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Razones por las que la vacuna contra la gripe es más importante que nunca este año

Los expertos esperan que la vacuna reduzca las enfermedades graves y los atrasos en las pruebas de detección, entre otras cosas.

Un médico le toma la temperatura a un paciente

GETTY IMAGES

In English | Ahora que el verano está a punto de terminar, los expertos en salud han intensificado sus recomendaciones para que todos en el país se vacunen contra la influenza o gripe. Eso aliviaría el impacto de tener dos enfermedades respiratorias en circulación al mismo tiempo, un evento que algunos llaman una “doble pandemia”.

Según el Dr. Costi Sifri, profesor de Medicina y director de Epidemiología Hospitalaria en University of Virginia, “no se sabe aún” cómo serán el otoño y el invierno, con la gripe en pleno apogeo mientras la población de Estados Unidos todavía enfrenta la COVID-19. Cuando comenzó el brote epidémico del coronavirus en el país, la temporada de gripe del año pasado se estaba terminando. “Por eso, no vimos cómo estos dos o varios virus pueden interactuar entre sí”, dice.

Por un lado, es posible que las intervenciones de salud pública para desacelerar la propagación del coronavirus (mascarillas, distanciamiento físico y cancelación de reuniones grandes) logren que la temporada de gripe de este año sea relativamente leve, pues al parecer la manera en que se propagan ambos virus es similar.


Para información actualizada sobre la COVID-19 visita aarp.org/ElCoronavirus


Países del hemisferio sur, incluso Australia y Nueva Zelanda, han informado que en lo que va del año los niveles de actividad gripal han sido menores. Sin embargo, los expertos advierten que eso no significa que aquí sucederá lo mismo. “Esos países han tenido un éxito considerable con el distanciamiento social”, lo que probablemente ayudó a debilitar la actividad de la influenza, afirma Sifri. “No estoy seguro de que aquí tendremos la misma experiencia”.

Una forma de mejorar las probabilidades es la vacuna contra la gripe. Si bien la vacuna antigripal no prevendrá una infección causada por el coronavirus, los expertos enfatizan que puede ayudar a evitar un invierno posiblemente desastroso.

1. La vacuna contra la gripe reduce la gravedad de la enfermedad

Debido a que estas dos enfermedades, gripe y COVID-19, son causadas por un virus distinto, los expertos dicen que una persona puede contagiarse de ambas al mismo tiempo o de manera consecutiva, una después de la otra. Todavía se están estudiando los efectos de una infección concurrente, pero según los informes iniciales, pueden ser peligrosos.

Enfermarse gravemente solo de gripe o de COVID-19 puede causar una lesión pulmonar potencialmente mortal conocida como síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), en la que se filtra líquido a los pulmones y se vuelve difícil respirar. Es probable que una infección concurrente de gripe y COVID-19 signifique que “la intensidad de la insuficiencia respiratoria sea peor”, dice el Dr. Michael Matthay, profesor de Medicina de University of California, San Francisco, y especialista en el tratamiento de pacientes con SDRA. “O el hecho de tener dos enfermedades seguidas que afecten los pulmones empeoraría mucho la insuficiencia respiratoria”.

Allí es donde la vacuna contra la gripe puede marcar una diferencia. Incluso si no puede prevenir la gripe (según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades [CDC], su eficacia es entre un 40 y un 60%), la vacuna disminuye la gravedad de la enfermedad. Esto significa que “por lo general” protege a los pacientes con gripe de la insuficiencia respiratoria grave, afirma Matthay.

“Tenemos una herramienta contra la gripe que en estos momentos no existe para la COVID-19”, dice Sifri de UVA. Se refiere a la capacidad de la vacuna contra la gripe de reducir la gravedad de una infección concurrente. “Brinda beneficios que van más allá de solo prevenir la gripe”.

2. Evitar que el sistema de cuidado de la salud tenga demasiados pacientes

Es importante tener en cuenta que para muchas personas, la gripe es peor que un resfriado fuerte durante el invierno. Según los CDC, durante la temporada del 2018 al 2019 la gripe causó unas 490,600 hospitalizaciones y 34,200 muertes. En años anteriores, las cifras han sido mayores. Por ejemplo, durante la temporada del 2017 al 2018, 810,000 personas fueron hospitalizadas debido a la gripe y 61,000 fallecieron.

“Podemos imaginarnos que sería una carga adicional para hospitales que ya están presionados debido a la COVID-19 y cuya situación podría empeorar durante los meses de otoño e invierno, cuando hay escasez de camas en los hospitales”, así como de personal y equipo de atención médica, dice Sifri.

Según el Dr. Robert Redfield, director de los CDC, se ha demostrado que ambas enfermedades “pueden ejercer presión sobre nuestro sistema de salud”. Desde principios de marzo, casi 370,000 personas en este país fueron hospitalizadas por infecciones causadas por el coronavirus, según datos de COVID Tracking Project. Por eso Redfield recomienda “más que nunca” que la gente se vacune contra la gripe este otoño, “para que quizás no contraigan gripe, y si sucede, no tengan que ingresar al hospital. Y si los hospitalizan, que no tengan que estar en una unidad de cuidados intensivos ni conectados a un respirador artificial”.

Los adultos mayores y las personas con problemas de salud subyacentes corren mayor riesgo de que los hospitalicen debido a la gripe y la COVID-19. Para las personas de 65 años o más, se recomienda una vacuna de dosis alta con cuatro veces la cantidad de antígenos y que brinda mayor protección contra la gripe.

“Cada una de las personas del país puede tener un verdadero impacto para asegurar que tengamos la capacidad médica necesaria para quienes deban ser hospitalizados”, agrega Redfield.

3. La temporada de gripe podría empeorar las demoras en las pruebas

Si hay un gran número de casos de gripe, eso podría contribuir a las demoras en las pruebas de detección del coronavirus. La gripe y la COVID-19 presentan algunos síntomas similares. Por eso, “casi todos quienes parecen tener gripe tendrán, por definición, una enfermedad similar a la COVID-19”, dice Sifri. Además, no se les podrá hacer un diagnóstico sin una prueba. (Diferenciar entre ambas enfermedades es importante por muchos motivos, entre ellos el tratamiento. Existen medicamentos antivíricos para tratar la gripe; en cuanto a la COVID-19, se ha autorizado el uso de emergencia de algunos tratamientos, pero hasta ahora ningún medicamento ha sido aprobado oficialmente por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU.).

Durante el verano, el tiempo de espera de los resultados fue más prolongado de lo recomendado debido a un retraso a nivel nacional en las pruebas del coronavirus. A los expertos les preocupa que esto podría suceder de nuevo si hay millones de pacientes con gripe. “Ahora, el país tiene limitaciones muy conocidas en la capacidad de realizar pruebas. Si hay una temporada de influenza muy mala, eso empeorará el problema”, afirma Sifri.

Según Redfield, “armas poderosas” como las mascarillas, el distanciamiento físico y la vacuna contra la gripe pueden ayudar a aliviar la presión sobre el sistema de pruebas. Los CDC también están creando una prueba única que puede diferenciar entre gripe y COVID-19, y la están distribuyendo a departamentos de salud en todo el país. Las pruebas rápidas de detección de coronavirus que ayudan a los médicos a determinar con rapidez si un paciente tiene COVID-19 también ganan terreno.

El director de los CDC pide que los adultos mayores den el ejemplo

Más del 45% de los adultos en EE.UU. se vacunaron contra la gripe durante la temporada del 2018 al 2019. A Redfield, de los CDC, le gustaría que esa cifra se acerque más a un 65%. Dice que los adultos mayores desempeñan un papel importante en asegurar que los más jóvenes —sus hijos y nietos— se vacunen. Con ciertas excepciones, se recomienda la vacunación contra la gripe a partir de los seis meses de edad.

“Necesitamos que los abuelos del país ayuden a enfatizarles a sus hijos los importantes adelantos médicos en la vacunación”, dice Redfield. Agrega que Estados Unidos aumentó la producción de la vacuna contra la gripe a aproximadamente 190 millones de dosis teniendo en cuenta que más personas querrán protegerse este año. Por lo general, los CDC compran unas 500,000 dosis para los adultos sin seguro; este año, pidieron 9.3 millones de dosis.

“Unos cambios pequeños en la aceptación de esta vacuna pueden lograr una gran diferencia en la carga médica que enfrentamos”, señala Redfield.

¿Dónde es el mejor lugar para vacunarte contra la gripe? Este año, los consultorios de los médicos, las farmacias, los supermercados y los departamentos de salud ofrecerán esta vacuna. Quienes generalmente la reciben en el trabajo tal vez tengan que buscar otro lugar donde vacunarse. VaccineFinder.org (en inglés) puede ayudarte a encontrar un lugar seguro y práctico. Acuérdate de seguir las precauciones debidas al aventurarte a estar en lugares públicos. Los CDC advierten: usa una mascarilla, lávate a menudo las manos y evita el contacto cercano con los demás.