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¿Las hormonas son la causa de tu aumento de peso?

Lo último sobre cómo el desequilibrio de hormonas como la testosterona y el estrógeno puede o no ser responsable por esas libras de más.


spinner image Una mujer se abrocha un pantalón que le queda ajustado
GETTY IMAGES

| Si eres como la mayoría de las personas mayores de 50 años, tu cintura es ahora seis centímetros más ancha que cuando tenías 20 o 30 años, y los números en tu báscula también reflejan este cambio. Todos podemos enumerar los motivos: la predisposición genética, las porciones gigantes, una vida demasiado sedentaria con falta de movimiento. Pero circula otra teoría entre los expertos dedicados a la pérdida de peso: el desequilibrio hormonal. Y “equilibrar” esas hormonas es la promesa que hacen libros como The Hormone Fix, programas de dietas como BeBalanced Hormone Weight Loss Centers e innumerables suplementos dietéticos como Female Balance o DIM, un complejo dirigido a los hombres que asegura ser un “protector de la testosterona”.

Para determinar si las hormonas están conspirando con tus células de grasa, primero conviene repasar algunos conceptos básicos sobre las hormonas. Estos mensajeros químicos producidos por nuestro cuerpo tienen una amplia gama de efectos: controlan el crecimiento, desarrollan los órganos sexuales, regulan los niveles de azúcar en la sangre y, sí, también influyen en el peso corporal, la grasa corporal y la masa muscular.

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Los niveles de determinadas hormonas varían con la edad y pueden ocasionalmente causar aumento de peso, dice el Dr. Kenneth Burman, director de Endocrinología en MedStar Washington Hospital Center y profesor de Medicina en Georgetown University, ambos en Washington D.C. (la endocrinología es la especialidad médica que trata las enfermedades relacionadas con las hormonas). Pero, él explica, “en el caso de la gran mayoría de las personas con sobrepeso u obesidad, las hormonas no son la principal causa”.

Según Burman y otros endocrinólogos destacados, esta es la lista completa de hormonas que pueden o no afectar tu grasa corporal a medida que envejeces.

Hormonas tiroideas

Qué hacen: la tiroides, una glándula que se encuentra en la parte delantera del cuello, libera hormonas que tienen una amplia gama de efectos, como estimular el crecimiento fetal, regular la frecuencia cardíaca o la temperatura corporal, o determinar la tasa metabólica (el ritmo al que quemas calorías).

Conexión con el peso corporal:

  • Si sufres hipertiroidismo, como el 1.2% de las personas en el país, esto significa que la glándula es hiperactiva y produce demasiada hormona, lo cual acelera el metabolismo y puede causar una pérdida dramática de peso. Aunque esto te puede parecer estupendo, esta enfermedad puede dañar tu corazón, tus huesos y tus ojos.

  • Casi el 5% de los adultos mayores (la tasa es más alta en las personas de más de 60 años) sufren de hipotiroidismo, con una glándula hipoactiva que produce insuficiente cantidad de la hormona, lo cual a su vez reduce la tasa metabólica.

Receta de hormona: si tienes uno de estos dos trastornos (se mide con un análisis de sangre para determinar los niveles de las hormonas tiroideas y de la hormona estimulante de la tiroides, la TSH) y tu médico recomienda que tomes un medicamento recetado, esto es lo que puedes esperar: “seguramente recuperarás tu peso normal si tenías hipertiroidismo, y si padecías hipotiroidismo seguramente perderás unas cuantas libras. Pero los medicamentos no te ayudarán a deshacerte de un gran exceso de peso, ya que seguramente este no es un motivo importante de tu aumento de peso”, explica Burman.

Estrógeno

Qué hace: es una de las hormonas sexuales femeninas más importantes, responsable del inicio de la pubertad en las niñas y de regular la fertilidad. El estrógeno también ayuda a proteger el sistema cardiovascular y los huesos, e influye en el estado de ánimo.

Conexión con el peso corporal: el estrógeno puede afectar tu figura, haciendo que acumules grasa en tus caderas y muslos. “Por este motivo, cuando los niveles de estrógeno caen precipitadamente durante la menopausia, las mujeres suelen acumular grasa visceral en la parte profunda del abdomen. Pero no está claro si la menopausia por sí sola causa un aumento de peso en general”, dice Burman.

Receta de hormona: debido a que la menopausia es una etapa natural de la vida y no una enfermedad, normalmente no hay necesidad de recibir terapia de reemplazo hormonal a menos que los síntomas —como sofocos e insomnio— afecten de manera negativa tu calidad de vida. “Pero este es un momento en el que hay que prestar especial atención a la nutrición, al consumo de calorías y al ejercicio para mantener la grasa visceral bajo control. El exceso de este tipo de grasa aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2 y otros trastornos”, indica Burman.

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Testosterona

Lo que hace: es la principal hormona sexual masculina (determina el inicio de la pubertad y la fertilidad e influye en la composición corporal y la libido), también afecta el estado de ánimo, la salud cardiovascular y más.

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Conexión con el peso corporal: la testosterona estimula el desarrollo muscular y mantiene bajo control la grasa corporal. Los niveles de esta hormona empiezan a descender de manera natural al alcanzar la veintena y la treintena a un ritmo de alrededor del 5 o 10% cada década. ¿Este descenso causa un aumento en la grasa corporal? “Tal vez un poco, pero los resultados de las investigaciones no son definitivos. Sin embargo, los hombres que sufren de hipogonadismo, el cual se diagnostica al detectar un nivel de testosterona bajo con síntomas como falta de deseo sexual, depresión o signos como anemia u osteoporosis, tienden a tener un porcentaje muscular más bajo y un porcentaje de grasa más alto, especialmente de grasa visceral”, indica el Dr. Joshua Thaler, profesor adjunto de Medicina en la División de Metabolismo, Endocrinología y Nutrición de University of Washington.

Receta de hormona: si tus niveles de testosterona son normales, no te recetarán ninguna. “Recibir una mayor cantidad de hormona seguramente no cambiará tu composición corporal y puede tener efectos secundarios dañinos, como agrandamiento de la próstata y empeoramiento del colesterol”, explica Thaler. Pero si recibes un diagnóstico de hipogonadismo, debes consultar a tu médico sobre los posibles beneficios de un tratamiento a base de testosterona. “Puede que te haga perder algunas libras, especialmente en el abdomen, pero no esperes que el tratamiento elimine completamente el sobrepeso o la obesidad”, dice Thaler.

Leptina

En qué consiste: la palabra leptina proviene del griego y significa “delgado”, ya que los niveles crecientes de esta hormona transmiten al cuerpo la señal de eliminar grasa corporal. La leptina también ayuda a regular el azúcar en la sangre, la presión sanguínea, la fertilidad y más.

Conexión con el peso corporal: producida por las células de grasa, la leptina funciona como un sistema de exploración, avisa al cerebro sobre el aumento y la pérdida de grasa corporal. A medida que acumulas grasa, los niveles de leptina aumentan, lo que causa pérdida de apetito al mismo tiempo que aumenta la tasa metabólica, y esto ayuda a frenar el aumento de peso. “Pero por razones poco claras, en las personas obesas este sistema de señales deja de funcionar. Estas personas tienen altos niveles de leptina que no logran suprimir el apetito”, explica Thaler.

Lo contrario ocurre cuando pierdes grasa corporal: los niveles de leptina descienden. “Esto envía una señal de hambre extrema al cerebro, lo que causa una desaceleración de la tasa metabólica y aumento del apetito. Esto era útil durante tiempos de hambruna, pero no es nada útil para personas que intentan mantener la pérdida de peso”, dice.

Receta de hormona: en 1999, cuando una niña de 9 años —que pesaba 208 libras y tenía un apetito voraz causado por una falta de leptina— recibió inyecciones de la hormona, el resultado fue espectacular. Su apetito se normalizó y empezó a perder peso. “El estudio causó gran sensación, pero resulta que la deficiencia de leptina es extremadamente inusual. Y las inyecciones de leptina no ayudan al resto de la población que sufre de obesidad”, dice Thaler. En resumidas cuentas: no existen terapias a base de leptina que funcionen para la obesidad, al menos no por ahora.

Ghrelina

En qué consiste: conocida como la “hormona del hambre” la ghrelina es producida por el estómago cuando no has comido durante algún tiempo; se desplaza hasta el cerebro donde despierta el apetito. También ayuda a estimular el tubo digestivo e influye en el sistema cardiovascular, el sistema inmunitario y la salud mental.

Conexión con el peso corporal: del mismo modo en que al perder peso los niveles de leptina bajan, la pérdida de peso hace que los niveles de ghrelina aumenten, lo cual dificulta la pérdida de peso.

Receta de hormona: ninguna. “Pensarías que bloquear la ghrelina inhibiría el apetito y estimularía la pérdida de peso, pero los medicamento que bloquean la ghrelina han tenido resultados mixtos en estudios en animales, aunque las investigaciones siguen en curso”, dice Thaler.

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Insulina

En qué consiste: liberada por el páncreas en respuesta al aumento del azúcar en la sangre (glucosa) después de las comidas, esta hormona ayuda a transportar el exceso de glucosa a los músculos y a las células de grasa. En los músculos, la glucosa se quema como combustible o se almacena en forma de glicógeno. En las células de grasa, puede quemarse o convertirse en grasa.

Conexión con el peso corporal: la dieta de Atkins, la dieta cetogénica y todas las demás dietas bajas en carbohidratos se basan en la premisa de que consumir carbohidratos eleva los niveles de insulina, lo cual indica al cuerpo que debe almacenar grasa. La teoría es que si eliminas los carbohidratos, quemarás más grasa corporal. “El problema es que las investigaciones no apoyan esta teoría. De hecho, un estudio de los Institutos Nacionales de la Salud que comparan un consumo moderado de carbohidratos (50% de calorías obtenida de los carbohidratos) con una dieta muy baja en carbohidratos (5%) y alta en grasas, reveló que después de dos semanas, los participantes en el plan con un consumo moderado de carbohidratos perdieron más grasa corporal”, dice el Dr. John Merendino Jr., profesor adjunto en la Facultad de Medicina de George Washington University en Washington D.C.

Pero la insulina puede ser un problema si tienes demasiada —sí, lo adivinaste— grasa visceral. “Esta grasa puede liberar compuestos inflamatorios que reducen la respuesta del cuerpo a la insulina. A su vez, la resistencia a la insulina parece promover el almacenamiento de grasa, lo que crea un círculo vicioso”, explica Merendino.

Receta de hormona: para averiguar si es posible que tengas un problema con la insulina:

  • Mide la parte más ancha de tu abdomen, que por lo general se encuentra a la altura del ombligo. Más de 40 pulgadas en los hombres y 35 pulgadas en las mujeres no embarazadas (35.4/31.5 pulgadas en hombres/mujeres de Asia) podría ser una indicación de demasiada grasa visceral.

  • Hazte un análisis de sangre de glucosa en ayunas (azúcar) y una prueba de A1C, una medida de los niveles de azúcar promedio en la sangre durante los últimos meses. Como te explicará tu médico, el nivel normal de azúcar en ayunas es de menos de 100 mg/dl (miligramos por decilitro), mientras que el rango de prediabetes es entre 101 y 125 mg/dl; y para la diabetes es de más de 125 mg/dl. Un resultado de A1C de menos del 5.7 o 6.0% (dependiendo del laboratorio) es normal; un resultado del 6.5% o más alto, indica diabetes. “Estrictamente hablando, la prueba A1C no puede diagnosticar la prediabetes, pero casi todos nosotros consideramos un nivel de A1C entre un 5.7 y un 6.4 como un indicador de prediabetes”, explica Merendino.

Si alguno de estos resultados es demasiado alto, tu médico seguramente sugerirá que intentes bajar de peso con una dieta nutritiva sensata y que aumentes tu actividad física. “Asegúrate de consumir por lo menos cinco porciones de frutas y vegetales cada día, lo cual puede ayudar a reducir la inflamación causada por el aumento en la grasa visceral”, aconseja Merendino. “Las investigaciones muestran claramente —y es algo que observo todo el tiempo en mis pacientes— que la dieta y el ejercicio pueden revertir la prediabetes, y a veces incluso la diabetes tipo 2”.

Si esto no funciona, varios medicamentos a menudo utilizados para tratar la diabetes con frecuencia ayudan a perder peso, en particular los inhibidores del SGLT-2 (como Invokana, Jardiance y Farxiga) y análogos de GLP-1 (por ejemplo, Victoza, Trulicity y Ozempic). “Estos medicamentos también reducen el riesgo de enfermedades cardíacas”, dice Merendino.

Cortisol

En qué consiste: denominada la “hormona del estrés” porque sus niveles aumentan con el estrés, también apoya al sistema inmunitario y brinda otros beneficios.

Conexión con el peso corporal: en términos generales, las personas obesas suelen tener niveles más altos de cortisol que otras personas. Esta hormona también se asocia a una cintura más ancha. Por otro lado, los niveles de cortisol suelen ser más elevados en personas que sufren estrés crónico, el tipo de estrés que dura semanas y meses. “Puede ser tentador deducir que el estrés crónico eleva los niveles de cortisol, lo cual hace que se acumule la grasa visceral. Aunque existe alguna evidencia que apoya esta teoría, los resultados de las investigaciones todavía no son muy claros. Puede ser que el estrés simplemente haga que comas en exceso”, explica Merendino.

Receta de hormona: “Los investigadores están estudiando medicamentos que pueden ser beneficiosos para tratar los niveles de cortisol altos provocados por el estrés que son responsables de la obesidad, pero en la actualidad no existe ningún fármaco en el mercado que esté aprobado para este uso”, dice Merendino. Pero, por ahora, si piensas que sufres estrés crónico, busca técnicas para controlar el estrés como el ejercicio, la meditación o actividades con familiares y amigos.

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