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¿Cuán buena es la calidad de vida de los estadounidenses mayores?

Llegan a la adultez más enfermos y pobres que en otros países del Primer Mundo, según nuevo estudio.

Hombre sentado vestido con una bata de hospital

Science Photo Library/Getty Images

Cuando he viajado por distintos países, siempre me detengo a observar la situación general de sus habitantes mayores. La calidad de vida al envejecer en algunos países de Asia, América Latina, Europa o el Medio Oriente no es la misma, claro está. Sería lógico pensar que esta va a depender de la riqueza del país donde se vive. Pero, ¿se envejece igual en todos los países ricos? Para ser más específico, ¿cómo influyen las características del sistema de salud sobre el envejecimiento de un estadounidense, comparado con australiano, por ejemplo? Pues, un reciente estudio contesta esas preguntas.

The Commonwealth Fund, organización dedicada a fomentar la investigación sobre la calidad de los servicios de salud y su impacto en la calidad de vida de sus usuarios en Estados Unidos, acaba de publicar un estudio de alcance internacional sobre el envejecimiento en los países ricos. Para esto, estudió la calidad de vida de personas mayores durante el año 2017 en 10 países de altos ingresos y la comparó con la de EE.UU. Los países estudiados fueron Australia, Canadá, Francia, Alemania, Holanda, Nueva Zelanda, Noruega, Suecia, Suiza y el Reino Unido. Los resultados no dejan bien parada a la primera potencia mundial, pues se concluyó que los estadounidenses mayores tienen la peor calidad en términos de salud y que, a pesar del programa Medicare, se enfrentan a mayores barreras financieras que los envejecientes de otros países ricos.

Uno de los indicadores más usados en referencia a la calidad de vida de un envejeciente es averiguar cuantas enfermedades crónicas sufre. En el estudio se comprueba que el 36% de los estadounidenses mayores de 65 años tiene tres o más condiciones crónicas, siendo Nueva Zelanda, con 13%, el país con menos incidencia de esas condiciones.

La solvencia económica es otro rubro para medir el bienestar del adulto mayor. Los parámetros que la definen son: dificultades para comprar alimentos saludables, pagar la renta, pagar el teléfono, la electricidad o los gastos médicos. En EE.UU., 25% de las personas mayores dijeron que “siempre” o “por lo general” están preocupados por tener suficiente dinero, comparado con menos del 10% en los demás países ricos. En Suecia y en Noruega ese porcentaje está representado por solo el 4 y 3% respectivamente.

El acceso a un sistema de salud universal o acceso sin restricciones a doctores y hospitales es otro de los indicadores de bienestar en los años dorados. En ese sentido, podría pensarse que, dado que Medicare brinda acceso obligatorio a los estadounidenses de 65 años en adelante, estas personas disfrutan de un sistema de calidad que les asegura el cuidado de su salud. Lamentablemente eso no es así. El estudio revela que por los altos costos que tienen los pagos de bolsillo, el 23% de los estadounidenses inscritos en Medicare no ha visitado durante el último año a un médico, no ha podido comprar medicinas, se ha salteado las dosis recomendadas de su medicina y no ha podido hacerse los análisis o radiografías recomendadas por su doctor. En contraste, solo 5% de los adultos mayores en Suecia, Noruega, Francia o el Reino Unido tuvieron esos problemas.

El estudio toma en cuenta además las discapacidades severas provocadas por enfermedades crónicas que evitan que la persona pueda valerse por sí misma. Se estima que las personas mayores, catalogadas en el estudio como de “alta necesidad”, representan un 43% en Estados Unidos, en contraste con un 24% en Nueva Zelanda, Suiza y Noruega. Asimismo, el 31% de estas personas en el país tienen severos problemas económicos, comparados con solo 2% en Suecia.

Por último, y dada su importancia en la calidad de vida, los expertos tomaron en cuenta la salud mental de los adultos que participaron en el estudio. Resultó que en todos los países, pocos de los ancianos hablaban de depresión, estrés o ansiedad con sus doctores.

En conclusión, estos datos nos demuestran que una gran cantidad de adultos en EE.UU., no solamente llegan muy enfermos, sino que llegan muy pobres a sus años mayores. Sin duda, esmerarse por iniciar y mantener un estilo de vida saludable es un primer paso para llegar con menos enfermedades crónicas a nuestros años dorados. También es importante cultivar relaciones con familiares y amigos para desarrollar el colchón social que nos permita afrontar nuestros años mayores con soporte social. Del mismo modo, es importante discutir desde temprano con los médicos nuestros problemas de salud mental.