología de Houston y profesor de Medicina de Trastornos Digestivos en el Houston Methodist Hospital. "Eso es lo que se siente: una incómoda sensación de ardor". Durante un episodio de reflujo ácido nocturno, es posible que te ahogues o tosas de forma incontrolada cuando ese ácido se abra paso hacia arriba. La dificultad para tragar o la sensación de tener un nudo en la garganta son también síntomas comunes.

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¿Por qué ocurre esto?

Todo el mundo necesita ácido en el estómago: ayuda a descomponer los alimentos para la digestión y mata las bacterias. "Es un mecanismo de defensa y es bastante fuerte", dice Ergun. "Normalmente, no compras cosas para limpiar la casa que sean tan fuertes como el ácido del estómago. Pero lo que tienes en el estómago no suele subir al pecho. Hay mecanismos que el cuerpo ha creado para ello".

En la parte inferior del esófago hay una banda muscular circular, llamada esfínter esofágico inferior, que lo separa del estómago. Por lo general, permanece cerrada, pero cuando comemos y tragamos, esta válvula se relaja para dejar pasar los alimentos y los líquidos al estómago, y luego se vuelve a cerrar. El reflujo ácido se produce al abrirse la válvula cuando no debe hacerlo, haciendo que el contenido del estómago —ya sea comida, ácido o jugos digestivos— fluya hacia atrás.

Es normal que esa válvula se abra de vez en cuando, permitiéndonos soltar un discreto (o fuerte) eructo. Sin embargo, el reflujo problemático puede causar acidez, en especial después de una comida o cuando te acuestas a dormir. La enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) es un reflujo ácido crónico que se vuelve problemático. Según el American College of Gastroenterology, se cree que hasta el 20% de los adultos en el país la padecen.

La edad puede ser un factor. Al igual que la piel se afloja con la edad, el grupo de músculos que constituye el esfínter esofágico inferior, así como las estructuras de soporte del estómago, pueden no estar lo bastante tensos, creando en última instancia un mayor margen para que los alimentos digeridos graviten hacia arriba. Producir menos saliva —que ayuda a neutralizar el ácido en el esófago a medida que baja— a partir de cierta edad también puede influir, dice Ergun.

Los síntomas graves pueden causar daños

Ignorar los síntomas persistentes de la ERGE puede dañar el esófago, ya que el reflujo constante de ácido irrita el revestimiento y puede provocar la formación de tejido cicatricial con el tiempo. "Esa cicatriz a veces es útil, porque aprieta la zona para que el material no suba tan fácilmente, pero es a costa de que el esófago no funcione bien, y se limita la comida que baja", dice Ergun. Un esófago normal tiene 20 milímetros de diámetro, dice Ergun, y cuando se reduce a la mitad de su diámetro normal, las personas empiezan a notar que la comida —algo como el pan o la carne— se atasca.

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La ERGE también puede afectar al tejido que recubre la parte inferior del esófago. "En lugar de que las células del esófago coincidan con las del estómago, cambian, un trastorno conocido como esófago de Barrett", dice el Dr. Nipaporn Pichetshote, un especialista en gastroenterología de Los Ángeles afiliado al Cedars-Sinai Medical Center. "Eso es preocupante porque existe el riesgo de que progrese a cáncer de esófago". Aunque dice que la probabilidad de que esto ocurra es bastante baja, se convierte en algo a vigilar en personas que "tienen la enfermedad del reflujo durante 10 años".

Otra preocupación: el reflujo ácido y los problemas cardíacos pueden confundirse a veces. "Las personas dirán: 'Oh, tengo indigestión' y pensarán que se trata del esófago, cuando podría ser el corazón, o viceversa", dice Ergun. Si tienes dolor en el pecho, consúltalo con tu médico para asegurarte de que no se trata de algo distinto al reflujo ácido.

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También querrás ir al médico si experimentas síntomas graves de ERGE o si tienes que tomar antiácidos más de dos veces por semana. Si los síntomas son cada vez más molestos, o no se controlan con cambios en el estilo de vida o la medicación, o si tienes síntomas alarmantes, como dificultad para tragar, deberemos investigar más a fondo para asegurarnos de que no haya otros cambios en el esófago que puedan causar problemas en el futuro", dice la Dra. Neena Mohan, profesora adjunta de Medicina Clínica en Gastroenterología en la Facultad de Medicina Lewis Katz de Temple University. Los pacientes pueden requerir una evaluación adicional mediante una endoscopía, durante la cual se desliza un tubo fino equipado con una cámara por la garganta para examinar el esófago en busca de cambios.

Cómo acabar con el ardor

"Los cambios en el estilo de vida pueden ser muy eficaces para quienes padecen reflujo ácido de leve a moderado", dice Pichetshote. Empieza con los siguientes ajustes y comprueba si te ayudan. 

Ten cuidado con lo que comes. Para saber qué es lo que desencadena el reflujo ácido, Mohan recomienda llevar un diario de comidas en el que se incluya lo que se come y los síntomas que aparecen después. Puedes notar que, en particular, los alimentos fritos y grasos causan problemas. "Hay componentes químicos en estos alimentos que pueden afectar a los receptores del músculo del esfínter inferior, haciendo que se relaje", dice Mohan. Además, como los alimentos con mayor contenido en grasa tardan más en digerirse, pueden permanecer más tiempo en el estómago. Y cuanto más tiempo permanezca esa comida ahí, más probabilidades hay de que vuelva a fluir de regreso hacia el esófago.

¿Otro posible desencadenante? Las bebidas carbonatadas, que pueden causar reflujo ácido al expandir nuestro estómago, dice Pichetshote: "Cuando distendemos el estómago, se puede provocar una relajación o disminución de la presión esofágica inferior".

Otros alimentos son irritantes directos, como los cítricos. El alcohol tiene un pH bajo, irrita el esófago y estimula la producción de ácido. El café puede ser ácido, dependiendo qué tan fuerte se prepara. "Si bebes algo y te arde al bajar, es un buen indicio de que te molestará si tomas demasiado", dice Ergun. También se ha demostrado que las personas tardan más tiempo en consumir alimentos ácidos. "Dan bocados más pequeños, por lo que el ácido está en el esófago mucho más tiempo que algo que es más neutro, como un trozo de pan", dice Pichetshote.

(Video en inglés)

Encuentra tu punto óptimo. Nunca es una buena idea comer en exceso, pero un estómago vacío también puede causar problemas. Si pasas más de tres o cuatro horas sin comer, la acidez estomacal se acumula. Come comidas pequeñas —y bebe agua— a lo largo del día.

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No comas antes de acostarte. El reflejo ácido nocturno es una preocupación real. "Normalmente, alguien que está sentado en posición vertical traga saliva y neutraliza ese ácido", dice Ergun. "Pero si estás durmiendo, podrías estar apoyado sobre tu esófago durante bastante tiempo". Espera al menos dos o tres horas después de comer antes de acostarte. Y vigila cómo duermes. "El líquido y el gas quieren ir por el camino de menor resistencia", dice Pichetshote. "Si estás tumbado, puede subir fácilmente hacia la cabeza. Si duermes en una posición un poco más erguida, tiene que luchar contra la gravedad".

Compra una almohada con forma de cuña o coloca un trozo de espuma con esa forma debajo de tu colchón para elevar la cabeza entre 15 y 20 centímetros. Algunas investigaciones sugieren que acostarse sobre el lado izquierdo puede reducir el reflujo ácido. "Hay una bolsa en nuestro estómago que tiene un poco más de ácido que el resto del estómago", dice Pichetshote. "Cuando dormimos sobre el lado derecho, la bolsa se acerca más al esófago y eso puede provocar más reflujo".

Adelgaza algunas libras. La obesidad o el exceso de comida también pueden aumentar las posibilidades de padecer ERGE al incrementar la presión intragástrica (del estómago). "Si tuvieras un bebé y le dieras de comer, no le aplastarías el estómago porque la comida volvería a subir", dice Ergun. "Bueno, pues tener 30 libras más de grasa en el abdomen, que es donde la mayoría de las personas acumulan el peso extra, es lo mismo que aplastar la barriga. Es más fácil que el contenido del estómago suba al pecho". Incluso bajar el peso un 10% puede provocar una reducción significativa de los síntomas, señala Pichetshote.

Ve al gimnasio. Ser activo también puede ayudar con el reflujo. "Los músculos que rodean la parte inferior del esófago pueden fortalecerse de verdad cuando se hace ejercicio, haciendo que la zona esté más tensa", dice Pichetshote. "Cuando tienes ácido en el estómago, hay más de una barrera para que no suba al esófago".

No tomes los medicamentos sin agua. Algunos medicamentos —entre ellos, la aspirina y el ibuprofeno, los bifosfonatos para prevenir la pérdida de masa ósea y algunos antibióticos— pueden empeorar la acidez relacionada con el reflujo. Además, si se descomponen antes de llegar al estómago, pueden irritar el revestimiento del esófago.

Medicamentos con receta para el reflujo y cuándo considerar una cirugía

Si los cambios en el estilo de vida no funcionan, puedes considerar la posibilidad de tomar medicamentos. Los antiácidos de venta libre neutralizan el ácido del estómago y ofrecen un alivio rápido. En el siguiente nivel de tratamiento, para el reflujo ácido de moderado a grave, están los bloqueadores de los receptores H2 (Tagamet y Pepcid), que reducen la producción de ácido en el estómago. "Los bloqueadores H2 no evitan por completo la producción de ácido, pero la afectan lo suficiente como para que las personas sientan que mejoran y funcionan con bastante rapidez", dice Ergun.

La siguiente opción: los inhibidores de la bomba de protones (Prevacid y Prilosec). Más potentes que los bloqueadores de los receptores H2, impiden la secreción de ácido estomacal y dan tiempo a la curación del tejido esofágico dañado. Estos medicamentos son útiles cuando se tiene esofagitis o esófago de Barrett. Y, a diferencia de los bloqueadores H2, no es necesario tomarlos dos o tres veces al día. Hay muchos de venta libre, pero un médico puede recetarlos en dosis más altas.

La buena noticia es que la ERGE suele poder controlarse con medicamentos. Pero si el problema es persistente, el médico puede sugerir que se recurra a un procedimiento médico o a una intervención quirúrgica para controlar la situación. La funduplicatura laparoscópica es uno de estos tratamientos. Durante este procedimiento mínimamente invasivo, un cirujano envuelve la parte superior del estómago alrededor del esfínter esofágico inferior para tensar el músculo y evitar el reflujo. "Los dos componentes principales del reflujo gástrico son la acidez y la regurgitación", dice Ergun. "Cuando se tiene acidez, si se bloquea el ácido, la acidez disminuye. Impides que lo que suba sea tan nocivo como era normalmente. Pero aunque las píldoras se ocupen del ácido, no harán nada en relación con la barrera del reflujo, por lo que las personas dirán: 'El ardor de estómago ha desaparecido, pero sigo teniendo regurgitación'. Eso demuestra que hay un problema mecánico, como una hernia de hiato, y es entonces cuando la cirugía marca la mayor diferencia".

Alimentos que ayudan a eliminar el reflujo ácido

Barbara Stepko tiene una larga trayectoria como escritora de salud y estilo de vida, y ha sido editora de Women’s Health e InStyle. Su trabajo ha aparecido en The Wall Street Journal, Parade y otras revistas nacionales.

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